jueves, 29 de octubre de 2009

Científicos Ilustres: Othniel Charles Marsh

Hoy se cumplen 178 años del nacimiento de uno de los paleontólogos más conocidos de la historia. Y es bien conocido no sin motivo. Después de todo, él fue el responsable de los mayores descubrimientos paleontológicos de todo el siglo XIX. Unos descubrimientos que durante buena parte del siglo XX constituyeron la piedra angular sobre la que se cimentó la divulgación científica sobre Paleontología. Buena parte de los dinosaurios y mamíferos extintos que yo conocí de niño fueron descritos por:

Othniel Charles Marsh (1831-1899)

Existen numerosos sitios donde se puede consultar acerca de la vida de este gran paleontólogo. Por ejemplo, en diferentes páginas de las universidades de Berkeley o Yale, en la omnipresente Wikipedia ...(aunque esta vez se queda muy, pero que muy corta), o en la magníficas monografías de Schuchert (1938) o McCarren (1993).

Nacido en un pequeño pueblo del estado de Nueva York, quedo huérfano de madre a la edad de tres años. De sus años de infancia poco he conseguido averiguar, salvo que desarrolló el gusto por la recolección de especímenes naturales gracias a su amistad con el geólogo Ezekiel Jewett.

Cuando alcanzó la mayoría de edad (21 años en aquella época) pudo disponer de la herencia que le legó su madre y asistir a la Academia Phillips en Andover (Massachusetts), como preparación para su ingreso en la Universidad de Yale, gracias a la financiación de su tío, el inmensamente rico George Peabody, un hombre de negocios que se había formado a sí mismo.

Marsh fue estudiante en la Yale Scientific School entre 1856 y 1860, cuando se graduó en Artes (antes no tenían demasiadas carreras de donde elegir, aunque sí que había muchas asignaturas optativas... entre las cursadas por Marsh se encontraban ciencia, matematicas, economía, inglés, geografía, historia, lenguas modernas, filología y ciencias políticas). Durante su último curso quedó muy marcado por uno de los libros más populares publicados por esas fechas... "El Origen de las Especies" de Darwin. Años después se convertiría en el mayor defensor de la nueva teoría evolutiva en Norteamérica... pero es adelantar acontecimientos.

Su paso por la Universidad de Yale debió ser muy fructífero y gratificante para Marsh, pues cuando su tío estaba decidiendo a qué instituciones realizar donativos se las apañó para convencerle de que incluyera a Yale en la lista definitva de be
neficiarias. A partir de ese momento la relación entre Peabody, Marsh y la Universidad de Yale se convirtió en un trío de gran interés científico y económico, al menos para dos de las partes...

La finalización de los estudios universitarios de Marsh se produjo en un momento histórico de gran turbulencia en los Estados Unidos. Ese año se celebraron las elecciones que dieron la presidencia a Abraham Lincoln y al año siguiente se produjo la secesión de los estados sureños, con lo cual se iniciaron las hostilidades que dieron lugar a la guerra civil estadounidense. No obstante, Peabody no pareciá dispuesto a que la formación de su sobrino se viese afectada por estos hechos. Marsh pasó los siguentes cuatro años visitando diversas instituciones en Europa para continuar sus estudios como paleontólogo. Estuvo
tanto en Prusia, aprendiendo antomía y visitando los fósiles de Solnhofen, como en Inglaterra, visitando la cuna de las nuevas teorías evolutivas. Fue en la Universidad de Berlín donde entabló amistad con Edward Drinker Cope, al que más tarde le uniría una más que sucia rivalidad.

Una vez que Marsh finalizó estos viajes por Europa, lo cual se produjo tras fin de la guerra, su tío George Peabody regaló 150.000 $ a la Universidad de Yale con los cuales se fundó el Museo Peabody de Historia Natural de Yale. Ese mismo año 1866 se creó la primera posición como profesor de Paleontología en Estados Unidos, la cual fue ocupada, como era de esperar, por Marsh. Al año siguiente fue nombrado director de recién creado Museo.

Una vez situado en ese puesto tan privilegiado, y con todos los recursos de su tío al alcance de su mano, Othniel Charles Marsh estaba en la mejor posición para lograr grandes avances. Un último factor que jugó a favor suyo fue un viaje que realizó a través del recorrido del nuevo Union Pacific Railroad que estaba en construcción. Durante este viaje se encontraron los fósiles que constituirian el holotipo de Nannhipus parvulus. Estos fósil es y las impresionantes formaciones geológicas que pudo ver le empujaron a planificar su primera gran expedición para recolectar fósiles.

En 1869 falleció finalmente George Peabody, que dejó una importante herencia a su sobrino. Con ello, Marsh pudo apartar a un lado muchas de sus obligaciones como docente y dedicar su tiempo a la búsqueda de fósiles en el salvaje Oeste.

En los siguientes cuatro años dirigió personalmente cuatro expediciones que le llevaron, junto a algunos de los estudiantes de la Universidad de Yale, a recorrer todo el Oeste americano, desde Kansas, a Colorado, Wyoming, Utah, Nebraska, Nevada o California (he incluso llegó a dar un rodeo para pasar por Panamá). En estas expediciones descubrieron magníficos yacimientos tanto de mamíferos del Paleógeno y Neógeno, como de dinosaurios del Cretácico. Toneladas de fósiles fueron enviadas a Yale desde la última frontera del continente.


Estas cuatro expediciones iniciaron la Fiebre de los Huesos, también conocida como Guerras de los Huesos. El interés que los nuevos descubrimientos paleontológicos habían causado en el público de los estados de la Costa Este encendieron la rivalidad de los investigadores. Los dos bandos enfrentados en estas guerras estaban capitaneados por los antiguos amigos Marsh y Cope, que debido a sus fuertes personalidades (y a ciertas acciones inadecuadas de Marsh) se distanciaron gravemente. Mientras que el primero trabajó para Yale Peabody Museum of Natural History, el segundo lo hizo para la Academy of Natural Sciences de Pgiladelphia. Durante las siguientes décadas se sucedieron las tr ampas, extorsiones, sabotajes, casos de corrupción y escándalos públicos protagonizados por estos dos personajes. Todo un bochornoso espectáculo causado por una simple lucha de egos.

Además de la ingente cantidad de fósiles descubiertos en estas campañas, también se avanzó paralelamente en el desarrollo de técnicas de excavación cada vez más sofisticadas. Fue en esos años cuando se normalizó el uso de emplastes y bloques para protejer los fósiles. Marsh tenía una política de excavación que primaba el valor de las piezas por encima de todo. Consideraba que era mejor llevarse un bloque de gran tamaño que arriesgar la integridad del fósil que lo contenia por intentar reducirlo. También favorecía la extracción de esqueletos completos pues la ausencia de algún hueso, por poco importante que pudiera parecer, disminuía enormemente el valor científico de la pieza.

No obstante, tras la última expedición de 1873, Marsh abandonó finalmente la dirección de nuevas expediciones y delegó esa ardua tarea en las manos de sus acólitos y subordinados. Con ello quedó libre para concentrarse en la descripción de todo el material que había llegado a Yale durante esos cuatro años y amenazaba con colapsar el recién creado Museo Peabody, incluso antes de su inauguración. No es que Marsh fuera novato en estas lides, pues ya había publicado diversos artículos científicos y descrito varias especies nuevas, pero fue a partir de ese momento cuando pudo dedicarse a elaborar su grandes aportaciones científicas, basadas en todo el mat erial que ahora almacenaba en la colección de su museo.

En 1874 publicó dos trabajos de gran importancia. En el primero (Marsh, 1874a) estudió los borntoterios del Paleógeno del Oeste amercano, grupo en el cual llegó a convertirse en la autoridad mundial. En el otro (Marsh, 1874b) presentó sus conclusiones sobre la evolución de los caballos, que debido a la gran cantidad de especies existentes en Norteamérica le llevaron a pensar que este continene sería el original de la familia, en contra de las ideas predominantes en la época. Estos no son más que dos ejemplos de los cerca de treinta artículos que dedicó a estos grupos, en los cuales llegó a describir 32 especies, muchas de las cuales son válidas todavía.

Toda esa actividad atrajo la atención de uno de los más insignes estudiosos de la evolución de los caballos en el viejo continente. Thomas H. Huxley visitó a Marsh en 1876 y pudo admirar su impresionante colección de fósiles de caballos, que a partir de ese momento se convirtió en uno de los principales apoyos de la teoría evolutiva basada en la selección antural. Con ellos, Marsh había logrado solucionar uno de los mayores problemas del Darwinismo, la ausencia de cambios graduales en el registro fósil.

En esos años Marsh alcanzó la vicepresidencia de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), y durante su discurso vicepresidencial de 1877 en Nasvhville dedicó una buena parte del tiempo a explorar precisamente las implicaciones evolutivas de sus descubrimientos sobre los caballos norteamericanos. En ese mismo discurso también profetizó que los restos más antiguos en relación con la evolución del linaje humano se encontrarían en África, algo muy sorprendente pues todavía faltaba casi medio siglo para el descubrimiento de los primeros restos de Australopithecus. También disertó acerca de la influencia de los cambios ambientales en la evolución:
"As a cause for many changes of structure in mammals during the Tertiary and Post-Tertiary, I regard as the most potent, natural selection... Under this head, I include not merely a Malthusian struggle for life among the animals themselves, but the equally important contest with the elements, and all surrounding nature. By changes in the environment, migrations are enforced, slowly in some cases, rapidly in others, and with the change of locality must come adaptation to new condition, or extinction. The life history of Tertiary mammals ilustrates this principle at every stage, and no other explanation meets the facts."

Ese mismo año comenzaron las excavaciones en la Formación Morrison de Colorado, donde fueron empleados docenas de trabajadores que, en los siguientes diez años enviaron a Yale más de 200 cajas repletas de huesos. Gracias a esta y otras dos áreas de excavación en Como Bluff (Wyoming) y Cañon City (Colorado), los dinosaurios del Jurásico tardío de Norteamérica son algunos de los mejor conocidos en el mundo: Stegosaurus, Diplodocus, Apatosaurus, Ceratosaurus, etc... Muchas de esas especies ahora constituyen el eje central de la exposición permanente en el Great Hall de los dinosaurios del Museo Peabody, en el cual se recrea de la manera más fiel posible el ideario de lo que pretendía Marsh al reconstruir la anatomía completa de estos animales, revivirlos en la imaginación del lector (o del visitante, en este caso). Marsh, en los siguientes años escribió más de cincuenta artículos sobre dinosaurios describiendo 76 especies y organizando la clasificación de las mismas en cuatro órdenes que aún se conservan como subórdenes: Stegosauria, Ornithopoda, Sauropoda y Theropoda.


En 1878 se terminó de construir la que sería su casa hasta el día de su muerte, ahora conocida como Marsh Hall. Cuenta la leyenda que fue diseñada para alojar a la que sería su futura esposa, la c ual fue enviada por su familia a Europa en un periplo previo al matrimonio para que conociera mundo... allí finalmente se casó con otro hombre. Marsh permaneció soltero hasta el final de sus días. Quizás este episodio ayude a explicar el mal carácter del que hacía gala este hombre... o viceversa.

Al año siguiente, 1879, su interés por alcanzar las coas más altas de reconocimiento público se vió colmado cuando fue elegido como presidente de la AAAS. Su discurso trató en esta ocasión de las metodologías de estudio en Paleontología y de la historia de esta ciencia (Marsh, 1879).

En este momento, Marsh decidió concentrar sus esfuerzos en un nuevo tipo de publicación, la monografía. Su intención era poder abordar en un único volumen de gran extensión todos los aspectos referentes a un grupo taxonómico concreto. La primera que publicó estaba dedicada a dos especies de aves extintas del Cretácico de Kansas (Marsh, 1980). Tanto Ichthyornis dispar como Hesperornis regalis se caracterizaban por aunar una estructura esquelética típicamente aviana con una dentición reptiliana en los picos. Esta conjunción de atributos llevó a Marsh a proclamar la relación directa entre aves y dinosaurios terópodos, respaldando las conclusiones previamente alcanzadas por Huxley al estudiar Archaeopteryx y Compsognathus. No obstante, estas afirmaciones no obtuvieron mayor credibilidad hasta pasados 80 años y los trabajos de John H. Ostrom. Otra de las novedades de este trabajo es que por primera vez se intentó reconstrir el aspecto del esqueleto completo del animal en posición anatómicamente correcta. Esto es algo que se convertirá en una marca registrada de los trabajos de Marsh, que siempre pretendió despertar en la mente del lector una imagen viva de estos animales del pasado.

En 1882 publicó un trabajo sobre los restos de pterosaurios que se descubrieron en Kansas durante las expediciones de 1870 y 1871. Suficientes restos fueron recuperdos como para podr establecer que la envergdura alar de este animal fue de más de seis metros, convirtiéndose en el mayor reptil alado que se había conocido hasta el momento. El estudio detallado de los esqueletos del pterosaurio fue culminado con la definición de un nuevo género, Pteranodon, representante de un nuevo orden de pterosaurios.

La siguiente de sus monografías estuvo protagonizada por un nuevo orden de mamíferos, los amblípodos (Marsh, 1886). Concretamente, los dinocerados del Eoceno de las Montañas Rocosas. En los 14 años anteriores había estrito más mas 34 artículos sobre estos organismos. En el nuevo volumen Marsh describió 29 especies, la mayoría de las cuales habían sido propuestas por él mismo. A él corresponde, sin duda el establecimiento de la estructura de este grupo así como de sus afinidades, situándolos como un grupo independiente dentro de los ungulados.

En 1896 Marsh publicó su obra culmen sobre dinosaurios, Dinosaurs of North America, que no pretendía ser un trabajo definitivo sino la introducción a una serie de monografías sobra cada uno de los diferentes órdenes de dinosaurios. Desafortunadamente, Marsh falleció antes de poder iniciar esas monografías, aunque muchas de las recostrucciones que hizo de las diferentes especies sí fueron publicadas.


Está claro que Marsh fue un gran paleontólogo, capaz de poner a los Estados Unidos a la altura del registro fósil que atesoran. Desde que inició su actividad profesional, su país pasó de una posición científicamente pasiva a liderar el avance de los conocimientos evolutivos. Si bien es cierto que su figura tiene detrás una leyenda negra que, en parte, oscurece sus logros. Fue un hombre de un carácter muy difícil: egoista, posesivo, ambicioso y prepotente. Su rivalidad con Cope tampocó despertó las aptitudes más caballerosas de la época. Fue tan fuerte esa rivalidad que ambos llegaron a dilapidar sus fortunas personales en persecución de más y mejores fósiles. Finalmente, Marsh incluso fue acusado por sus subordinados de apropiarse de muchas de sus ideas y descubrimientos. Todo ello nos deja con una visión ambivalente sobre este personaje.


Referencias
  • Marsh, O.C. 1874a. On the Structure and Affinities of the Brontotheridae. American Journal of Science, 7: 81-86.
  • Marsh, O.C. 1874b. Fossil Horses in America. The American Naturalist, 8: 288-294.
  • Marsh, O.C. 1877. Introduction and Succession of Vertebrate Life in America. Nature, 16: 448-450, 470-472, 489-491.
  • Marsh, O.C. 1879. History and Methods of Paleontological Discovery. American Journal of Science, 18: 323-259.
  • Marsh, O.C. 1880. Odontornithes: a Monograph on the Extinct Toothed Birds of North America. Yale University Press, New Haven.
  • Marsh, O.C. 1882. The Wings of Pterodactyles. American Journal of Science, 23: 255.
  • Marsh, O.C. 1886. Dinocerata: a Monograph of an Extinct Order of Gigantic Mammals. Monographs of the U.S. Geological Survey, 10: 1-243.
  • Marsh, O.C. 1896. The Dinosaurs of North America. 16th Annual Report of the U.S. Geological Survey, part I, pp. 133-244. Washington.
  • McCarren, M.J. 1993. The Scientific Contributions of Othniel Charles Marsh: Birds, Bones, and Brontotheres. Peabody Museum of Natural History Special Publication, 15: 1-66.
  • Schuchert, C. 1938. Biographical Memoir of Othniel Charles Marsh, 1831-1899. National Academy of Sciences of the United States of America Biographical Memoirs, 20: 1-78.
  • Schuchert, C. & LeVene, C.M. 1940. O. C. Marsh: Pioneer in Paleontology. Yale University Press, New Haven.

Hay disponible un repositorio on-line con muchos de los artículos de Marsh.

viernes, 23 de octubre de 2009

La Geología, la Paleobiología y las Ciencias del Espacio

¿Qué tienen en común estas ramas de la ciencia que nos interesan a muchos simultáneamente?

En principio, nada: los geólogos estudian las rocas, los minerales y los fósiles (terrestres); los paleobiólogos estudian los fósiles terrestres y los organismos y ecosistemas vivientes que se relacionan con ellos; y los científicos del espacio estudian los cuerpos celestes alejados de la Tierra.

Pero existen algunos puntos de intersección. Por ejemplo, los geólogos y los científicos del espacio se interesan conjuntamente por estudiar los cuerpos celestes que caen a la tierra (los fascinantes meteoritos), y algunos (pocos) paleontólogos han apoyado teorías desarrolladas por algunos geólogos y astrofísicos, que relacionan la ocurrencia de grandes impactos meteoríticos con las extinciones masivas de la vida en la tierra. Incluso algunos paleontólogos (aún menos) sugieren que hay cierta periodicidad de los episodios de extinciones importantes, que podrían estar causadas por fenómenos astronómicos. La hipótesis de Némesis, una supuesta estrella doble del sol que podría desestabilizar periódicamente a la tierra (aunque en periodos muy largos, de más de 25 millones de años), fue tomada muy en serio a finales de los 80 aunque después se ha dejado de lado, como tantas otras ideas sugestivas que no se han podido confirmar.

Hay más puntos de intersección entre estos campos: geoquímicos que investigan moléculas comunes que aparecen en la Tierra y en el espacio; paleontólogos que rastrean posibles fósiles en meteoritos; cristalógrafos que envían al espacio experimentos de formación de biominerales; geólogos planetarios que calculan si puede haber agua en lejanos cuerpos del sistema solar... Y a algunos les guía la hipótesis de la panspermia: nosotros y todos los seres vivos de la Tierra bien pudiéramos ser extraterrestres, descendientes de organismos venidos del espacio junto a una lluvia de meteoritos.

Y la fascinación de unos investigadores por el trabajo de los otros es mutua; podéis leer aquí cómo los recientes descubridores de lejanísimos cúmulos de galaxias comparan su hallazgo con el descubrimiento de un fósil de un dinosaurio emblemático.

En este año internacional de la Astronomía 2009 y cuando aún no se han acabado los ecos del año del Planeta Tierra 2008, podemos encontrar más puntos en común entre los interesados en la Tierra y el Espacio. Desde mi trabajo como paleontóloga, mi primer contacto con los científicos espaciales fue en Lleida en 1998, a raíz de unas jornadas de la Fundación Joan Oró que se llamaron "Jornadas de la Tierra, el Cosmos y el Medio Ambiente". En aquel momento acababan de encontrarse los primeros planetas extrasolares, y Joan Oró nos presentó fascinado a Butler, uno de los descubridores pioneros. Estaban también Drake (del proyecto SETI), Owen de Haway y muchos otros, que nos ilustraron con magníficas conferencias.

A mí particularmente me interesó el hecho de descubrir que la astrofísica es la única rama evolutiva de la Física, ciencia generalmente a-histórica. Todavía recuerdo la cara de asombro de Toby Owen cuando desde lo alto del Montsec le expliqué que los geólogos podían afirmar que todo cuanto es sólido en la Tierra fue anteriormente líquido... Y él puede que recuerde la mía cuando me informó de que no existen fuerzas físicas conocidas que expliquen la adherencia y cohesión entre las partículas del cosmos que nos permiten tener planetas rocosos, y no sólo nubes de gas y polvo.

Aquel encuentro fue el arranque del actual Observatorio Astronómico del Montsec en Catalunya y del Centro de Observación del Universo, situados entre Ager y Tremp en uno de los más bellos parajes de los pre-Pirineos de Lleida. Más y más público podrá así interesarse por la naturaleza en todas sus dimensiones terrenas y cósmicas, pues ambos campos del conocimiento, el de la Tierra y el del Espacio, están abiertos a todos los aficionados que se interesen. Y han sido a menudo aficionados los que han realizado grandes descubrimientos en estas ciencias.

jueves, 22 de octubre de 2009

Publicidad y ecologismo... para muestra un botón...

Una vez más, a través de las redes sociales se van difudiendo ideas que son merecedoras de toda nuestra atención. En este caso, he podido ver un anuncio televisivo que me ha llamado mucho la atención. Todavía quedan publicistas que saben aunar con sorprendente maestría un mensaje contundente y una muestra de clase y buen humor:



Sin duda laguna un sobresaliente para esta campaña publicitaria... ¿Sabe alguien qué institución la ha organizado?

miércoles, 7 de octubre de 2009

La Ciencia en España no necesita tijeras... : La Blogosfera contra los recortes en el Ministerio de Ciencia e Innovación

Pues sí, las cosas se han puesto calentitas en la Blogosfera en cuanto se ha sabido que el nuevo presupuesto del estado español presentado por el gobierno tiene intención de recortar la partida del Ministerio de Ciencia e Innovación nada menos que en un 15%.

Pues resulta que mientras que a todos nosotros se nos erizó el pelo del cogote cuando nos enteramos, a Javier Peláez se le ocurrió que había que intentar hacer algo al respecto... aunque sólo fuera una pataleta... pero por lo menos que se oyera el calmor de disgusto popular. Así que decidió hacer uso de las redes sociales para promover una idea, que hoy todos los blogueros interesados en esta cuestión escribiésemos al respecto mostrando nuestro desacuerdo. Nos explica en su "Aldea Irreductible" que no sabía si eso de las redes sociales iba a funcionar... pues vaya si han funcionado. La cosa empezó en Twitter y a mí me llegó a través de la página de Redes en Facebook. Y, seguro que por muy diversos caminos, ahora son más de 700 blogs los que se han añadido a la convocatoria de "cacerolada virtual". Y se han apuntado más de 5000 miembros en el grupo que se ha creado en Facebook. Todo en menos de una semana. Y seguro que para cuando leas esto las cifras ya se han quedado obsoletas...


Y son muchas las razones por las cuales esta iniciativa está teniendo un tirón tan fuerte; tantas que seguramente cada uno de los participantes piense en una diferente (por ejemplo, ésta). A mí se me ocurren algunas.

Para empezar estamos en tiempos de crisis... eso es algo que a nadie se le ha escapado en los dos últimos años. Pero lo que está claro es que recortar el presupuesto a los científicos no va a ayudarnos a salir del agujero, porque si algo resulta patente tras revisar la historia económica del siglo XX es que la salida de cada una de las crisis mayores que lo azotaron se resolvió a través de los nuevos avances científicos. Sin irnos muy lejos, la terrible crisis del petroleo de los años setenta (que yo viví como niño, pero todavía recuerdo) se pudo solucionar gracias a los avances en esa nueva ciencia que se había engendrado en los años 50 y 60 y que en ese momento se estaba gestando en California... la Informática. Y aquí os vemos ahora, leyendo en un ordenador lo que otros han escrito desde sus casas, trabajos, o incluso mientras se mueven de un lado a otro en transporte público (espero que nadie se dedique a bloguear mientras conduce...). Pues bien, ahora debemos invertir con mayor fuerza que nunca en investigación para conseguir que algún otro nuevo avance inesperado nos lleve al siguiente escalón del desarrollo económico-social-ambiental-científico... y la cuestión es que ninguno sabemos por donde nos caerá... ¿Será una nueva fuente energética? ¿Será una manera más barata de aprovechar las que ya conocemos? ¿Será un nuevo avance en las técnicas agrícolas? ¿O quizás un desarrollo médico inaudito? ¿Será un mejor aprovechamiento de los recursos naturales? ¿Nos lograremos escapar de este planeta?

Resulta cuando menos incoherente que nuestros gobernantes se hayan llenado la boca diciendo que la Investigación sería el buque insignia de esta legislatura y que, de repente, se pegue este tijeretajo al presupuesto dedicado a la misma. Y aún más cuando vemos que hay otros países en donde esto no está ocurriendo, sino que se hace lo contrario.

Por otro lado, ¿qué es lo que gasta nuestro país en investigación? Pues muy poquito... Sería necesario duplicar el presupuesto anual para poder alcanzar el porcentaje medio que dedican los países de la Unión Europea... y tendríamos que triplicarlo para llegar al nivel de países de reconocido prestigio técnico e investigador como Japón o el Reino Unido. Para alcanzar a los Estados Unidos habría que cuadruplicar el presupuesto... Y sólo hablo de porcentajes (los PIB de cada país son muy variables y las comparaciones siempre son odiosas).

Para colmo, nuestro país se gasta una gran partida de ese presupuesto en formar a las nuevas generaciones de investigadores, que luego tienen que emigrar a otros países para poder ejercer adecuadamente su profesión como científicos (la cacareada fuga de cerebros). Es decir, nos gastamos el dinero en formar a gente que luego es aprovechada al máximo por los países que hacen una fuerte inversión en el desarrollo centífico. Sí, ciertamente, muchos de los avances realizados en los demás países son realizados por científicos españoles formados con dinero público pagado por todos nosotros; pero los beneficios económicos de sus investigaciones de madurez se los llevan los países que sí que invierten en Ciencia. Si nuestros gobiernos quieren que este patrón se invierta deberán realizar un esfuerzo adicional, porque "no podemos darnos el lujo de tirar licenciados y doctores a la basura". Los contratos del Programa "Ramón y Cajal" fueron un buen intento pero su consolidación ha sido muy pobre... y un número significativo de investigadores incluso decidieron renunciar a ella para irse al extranjero... ¡Y ese es el contrato estrella, la joya de la corona, del Ministerio!

En definitiva, que lo que debería hacer nuesro gobierno, en vez de recortar el presupuesto para Ciencia, es hacer una fuerte apuesta a favor de la misma y empezar por duplicarlo. ¡Ahí está dicho!

martes, 6 de octubre de 2009

Científicos Ilustres: George Gaylord Simpson

Hoy se han cumplido 25 años del fallecimiento de uno de los paleontólogos y estudiosos de la Evolución más reputados del siglo XX.

George Gaylord Simpson (1902-1984)

Numerosas páginas han sido dedicadas a este investigador. Desde aquí recomendamos especialmente la creada por L.F. Laporte. Lo que viene a continuación no es más que un breve apunte de lo que fueron su vida y sus principales aportaciones científicas.

Nacido en Chicago y criado en Denver, fue un niño con gran curiosidad e interés por el aprendizaje. De hecho solicitó a sus padres un préstamo para poder comprar la Enciclopedia Británica, que sería la primera adquisión de lo que se convertiría con los años en una enorme biblioteca. Y uno de sus mayores intereses se desarrolló en torno a la Naturaleza, que tanto visitaba en las cercanas Montañas Rocosas.

Debido a su gran inteligencia pudo saltarse varios cursos del instituto, y a los dieciseis años ingresó en la Universidad de Colorado, donde inició sus estudios de Geología y Paleontología. En su último curso decidió trasladarse a la Universidad de Yale, pues este era el mejor lugar para concluir su formación en estas disciplinas. Durante ese año se casó y, tras un viaje a Francia para superar el curso de idioma extranjero, se graduó en 1923.

Seguidamente inició sus estudios de doctorado a partir de un material encontrado en los sótanos del Museo Peabody de Yale. Su tesis doctoral sobre mamíferos mesozoicos del Oeste de Estados Unidos fue finalizada en 1926, tras lo cual se marchó de "estancia postdoctoral" al Museo Británico de Historia Natural, donde permaneció algo más de un año. Durante ese periodo combinó el estudio del material de mamíferos mesozoicos europeos con los viajes turísticos al viejo continente.

En otoño de 1927 consiguió una posición en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York como ayudante del conservador de fósiles de vertebrados. En los siguientes años siguió formándose como paleomastó- logo y desarrolló un gran interés por las faunas sudamericanas. Pasó una buena parte de tiempo tratando de convencer a algún patrocinador (algo harto difícil en los años de la Gran Depresión), hasta que a base de muchas tertulias y botellas de alcohol consumidas consiguió persuadir a un potentado que financió sus dos expediciones a Patagonia, en 1930-31 y 1933-34. En sus últimos años confesó que le hubiera gustado tener más de un hígado que poder sacrificar por su museo. El libro derivado de esos viajes, "Attending Marvels", alcanzó gran notoriedad entre el público lo cual convirtió rápidamente a Simpson en un personaje relativamente conocido entre los no paleontólogos. No obstante, no pudo disfrutar de esta fama pues su vida personal estaba pasando por un mal trance; en 1938 se divorció de su esposa.

En los siguientes años se casó por segunda vez, se convirtió en el primer presidente electo de la recién fundada "Society of Vertebrate Paleontology" y, en medio de la II Guerra Mundial, se alistó en el cuerpo de inteligencia del ejercito de los Estados Unidos. Durante 1943 estuvo en el Norte de África bajo las órdenes de Eisenhower y participó en la invasión de Sicilia y el Sur de Italia durante el verano de ese año. Posteriormente regresó al Norte de África, donde permaneció hasta su vuelta a Estados Unidos aquejado de hepatitis.

Durante esos años sus intereses como investigador derivaron hacia aspectos más teóricos en relación con la evolución. Su pensamiento evolutivo fue culminado en 1944 con la publicación de su obra más conocida, "Tempo and Mode in Evolution". Un año después sacaba adelante otro título básico para los estudiosos de los mamíferos, "Principles of Classification and a Classification of Mammals". Este segundo libro constituyó el primer compendio moderno de todos los mamíferos actuales y extintos del globo, constituyendose en la clasificación oficial de los mamíferos durante la segunda mitad del siglo XX, hasta que el avance de nuestros conocimientos sobre las relaciones filogenéticas entre los diferentes grupos y el descubrimiento de nuevos fósiles lo han dejado finalmente obsoleto. Por otro lado, "Tempo and Mode in Evolution" constituyó una contribución primordial para el avance de lo que dió en llamarse la Nueva Síntesis Evolutiva, que aunaba aproximaciones desde muy diversos campos científicos (Genética, Paleontología, Citología, Ecología, Sistemática, Biogeografía, etc...). Uno de los problemas existentes en ese momento era la imposibilidad de aplicar la visión gradualista de la evolución al registro fósil, tan cargado de variaciones bruscas y largos periodos de estabilidad. Smpson propuso la existencia de variaciones en las tasas evolutivas de diferentes poblaciones, lo cual podría permitir grandes cambios evolutivos en tiempos muy cortos y sin dejar apenas ninguna evidencia en el registro fósil. Es lo que llamó "evolución cuántica", pudiéndose considerar una idea precursora del equilibrio puntuado. El libro de Simpson supuso una primera aproximación entre los campos de la macroevolución, tal como se entiende a partir de los patrones observados en el registro fósil, y la microevolución derivada de los estudios de genética de poblaciones. Junto a Mayr, Haldane, Rensch, Stebbins o Dobzhansky, entre otros, se convirtió en uno de los principales "arquitectos" de las nuevas ideas que marcarían el desarrollo de las investigaciones evolutivas de las siguientes décadas.


A su regreso a los Estados Unidos fue nombrado director del recién reformado Departamento de Geología y Paleontología del Museo Americano de Historia Natural y también se hizo cargo de una posición como profesor de Paleontología de Vertebrados en la Universidad de Columbia, Nueva York. En 1946 participó en la fundación de la "Society for the Study of Evolution", de la cual fue nombrado presidente.

En 1951 publicó "Horses" donde rompía con la tradicional visión lineal acerca de la evolución de los caballos. En su lugar, él propuso una historia evolutiva compleja y más parecida a un árbol profundamente ramificado. Estas ramificaciones se correspondían a la adaptación de diferentes poblaciones a distintos ambientes o a la dispersión en diversas áreas geográficas.

En 1959 renunció a su puesto en Nueva York para ocupar una posición en el Museo de Zoología Comparativa de la Universidad de Harvard. Tanto ese año como el antrior se celebraba el primer centenario de la exposición pública de la teoría de la evolución basada en la selección natural y de la publicación del "Origen de las Especies" de Darwin, lo cual supuso un nuevo motivo de exposición pública para Simpson, que incluso recibió la Medalla Conmemorativa Darwin-Wallace de la "Linnean Society" en Londres, en las mismas salas donde un siglo antes se había expuesto la nueva teoría evolutiva desarrollada conjuntamente por Darwin y Wallace.

En los siguientes años realizó numerosos viajes para visitar colecciones de museos en todo el mundo y recibió múltiples honores. Siguió trabajando incansablemente y uno de sus trabajos más conocidos de esa época es "Species density of North American recent mammals", donde estipula las razones ecológicas de la diferente abundancia de especies de mamíferos en distintas partes del continente norteamericano.

En 1967 se trasladó a Tucson, donde ocupó una posición como profesor de Geociencias en la Universidad de Arizona. Sus actividades se limitaban a una pocas clases y unas reuniones semanales con estudiantes y profesores interesados en diversas cuestiones sobre Evolución. Su ritmo de trabajo no decayó y continuó publicando libros, ensayos y artículos sobre mamíferos cenozoicos, fauna sudamericana, pinguinos, Darwin, o fósiles y la historia de la Vida, así como su autobiografía.

Durante la última década de su vida, Simpson terminó por convertirse en una memoria de su pasado, a medida que nuevas ideas evolutivas se abrían camino y el campo científico al que había dedicado toda su vida cambiaba una vez más.

viernes, 2 de octubre de 2009

Bristol 2009: SVP, the Mammalian Perspective

Para celebrar el Año de Darwin, la Sociedad de Paleontología de Vertebrados quiso salir de tierras norteamericanas por primera vez en su historia, visitando la madre patria de Charles R. Darwin. Con ese motivo, este año el 69º encuentro de la SVP tuvo lugar en la Universidad de Bristol, una de las instituciones académicas del Reino Unido con mayor tradición paleontológica. Por eso debo pedir discuplas por el título de la entrada, pero después de casi una semana de inmersión total en la cultura británica no he podido resistirme.

En fin, a estas alturas de la semana ya hay mucho escrito en múltiples blogs sobre el último encuentro de paleontólogos celebrado en Bristol, pero la mayor parte de ello (por no decir todo) se centra en los omnipresentes dinosaurios (sólo teneis que rebuscar entre los blogs de nuestra barra lateral). Aquí vamos a intentar tener una pequeña apreciación de lo que ha sido la aportación de los mamíferos a este congreso internacional, el más importante del campo en todo el mundo.

En primer lugar, resultó muy llamativa la escasez de trabajos taxonómicos basados en fósiles de mamíferos. O quizás se trató más bien de un sesgo de las presentaciones orales hacia otros aspectos paleobiológicos extraibles del registro fósil, mientras que en los pósters sí que se apreció un mayor dominio de los trabajos taxonómicos. En cualquier caso, sí que se pudo apreciar que hay dos áreas de investigación muy diferenciadas, una basada en la taxonomía más clásica y otra más orientada a los aspectos más "modernos" de la paleontología. El origen del sesgo no está claro, pero a algunos de los que asistimos nos pareció apreciar que la mayoría de las charlas fueron dadas por investigadores anglosajones, mientras que los paleontólogos de la Europa continental tuvieron mayor preponderancia en los posters. ¿Hay dos concepciones en pugna acerca de lo que es la Paleontología? Espero que no...

La primera sesión de charlas tuvo lugar en el magnífico "Wills Memorial Building", terminado de construir a principios del siglo XX, aunque parezca que tiene 700 años o más. Parece ser que es la última obra maestra del Neogótico británico y los gestores de la Universidad de Bristol se sienten muy orgullosos de ello. Pero volviendo a las comunicaciones, en esa primera mañana pudimos ver multitud de ejemplos de trabajos de lo que se conoce en algunos círculos como MetaPaleontología, es decir, estudios paleontológicos basados en datos previos procedentes de multitud de estudios, yacimientos y especies. Pudimos disfrutar de diversos trabajos sobre paleobiogeografía, dinámica faunística, historia evolutiva, modelización paleoclimática, etc...

Por la tarde comenzaron las charlas centradas en grupos taxonómicos completos y, curiosamente, se inició el recorrido taxonómico a través de los diferentes grupos de mamíferos por los proboscideos, a los que siguieron los primates.

Al final del día llegó la primera sesión de pósters, casi un centenar, donde pudimos ver los íltimos descubrimientos en multitud de temas. Nuevos yacimientos, nuevas especies, nuevos análisis paleoambientales y evolutivos, etc...

Al día siguiente disfrutamos de una variada muestra de charlas paleoecológicas basadas en estudios de isótopos estables, cambios faunísticos, morfología funcional, etc... Y por la tarde llegaron las exposiciones sobre tafonomía y paleohistología, para terminar con los pósters de micromamíferos; una plétora de murciélagos, insectívoros, lagomorfos y roedores en pugna por captar la atención de los cientos de asistentes al congreso. Junto a los estudios taxonómicos más clásicos se pudo observar el campo emergente que ofrece la morfometría geométrica y las múltiples aplicaciones, no exentas de dificultades y dudas existenciales, que ofrece a aquellos que se internan en sus recovecos.

Para terminar el día, David Attenborough deleitó a los múltiples asistentes al congreso con una conferencia sobre "Alfred Russel Wallace y las Aves del Paraiso", la cual puede verse íntegramente aquí. Este gran divulgador, con su impresionante labia, mostró interesantes aspectos de la biología y la evolución de estas aves que tanto interés han despertado siempre en él, y la relación que tienen con Wallace, el otro gran padre de la teoría evolutiva.

El tercer día de congreso tuvo lugar un simposio especial sobre el uso de herramientas moleculares en paleobiología. Resultó muy interesante poder ver por primera vez cómo los propios investigadores especializados en filogenias moleculares mostraban todos los puntos flacos de su herramienta preferida: tasas evolutivas desconocidas y variables, incapacidad de calibración adecuada, incongruencias entre diferentes genes, etc... Por una vez y sin que sirva de precedente las incongruencias entre filogenias moleculares, filogenias morfológicas y registro fósil no eran atribuidas únicamente a las "faltas" del registro. Como conclusión clave de este simposio, que me gustaría recalcar para todos los laboratorios que trabajan en filogenias moleculares, queda la que se convertirá en frase mítica: "Adopte un paleontólogo en su laboratorio". Sólo un paleontólogo especializado en un grupo es capaz de comprender las diversas hipótesis filogenéticas alternativas que existen en la abundante bibliografía sobre el mismo; sólo este tipo de conocimiento es el que permite localizar los mejores fósiles para calibrar adecuadamente los árboles evolutivos obtenidos por medio de técnicas moleculares.

El resto del día pudimos asistir a diversas charlas sobre evolución morfológica y finalmente asistimos al regreso definitivo de los trabajos centrados en algún grupo sistemático, en este caso roedores, murciélagos y carnívoros. Los pósters de la tarde estuvieron mayormente protagonizados por los insectívoros y los carnívoros. Y el broche final de la jornada estuvo a cargo de la corte del Rey Arturo, sus Caballeros de la Tabla Cuadrada y sus extraños cortesanos, que se encargaron de subastar multitud de artículos de mayor o menor imprtancia, desde la tradicional Barbie Paleontóloga, pasando por camisetas, libros y separatas antiguas, hasta una reproducción perfecta de los restos fósiles de Lucy, que alcanzó un valor de 2000 libras esterlinas. Es de resaltar que entre la participación española en la subasta destacó el grupo Aragosaurus, de la Universidad de Zaragoza, que ha llenado sus estanterias con multitud de libros clasicos y modernos sobre dinosaurios.


El último día tocaron las charlas referentes a la evolución de grandes herbívoros, empezando por los extraños mamíferos del Paleógeno, continuando con los grupos endémicos de ungulados sudamericanos, pasando por los unos supuestos parientes cretácicos de los dermópteros actuales, hasta llegar a los perisodáctilos y cetartiodáctilos (el grupo que reune ballenas, delfines, hipopótamos, cerdos, camellos y rumiantes). Entre estos últimos resultó muy llamativa la relativa importancia de trabajos en relación con los hipopótamos fósiles y sus posibles ancestros, que supondrían la conexión evolutiva con los cetáceos. Parece ser, que cada vez más se afianza la relación entre hipopótamos y los anthracotherios del Paleógeno africano. Es por ello que los proyectos que se internen en el importante registro fósil que aún queda por descubrir en ese continente así como en el desconocido Asia meridional tendrán una gran relevancia en los próximos años, como es el caso del proyecto Palasiafrica, que ha presentado varios trabajos en este congreso. Finalmente, la sesión de pósters del sábado por la tarde nos sirvió para profundizar aún más en el registro fósil de estos grupos de grandes herbívoros.

Pues ya nos acercamos al final de esta crónica, que no es más que una muy sesgada visión del último congreso de la SVP. Está claro que cada asistente tiene unas preferencias diferentes y los temas que más destacaría pueden ser muy distintos. Por eso, animo a todos a que rebusquen entre la abundante paleoblogosfera otras visiones de esta reunión de paleontólogos de vertebrados, la más importante del planeta. Dado que este congreso ha sido todo un éxito de asistencia, con más de 1100 inscritos y 900 comunicaciones (entre charlas y pósters), seguro que hay multitud de información por encontrar entre todos esos blogs paleontológicos que inundan la red. Y si alguno de los otros redactores de "Más Allá de Somosaguas (UCM) Beyond Somosaguas" quiere dar su propia versión de los acontecimientos, seguro que será muy bienvenida por todos. Fuimos siete los asistentes así que espero que alguno más se anime.

Para terminar, sólo queda por comentar que nó solo de mamíferos vive el paleomastólogo y que suele ser muy interesante ver cómo avanzan otras líneas de investigación paralelas pues a veces se internan en áreas colaterales de gran interés, tanto en cuestiones metodológicas como por las implicaciones tangenciales de sus resultados... o incluso como simples curiosidades paleontológicas muy llamativas. Este año, por ejemplo podemos destacar en este sentido los estudios de biogeografía de dinosaurios o de evolución de aves y, como no, el famoso trabajo sobre el despegue cuadrúpedo de los grandes pterosaurios, del cual os presentamos aquí el video:



Más fotos sobre este evento pueden ser vistas en la página de Facebook de PMMV o en la del propio congreso.

jueves, 1 de octubre de 2009

EEES, Grados y Posgrados; Tesis o No-Tesis...

Aunque algunas facultades ya han empezado las clases y otras no las inician hasta el próximo lunes, podemos decir que hoy se inicia oficialmente el curso académico 2009-2010 en la UCM. Y se inicia con novedades e incertidumbres...

Por un lado, es el primer año en el que los nuevos planes de estudio adaptados al EEES se imparten obligatoriamente en todas las universidades españolas en el primer curso. De hecho, en la UCM estrenamos tanto Grado de Geología como de Biología. Así que una vez más comienza un proceso de experimentación en el que los alumnos tendrán que enfrentarse a la nueva situación sin poder contar con el apoyo de las experiencias adquiridas previamente por compañeros mayores que ellos. En cualquier caso, esperamos que las nuevas oportunidades que plantean estos grados sepan contrarestar sus inconveniencias.

Por otro lado, continúa la adaptación de los estudios de doctorado al Plan Bolonia... Y no hemos mejorado con respecto a hace dos años. Los Posgrados o Másteres todavía siguen en fase muy experimental en la mayoría de las universidades; muchas incluso todavía no han aprobado un buen número de ellos. Y para rematar la situación, todavía no está claro si es o no es imprescindible haber cursado un Posgrado Oficial para poder realizar el doctorado... Vamos, todo un caos.

Dadas estas circunstancias, no es de extrañar que muchos alumnos que terminan la licenciatura se planteen seriamente si les merece o no la pena iniciar una carrera investigadora tan plagada de inseguridades. Así que para ayudarles a tomar una decisión y celebrar esta ocasión con algo de humor, nada mejor que ver este video sobre las dudas que surgen cuando alguien se plantea realizar una tesis doctoral... Sobre todo si ese alguien es un esquizofrénico compulsivo con trastorno bipolar agudo asociado del calibre de Mr. Sméagol... alias Gollum.