“(…) hay que renovar los métodos, haciéndolos activos, personales, tendiendo a favorecer a evolución formal del espíritu y hacer que éste (aficionándolo al laboratorio, a las lecturas libres, al verdadero estudio –a la investigación-, sea del dato histórico, arqueológico, estadístico, geográfico, sea la propia elaboración de todo ello) busque y halle por sí mismo los materiales que han de construir su pensamiento y que sólo de esta suerte hace suyos (…)”
No es posible evitar que esta afirmación nos recuerde enormemente los planteamientos educativos que estamos manejando en la actualidad; exactamente cien años después Francesc Michavila (2002) comentó que:
“entre las trasformaciones radicales que convienen a la institución universitaria se encuentra la sustitución de los “viejos” métodos de enseñanza, principalmente reactivos, por los nuevos sistemas de aprendizaje con métodos proactivos y la participación esencial del estudiante en el diseño de su currículo”
Está claro que todavía no hemos logrado superar esta barrera metodológica... Ya veremos si las nuevas aproximaciones derivadas de la implantación del "Plan Bolonia" logran que finalmente dejemos atrás estas discusiones y avancemos sobre un nuevo paradigma educativo...
Referencias
- Michavila, F. (2002) Prólogo. En: Calidad de las Universidades y Orientación Universitaria. (eds.: Álvarez Rojo, V. & Lázaro Martínez, Á). Ediciones Aljibe, Málaga.
- Rodríguez de Lecea, T. (1990) Francisco Giner de los Ríos, Escritos sobre la universidad española. Espasa-Calpe, Madrid.
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