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jueves, 29 de octubre de 2009

Científicos Ilustres: Othniel Charles Marsh

Hoy se cumplen 178 años del nacimiento de uno de los paleontólogos más conocidos de la historia. Y es bien conocido no sin motivo. Después de todo, él fue el responsable de los mayores descubrimientos paleontológicos de todo el siglo XIX. Unos descubrimientos que durante buena parte del siglo XX constituyeron la piedra angular sobre la que se cimentó la divulgación científica sobre Paleontología. Buena parte de los dinosaurios y mamíferos extintos que yo conocí de niño fueron descritos por:

Othniel Charles Marsh (1831-1899)

Existen numerosos sitios donde se puede consultar acerca de la vida de este gran paleontólogo. Por ejemplo, en diferentes páginas de las universidades de Berkeley o Yale, en la omnipresente Wikipedia ...(aunque esta vez se queda muy, pero que muy corta), o en la magníficas monografías de Schuchert (1938) o McCarren (1993).

Nacido en un pequeño pueblo del estado de Nueva York, quedo huérfano de madre a la edad de tres años. De sus años de infancia poco he conseguido averiguar, salvo que desarrolló el gusto por la recolección de especímenes naturales gracias a su amistad con el geólogo Ezekiel Jewett.

Cuando alcanzó la mayoría de edad (21 años en aquella época) pudo disponer de la herencia que le legó su madre y asistir a la Academia Phillips en Andover (Massachusetts), como preparación para su ingreso en la Universidad de Yale, gracias a la financiación de su tío, el inmensamente rico George Peabody, un hombre de negocios que se había formado a sí mismo.

Marsh fue estudiante en la Yale Scientific School entre 1856 y 1860, cuando se graduó en Artes (antes no tenían demasiadas carreras de donde elegir, aunque sí que había muchas asignaturas optativas... entre las cursadas por Marsh se encontraban ciencia, matematicas, economía, inglés, geografía, historia, lenguas modernas, filología y ciencias políticas). Durante su último curso quedó muy marcado por uno de los libros más populares publicados por esas fechas... "El Origen de las Especies" de Darwin. Años después se convertiría en el mayor defensor de la nueva teoría evolutiva en Norteamérica... pero es adelantar acontecimientos.

Su paso por la Universidad de Yale debió ser muy fructífero y gratificante para Marsh, pues cuando su tío estaba decidiendo a qué instituciones realizar donativos se las apañó para convencerle de que incluyera a Yale en la lista definitva de be
neficiarias. A partir de ese momento la relación entre Peabody, Marsh y la Universidad de Yale se convirtió en un trío de gran interés científico y económico, al menos para dos de las partes...

La finalización de los estudios universitarios de Marsh se produjo en un momento histórico de gran turbulencia en los Estados Unidos. Ese año se celebraron las elecciones que dieron la presidencia a Abraham Lincoln y al año siguiente se produjo la secesión de los estados sureños, con lo cual se iniciaron las hostilidades que dieron lugar a la guerra civil estadounidense. No obstante, Peabody no pareciá dispuesto a que la formación de su sobrino se viese afectada por estos hechos. Marsh pasó los siguentes cuatro años visitando diversas instituciones en Europa para continuar sus estudios como paleontólogo. Estuvo
tanto en Prusia, aprendiendo antomía y visitando los fósiles de Solnhofen, como en Inglaterra, visitando la cuna de las nuevas teorías evolutivas. Fue en la Universidad de Berlín donde entabló amistad con Edward Drinker Cope, al que más tarde le uniría una más que sucia rivalidad.

Una vez que Marsh finalizó estos viajes por Europa, lo cual se produjo tras fin de la guerra, su tío George Peabody regaló 150.000 $ a la Universidad de Yale con los cuales se fundó el Museo Peabody de Historia Natural de Yale. Ese mismo año 1866 se creó la primera posición como profesor de Paleontología en Estados Unidos, la cual fue ocupada, como era de esperar, por Marsh. Al año siguiente fue nombrado director de recién creado Museo.

Una vez situado en ese puesto tan privilegiado, y con todos los recursos de su tío al alcance de su mano, Othniel Charles Marsh estaba en la mejor posición para lograr grandes avances. Un último factor que jugó a favor suyo fue un viaje que realizó a través del recorrido del nuevo Union Pacific Railroad que estaba en construcción. Durante este viaje se encontraron los fósiles que constituirian el holotipo de Nannhipus parvulus. Estos fósil es y las impresionantes formaciones geológicas que pudo ver le empujaron a planificar su primera gran expedición para recolectar fósiles.

En 1869 falleció finalmente George Peabody, que dejó una importante herencia a su sobrino. Con ello, Marsh pudo apartar a un lado muchas de sus obligaciones como docente y dedicar su tiempo a la búsqueda de fósiles en el salvaje Oeste.

En los siguientes cuatro años dirigió personalmente cuatro expediciones que le llevaron, junto a algunos de los estudiantes de la Universidad de Yale, a recorrer todo el Oeste americano, desde Kansas, a Colorado, Wyoming, Utah, Nebraska, Nevada o California (he incluso llegó a dar un rodeo para pasar por Panamá). En estas expediciones descubrieron magníficos yacimientos tanto de mamíferos del Paleógeno y Neógeno, como de dinosaurios del Cretácico. Toneladas de fósiles fueron enviadas a Yale desde la última frontera del continente.


Estas cuatro expediciones iniciaron la Fiebre de los Huesos, también conocida como Guerras de los Huesos. El interés que los nuevos descubrimientos paleontológicos habían causado en el público de los estados de la Costa Este encendieron la rivalidad de los investigadores. Los dos bandos enfrentados en estas guerras estaban capitaneados por los antiguos amigos Marsh y Cope, que debido a sus fuertes personalidades (y a ciertas acciones inadecuadas de Marsh) se distanciaron gravemente. Mientras que el primero trabajó para Yale Peabody Museum of Natural History, el segundo lo hizo para la Academy of Natural Sciences de Pgiladelphia. Durante las siguientes décadas se sucedieron las tr ampas, extorsiones, sabotajes, casos de corrupción y escándalos públicos protagonizados por estos dos personajes. Todo un bochornoso espectáculo causado por una simple lucha de egos.

Además de la ingente cantidad de fósiles descubiertos en estas campañas, también se avanzó paralelamente en el desarrollo de técnicas de excavación cada vez más sofisticadas. Fue en esos años cuando se normalizó el uso de emplastes y bloques para protejer los fósiles. Marsh tenía una política de excavación que primaba el valor de las piezas por encima de todo. Consideraba que era mejor llevarse un bloque de gran tamaño que arriesgar la integridad del fósil que lo contenia por intentar reducirlo. También favorecía la extracción de esqueletos completos pues la ausencia de algún hueso, por poco importante que pudiera parecer, disminuía enormemente el valor científico de la pieza.

No obstante, tras la última expedición de 1873, Marsh abandonó finalmente la dirección de nuevas expediciones y delegó esa ardua tarea en las manos de sus acólitos y subordinados. Con ello quedó libre para concentrarse en la descripción de todo el material que había llegado a Yale durante esos cuatro años y amenazaba con colapsar el recién creado Museo Peabody, incluso antes de su inauguración. No es que Marsh fuera novato en estas lides, pues ya había publicado diversos artículos científicos y descrito varias especies nuevas, pero fue a partir de ese momento cuando pudo dedicarse a elaborar su grandes aportaciones científicas, basadas en todo el mat erial que ahora almacenaba en la colección de su museo.

En 1874 publicó dos trabajos de gran importancia. En el primero (Marsh, 1874a) estudió los borntoterios del Paleógeno del Oeste amercano, grupo en el cual llegó a convertirse en la autoridad mundial. En el otro (Marsh, 1874b) presentó sus conclusiones sobre la evolución de los caballos, que debido a la gran cantidad de especies existentes en Norteamérica le llevaron a pensar que este continene sería el original de la familia, en contra de las ideas predominantes en la época. Estos no son más que dos ejemplos de los cerca de treinta artículos que dedicó a estos grupos, en los cuales llegó a describir 32 especies, muchas de las cuales son válidas todavía.

Toda esa actividad atrajo la atención de uno de los más insignes estudiosos de la evolución de los caballos en el viejo continente. Thomas H. Huxley visitó a Marsh en 1876 y pudo admirar su impresionante colección de fósiles de caballos, que a partir de ese momento se convirtió en uno de los principales apoyos de la teoría evolutiva basada en la selección antural. Con ellos, Marsh había logrado solucionar uno de los mayores problemas del Darwinismo, la ausencia de cambios graduales en el registro fósil.

En esos años Marsh alcanzó la vicepresidencia de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), y durante su discurso vicepresidencial de 1877 en Nasvhville dedicó una buena parte del tiempo a explorar precisamente las implicaciones evolutivas de sus descubrimientos sobre los caballos norteamericanos. En ese mismo discurso también profetizó que los restos más antiguos en relación con la evolución del linaje humano se encontrarían en África, algo muy sorprendente pues todavía faltaba casi medio siglo para el descubrimiento de los primeros restos de Australopithecus. También disertó acerca de la influencia de los cambios ambientales en la evolución:
"As a cause for many changes of structure in mammals during the Tertiary and Post-Tertiary, I regard as the most potent, natural selection... Under this head, I include not merely a Malthusian struggle for life among the animals themselves, but the equally important contest with the elements, and all surrounding nature. By changes in the environment, migrations are enforced, slowly in some cases, rapidly in others, and with the change of locality must come adaptation to new condition, or extinction. The life history of Tertiary mammals ilustrates this principle at every stage, and no other explanation meets the facts."

Ese mismo año comenzaron las excavaciones en la Formación Morrison de Colorado, donde fueron empleados docenas de trabajadores que, en los siguientes diez años enviaron a Yale más de 200 cajas repletas de huesos. Gracias a esta y otras dos áreas de excavación en Como Bluff (Wyoming) y Cañon City (Colorado), los dinosaurios del Jurásico tardío de Norteamérica son algunos de los mejor conocidos en el mundo: Stegosaurus, Diplodocus, Apatosaurus, Ceratosaurus, etc... Muchas de esas especies ahora constituyen el eje central de la exposición permanente en el Great Hall de los dinosaurios del Museo Peabody, en el cual se recrea de la manera más fiel posible el ideario de lo que pretendía Marsh al reconstruir la anatomía completa de estos animales, revivirlos en la imaginación del lector (o del visitante, en este caso). Marsh, en los siguientes años escribió más de cincuenta artículos sobre dinosaurios describiendo 76 especies y organizando la clasificación de las mismas en cuatro órdenes que aún se conservan como subórdenes: Stegosauria, Ornithopoda, Sauropoda y Theropoda.


En 1878 se terminó de construir la que sería su casa hasta el día de su muerte, ahora conocida como Marsh Hall. Cuenta la leyenda que fue diseñada para alojar a la que sería su futura esposa, la c ual fue enviada por su familia a Europa en un periplo previo al matrimonio para que conociera mundo... allí finalmente se casó con otro hombre. Marsh permaneció soltero hasta el final de sus días. Quizás este episodio ayude a explicar el mal carácter del que hacía gala este hombre... o viceversa.

Al año siguiente, 1879, su interés por alcanzar las coas más altas de reconocimiento público se vió colmado cuando fue elegido como presidente de la AAAS. Su discurso trató en esta ocasión de las metodologías de estudio en Paleontología y de la historia de esta ciencia (Marsh, 1879).

En este momento, Marsh decidió concentrar sus esfuerzos en un nuevo tipo de publicación, la monografía. Su intención era poder abordar en un único volumen de gran extensión todos los aspectos referentes a un grupo taxonómico concreto. La primera que publicó estaba dedicada a dos especies de aves extintas del Cretácico de Kansas (Marsh, 1980). Tanto Ichthyornis dispar como Hesperornis regalis se caracterizaban por aunar una estructura esquelética típicamente aviana con una dentición reptiliana en los picos. Esta conjunción de atributos llevó a Marsh a proclamar la relación directa entre aves y dinosaurios terópodos, respaldando las conclusiones previamente alcanzadas por Huxley al estudiar Archaeopteryx y Compsognathus. No obstante, estas afirmaciones no obtuvieron mayor credibilidad hasta pasados 80 años y los trabajos de John H. Ostrom. Otra de las novedades de este trabajo es que por primera vez se intentó reconstrir el aspecto del esqueleto completo del animal en posición anatómicamente correcta. Esto es algo que se convertirá en una marca registrada de los trabajos de Marsh, que siempre pretendió despertar en la mente del lector una imagen viva de estos animales del pasado.

En 1882 publicó un trabajo sobre los restos de pterosaurios que se descubrieron en Kansas durante las expediciones de 1870 y 1871. Suficientes restos fueron recuperdos como para podr establecer que la envergdura alar de este animal fue de más de seis metros, convirtiéndose en el mayor reptil alado que se había conocido hasta el momento. El estudio detallado de los esqueletos del pterosaurio fue culminado con la definición de un nuevo género, Pteranodon, representante de un nuevo orden de pterosaurios.

La siguiente de sus monografías estuvo protagonizada por un nuevo orden de mamíferos, los amblípodos (Marsh, 1886). Concretamente, los dinocerados del Eoceno de las Montañas Rocosas. En los 14 años anteriores había estrito más mas 34 artículos sobre estos organismos. En el nuevo volumen Marsh describió 29 especies, la mayoría de las cuales habían sido propuestas por él mismo. A él corresponde, sin duda el establecimiento de la estructura de este grupo así como de sus afinidades, situándolos como un grupo independiente dentro de los ungulados.

En 1896 Marsh publicó su obra culmen sobre dinosaurios, Dinosaurs of North America, que no pretendía ser un trabajo definitivo sino la introducción a una serie de monografías sobra cada uno de los diferentes órdenes de dinosaurios. Desafortunadamente, Marsh falleció antes de poder iniciar esas monografías, aunque muchas de las recostrucciones que hizo de las diferentes especies sí fueron publicadas.


Está claro que Marsh fue un gran paleontólogo, capaz de poner a los Estados Unidos a la altura del registro fósil que atesoran. Desde que inició su actividad profesional, su país pasó de una posición científicamente pasiva a liderar el avance de los conocimientos evolutivos. Si bien es cierto que su figura tiene detrás una leyenda negra que, en parte, oscurece sus logros. Fue un hombre de un carácter muy difícil: egoista, posesivo, ambicioso y prepotente. Su rivalidad con Cope tampocó despertó las aptitudes más caballerosas de la época. Fue tan fuerte esa rivalidad que ambos llegaron a dilapidar sus fortunas personales en persecución de más y mejores fósiles. Finalmente, Marsh incluso fue acusado por sus subordinados de apropiarse de muchas de sus ideas y descubrimientos. Todo ello nos deja con una visión ambivalente sobre este personaje.


Referencias
  • Marsh, O.C. 1874a. On the Structure and Affinities of the Brontotheridae. American Journal of Science, 7: 81-86.
  • Marsh, O.C. 1874b. Fossil Horses in America. The American Naturalist, 8: 288-294.
  • Marsh, O.C. 1877. Introduction and Succession of Vertebrate Life in America. Nature, 16: 448-450, 470-472, 489-491.
  • Marsh, O.C. 1879. History and Methods of Paleontological Discovery. American Journal of Science, 18: 323-259.
  • Marsh, O.C. 1880. Odontornithes: a Monograph on the Extinct Toothed Birds of North America. Yale University Press, New Haven.
  • Marsh, O.C. 1882. The Wings of Pterodactyles. American Journal of Science, 23: 255.
  • Marsh, O.C. 1886. Dinocerata: a Monograph of an Extinct Order of Gigantic Mammals. Monographs of the U.S. Geological Survey, 10: 1-243.
  • Marsh, O.C. 1896. The Dinosaurs of North America. 16th Annual Report of the U.S. Geological Survey, part I, pp. 133-244. Washington.
  • McCarren, M.J. 1993. The Scientific Contributions of Othniel Charles Marsh: Birds, Bones, and Brontotheres. Peabody Museum of Natural History Special Publication, 15: 1-66.
  • Schuchert, C. 1938. Biographical Memoir of Othniel Charles Marsh, 1831-1899. National Academy of Sciences of the United States of America Biographical Memoirs, 20: 1-78.
  • Schuchert, C. & LeVene, C.M. 1940. O. C. Marsh: Pioneer in Paleontology. Yale University Press, New Haven.

Hay disponible un repositorio on-line con muchos de los artículos de Marsh.

martes, 6 de octubre de 2009

Científicos Ilustres: George Gaylord Simpson

Hoy se han cumplido 25 años del fallecimiento de uno de los paleontólogos y estudiosos de la Evolución más reputados del siglo XX.

George Gaylord Simpson (1902-1984)

Numerosas páginas han sido dedicadas a este investigador. Desde aquí recomendamos especialmente la creada por L.F. Laporte. Lo que viene a continuación no es más que un breve apunte de lo que fueron su vida y sus principales aportaciones científicas.

Nacido en Chicago y criado en Denver, fue un niño con gran curiosidad e interés por el aprendizaje. De hecho solicitó a sus padres un préstamo para poder comprar la Enciclopedia Británica, que sería la primera adquisión de lo que se convertiría con los años en una enorme biblioteca. Y uno de sus mayores intereses se desarrolló en torno a la Naturaleza, que tanto visitaba en las cercanas Montañas Rocosas.

Debido a su gran inteligencia pudo saltarse varios cursos del instituto, y a los dieciseis años ingresó en la Universidad de Colorado, donde inició sus estudios de Geología y Paleontología. En su último curso decidió trasladarse a la Universidad de Yale, pues este era el mejor lugar para concluir su formación en estas disciplinas. Durante ese año se casó y, tras un viaje a Francia para superar el curso de idioma extranjero, se graduó en 1923.

Seguidamente inició sus estudios de doctorado a partir de un material encontrado en los sótanos del Museo Peabody de Yale. Su tesis doctoral sobre mamíferos mesozoicos del Oeste de Estados Unidos fue finalizada en 1926, tras lo cual se marchó de "estancia postdoctoral" al Museo Británico de Historia Natural, donde permaneció algo más de un año. Durante ese periodo combinó el estudio del material de mamíferos mesozoicos europeos con los viajes turísticos al viejo continente.

En otoño de 1927 consiguió una posición en el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York como ayudante del conservador de fósiles de vertebrados. En los siguientes años siguió formándose como paleomastó- logo y desarrolló un gran interés por las faunas sudamericanas. Pasó una buena parte de tiempo tratando de convencer a algún patrocinador (algo harto difícil en los años de la Gran Depresión), hasta que a base de muchas tertulias y botellas de alcohol consumidas consiguió persuadir a un potentado que financió sus dos expediciones a Patagonia, en 1930-31 y 1933-34. En sus últimos años confesó que le hubiera gustado tener más de un hígado que poder sacrificar por su museo. El libro derivado de esos viajes, "Attending Marvels", alcanzó gran notoriedad entre el público lo cual convirtió rápidamente a Simpson en un personaje relativamente conocido entre los no paleontólogos. No obstante, no pudo disfrutar de esta fama pues su vida personal estaba pasando por un mal trance; en 1938 se divorció de su esposa.

En los siguientes años se casó por segunda vez, se convirtió en el primer presidente electo de la recién fundada "Society of Vertebrate Paleontology" y, en medio de la II Guerra Mundial, se alistó en el cuerpo de inteligencia del ejercito de los Estados Unidos. Durante 1943 estuvo en el Norte de África bajo las órdenes de Eisenhower y participó en la invasión de Sicilia y el Sur de Italia durante el verano de ese año. Posteriormente regresó al Norte de África, donde permaneció hasta su vuelta a Estados Unidos aquejado de hepatitis.

Durante esos años sus intereses como investigador derivaron hacia aspectos más teóricos en relación con la evolución. Su pensamiento evolutivo fue culminado en 1944 con la publicación de su obra más conocida, "Tempo and Mode in Evolution". Un año después sacaba adelante otro título básico para los estudiosos de los mamíferos, "Principles of Classification and a Classification of Mammals". Este segundo libro constituyó el primer compendio moderno de todos los mamíferos actuales y extintos del globo, constituyendose en la clasificación oficial de los mamíferos durante la segunda mitad del siglo XX, hasta que el avance de nuestros conocimientos sobre las relaciones filogenéticas entre los diferentes grupos y el descubrimiento de nuevos fósiles lo han dejado finalmente obsoleto. Por otro lado, "Tempo and Mode in Evolution" constituyó una contribución primordial para el avance de lo que dió en llamarse la Nueva Síntesis Evolutiva, que aunaba aproximaciones desde muy diversos campos científicos (Genética, Paleontología, Citología, Ecología, Sistemática, Biogeografía, etc...). Uno de los problemas existentes en ese momento era la imposibilidad de aplicar la visión gradualista de la evolución al registro fósil, tan cargado de variaciones bruscas y largos periodos de estabilidad. Smpson propuso la existencia de variaciones en las tasas evolutivas de diferentes poblaciones, lo cual podría permitir grandes cambios evolutivos en tiempos muy cortos y sin dejar apenas ninguna evidencia en el registro fósil. Es lo que llamó "evolución cuántica", pudiéndose considerar una idea precursora del equilibrio puntuado. El libro de Simpson supuso una primera aproximación entre los campos de la macroevolución, tal como se entiende a partir de los patrones observados en el registro fósil, y la microevolución derivada de los estudios de genética de poblaciones. Junto a Mayr, Haldane, Rensch, Stebbins o Dobzhansky, entre otros, se convirtió en uno de los principales "arquitectos" de las nuevas ideas que marcarían el desarrollo de las investigaciones evolutivas de las siguientes décadas.


A su regreso a los Estados Unidos fue nombrado director del recién reformado Departamento de Geología y Paleontología del Museo Americano de Historia Natural y también se hizo cargo de una posición como profesor de Paleontología de Vertebrados en la Universidad de Columbia, Nueva York. En 1946 participó en la fundación de la "Society for the Study of Evolution", de la cual fue nombrado presidente.

En 1951 publicó "Horses" donde rompía con la tradicional visión lineal acerca de la evolución de los caballos. En su lugar, él propuso una historia evolutiva compleja y más parecida a un árbol profundamente ramificado. Estas ramificaciones se correspondían a la adaptación de diferentes poblaciones a distintos ambientes o a la dispersión en diversas áreas geográficas.

En 1959 renunció a su puesto en Nueva York para ocupar una posición en el Museo de Zoología Comparativa de la Universidad de Harvard. Tanto ese año como el antrior se celebraba el primer centenario de la exposición pública de la teoría de la evolución basada en la selección natural y de la publicación del "Origen de las Especies" de Darwin, lo cual supuso un nuevo motivo de exposición pública para Simpson, que incluso recibió la Medalla Conmemorativa Darwin-Wallace de la "Linnean Society" en Londres, en las mismas salas donde un siglo antes se había expuesto la nueva teoría evolutiva desarrollada conjuntamente por Darwin y Wallace.

En los siguientes años realizó numerosos viajes para visitar colecciones de museos en todo el mundo y recibió múltiples honores. Siguió trabajando incansablemente y uno de sus trabajos más conocidos de esa época es "Species density of North American recent mammals", donde estipula las razones ecológicas de la diferente abundancia de especies de mamíferos en distintas partes del continente norteamericano.

En 1967 se trasladó a Tucson, donde ocupó una posición como profesor de Geociencias en la Universidad de Arizona. Sus actividades se limitaban a una pocas clases y unas reuniones semanales con estudiantes y profesores interesados en diversas cuestiones sobre Evolución. Su ritmo de trabajo no decayó y continuó publicando libros, ensayos y artículos sobre mamíferos cenozoicos, fauna sudamericana, pinguinos, Darwin, o fósiles y la historia de la Vida, así como su autobiografía.

Durante la última década de su vida, Simpson terminó por convertirse en una memoria de su pasado, a medida que nuevas ideas evolutivas se abrían camino y el campo científico al que había dedicado toda su vida cambiaba una vez más.

viernes, 1 de mayo de 2009

Científicos Ilustres: Remmert Daams

Hoy se cumplen diez años del temprano y desafortunado fallecimiento del investigador Remmert Daams, mentor, compañero y amigo. Siempre dispuesto a la comunicación, al disfrute de la Naturaleza, el arte y la buena mesa, pudo contar entre sus amigos a numerosos investigadores de todo el mundo. No obstante, Remmert nunca hizo distinciones académicas y trataba de manera igualmente amistosa y considerada a todos aquellos con los que se relacionó, ya fueran estudiantes, doctorandos, profesores, representantes de instituciones o público en general. En esto, como en otras muchas cosas, se anticipó a su tiempo, enfrentándose a la rigidez de las formas y al principio de autoridad en la Ciencia.

En su memoria, iniciamos desde aquí una nueva sección para "M.A.S./B.S.", Científicos Ilustres, en la que iremos recogiendo una serie de semblanzas biográficas acerca de algunos de los investigadores más notables de todos los tiempos.

Remmert Daams (1947-1999)

Nacido en los Países Bajos (Eindhoven, 13 de septiembre), desde temprana edad tuvo un gran interés por la naturaleza. Acompañado de su padre, sus actividades rondaban desde la observación de aves y la recolección de conchas en las playas holandesas hasta la ávida búsqueda de fósiles.

Realizó su estudios de Geología en Utrecht, formándose como geólogo y paleontólogo, y en 1973 inició su carrera investigadora bajo la supervisión de Hans de Bruijn. Al año siguiente puso pie en tierras españolas; desde ese momento su destino quedó plenamente definido por el estudio de los fósiles de micromamíferos del Terciario continental español. Durante los siguientes años estuvo dedicado a la realización de su tesis doctoral sobre los lirones del mioceno aragonés Dryomys, Myomimus,Microdyromys y Peridyromys, la cual defendió en 1981 en la Universidad de Utrecht (Daams, 1981).

Durante los siguientes años fue docente en el Instituto Geológico de Groningen, hasta que en 1986 se trasladó a Madrid, y a partir de ahí su carrera profesional estuvo vinculada al Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC). Finalmente, desde 1993 ocupó una posición de Profesor Catedrático Asociado en el Departamento de Paleontología de la UCM, gracias al programa PROPIO del MEC.


Sus tareas como investigador se centraron, por un lado, en la sistemática de los micromamíferos del Mioceno ibérico, y por otro en la bioestratigrafía y paleoclimatología del Terciario español. Como consecuencia de sus estudios, publicó a lo largo de su carrera académica más de un centenar de trabajos, un listado completo (casi...) de los cuales puede ser consultado en su web de la UCM.

Dentro de los estudios de sistemática, se convirtió en el especialista de referencia sobre los lirones de Europa meridional. A lo largo de su carrera describió once nuevas especies, dos nuevos géneros y dos subfamilias nuevas de glíridos (nombre científico de los lirones), y en 1995 realizó una revisión de todo el grupo junto a Hans de Bruijn, mientras que en 1999 presentó un catálogos de todas las especies de lirones del Mioceno de Europa, en lo que supondría uno de sus últimos trabajos. No obstante otros grupos también fueron objeto de su estudio, como los Eomyidae (describiendo dos nuevas especies de esta familia extinta de roedores), Zapodidae (un género y dos especies nuevas de ratones saltadores), Sciuridae (una nueva especie de ardilla) y sobre todo Cricetidae (diez especies y dos géneros nuevos de hámsteres). Este último grupo, el de los hámsteres, fue de gran interés para Remmert debido a su importancia en los estudios bioestratigráficos. En este sentido, el género Megacricetodon fue el gran sujeto de estudio.

En el campo de la bioestratigrafía continental desarrolló estudios de alta resolución en el Mioceno inferior y medio de la cuenca de Calatayud-Daroca. El trabajo continuado, junto a numerosos colegas, a lo largo de más de 25 años de prospección, muestreo, lavado y triado, le permitió definir los pisos de mamíferos miocenos conocidos como Rambliense y Aragoniense (Daams & Freudenthal, 1981; Daams et al., 1987), así como dio lugar al desarrollo de varias propuestas de biozonaciones locales, tanto en esa cuenca como en las del Duero, Ebro y Loranca (Krijgsman et al., 1996). Como resultado colateral del descubrimiento de cientos de yacimientos y del estudio de miles de dientes fósiles de micromamíferos podemos afirmar que el registro fósil español del Cenozoico continental sea uno de los mejor documentados y conocidos del mundo.

En el área de la paleoclimatología Remmert Daams se puede considerar como uno de los pioneros en el uso de las faunas de micromamíferos. Sus trabajos junto a Anne van de Weerd, Albert J. van der Meulen y Pablo Peláez-Campomanes (van de Weerd & Daams, 1978; van der Meulen & Daams, 1992; Daams et al., 1999) fueron innovadores debido al estudio de los cambios a lo largo del tiempo en las proporciones de los diferentes taxones que formaban las comunidades de roedores. Los análisis que realizaron permitieron estudiar las variaciones en las tendencias de temperatura y aridez, generando curvas de paleotemperatura y paleohumedad relativas para el Neógeno español, las cuales siguen siendo plenamente válidas hoy en día. Sus trabajos permitieron establecer una cabeza de puente para la expansión de los esudios paleoclimáticos en medios continentales y épocas remotas.
En los últimos años también inició una serie de proyectos en Libia, Chad y Estados Unidos, los cuales se vieron truncados por su temprana muerte.

Su labor como docente dio lugar, entre otras muchas cosas, a la dirección de numerosos trabajos de investigación que dieron lugar, por ejemplo, a las Tesis Doctorales de Gloria Cuenca Bescós (Universidad de Zaragoza), José Ignacio Lacomba (Consejería de Medio Ambiente, Valencia), Pablo Peláez-Campomanes (Museo Nacional de Ciencias Naturales), Esther Herráez (Geolineal) y Manuel Hernández Fernández (Universidad Complutense de Madrid).

Todos ellos, así como muchos otros colegas, continuan trabajando en las líneas de investigación en las que se centró Remmert Daams, lo cual es sin duda el mayor exponente de la importancia de sus trabajos y de los campos científicos que ayudó a desarrollar. Otra muestra del entusiasmo con que se trabaja en todas estas cuestiones quedó plasmada en el volumen homenaje que la UCM editó en 2003 en honor a este magnífico científico bajo el título "En torno a fósiles de mamíferos: datación, evolución y paleoambiente" (accesso a los PDFs).

Referencias
  • Daams, R. (1981) The dental pattern of the dormice Dryomys, Myomimus, Microdyromys and Peridyromys. Utrecht Micropaleontological Bulletin, Special Publication, 3: 1-115.
  • Daams, R. (1999) Miocene Gliridae (Rodentia) of Europe. En Miocene Land Mammals of Europe (Rössner, G. & Heissig, K., Eds.), pp. 301-318. Verlag Dr. Friedrich Pfeil, Munich.
  • Daams, R. & de Bruijn, H. (1995) A classification of the Gliridae (Rodentia) on the basis of dental morphology. Hystrix, 6 (1/2): 3-50.
  • Daams, R. & Freudenthal, M. (1981) Aragonian: the Stage concept versus Neogene Mammal Zones. Scripta Geologica, 62: 1-17.
  • Daams, R., Freudenthal, M. & Álvarez-Sierra, M.A. (1987) Ramblian; a new Stage for continental deposits of Early Miocene Age. Geologie en Mijnbouw, 65: 297-308.
  • Daams, R., van der Meulen, A. J., Peláez-Campomanes, P. & Álvarez-Sierra, M. A (1999). Trends in rodent assemblages from the Aragonian (Early Middle Miocene) of the Calatayud-Daroca Basin (Aragón, Spain). En: Hominoid Evolution and Climate Change Europe. 1 inThe Evolution of Neogene Terrestrial Ecosystems in Europe (Agusti, J., Rook, L. & Andrews, P., Eds.), pp. 127-139. Cambridge University Press, Cambridge.
  • Krijgsman, W., Garcés, M., Langereis, C.G., Daams, R., van Dam, J., van der Meulen, A.J., Agustí, J. & Cabrera, L. (1996) A new chronology for the middle to late Miocene record in Spain. Earth and Planetary Science Letters, 142: 367-380.
  • López-Martínez, N., Peláez-Campomanes, P. & Hernández Fernández, M. (Eds.) (2003) En Torno a Fósiles de Mamíferos: Datación, Evolución y Paleoambiente. Coloquios de Paleontología, Volumen Extraordinario, 1.
  • van der Meulen, A.J. & Daams, R. (1992) Evolution of Early-Middle Miocene rodent communities in relation to long term paleoenvironmental changes. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, 93: 227-253.
  • van de Weerd, A. & Daams, R. (1978) Quantitative composition of rodent faunas in the Spanish Neogene and paleoecological implications. Proceedings Koninklijke Nederlandse Akademie van Wetenschappen, B, 81, 4: 448-473.