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lunes, 6 de junio de 2011

Breve historia de la Paleontología, II: el siglo XX

A finales del siglo XIX, tras el desarrollo de la teoría evolutiva basada en la selección natural, numerosos museos fueron creados tanto en Europa como en Norteamérica para exhibir al público los descubrimientos realizados por las cada vez más abundantes expediciones de recolección de fósiles, así como para fomentar su estudio científico. Es la época de paleontólogos tan reconocidos como Jean Albert Gaudry (1827-1908), Thomas Henry Huxley (1825-1895), Othniel Charles Marsh (1831-1899), Edward Drinker Cope (1840-1897), Henry Fairfield Osborn (1857-1935), Eugène Dubois (1858-1940) u Otto Jaekel (1863-1929), y de descubrimientos tan reputados como el esqueleto casi completo de Iguanodon de Bernissart, los especimenes de Archaeopteryx de Solnhofen, los innumerables dinosaurios del Norteamérica, la fauna miocena de Pikermi, los múltiples équidos del Terciario del Oeste de los Estados Unidos o los restos de “Pithecanthropus” en Java.


Sin embargo, y a pesar del relanzamiento de los estudios paleontológicos, una buena parte de la disciplina permaneció restringida el estudio morfológico e incluso las ideas evolutivas basadas en la selección natural no fueron plenamente aceptadas por la mayoría de los paleontólogos durante las primeras décadas del siglo XX (Bowler, 1990). Muchos trabajos se podrían adscribir a una especie de Neo-Lamarckismo basado en el concepto de recapitulación, según el cual los procesos ontogenéticos podían extenderse para dar lugar a procesos evolutivos. La existencia de evidencias de evolución paralela tuvo como consecuencia el desarrollo del concepto de ortogénesis, basado en la existencia de fuerzas internas a los organismos y que dirigían su evolución. Hubo de esperarse hasta la década de los 40, cuando George Gaylord Simpson (1902-1984) publicó "Tempo and Mode in Evolution" y se desarrolló plenamente la Síntesis Evolutiva Moderna, para que los paleontólogos abrazasen sin reparos los estudios evolutivos. A partir de ese momento proliferaron los trabajos que planteaban escenarios evolutivos basados en la selección natural y hubo un mayor interés por aspectos microevolutivos en poblaciones locales.

La aceptación en los años 60 del siglo XX y posterior desarrollo de la tectónica de placas supuso una nueva revolución teórica a la que la disciplina de la Paleontología tuvo que adaptarse, abandonando las propuestas de puentes terrestres e hundimientos continentales como maneras de explicar la distribución geográfica de los organismos actuales y pasados. Por otro lado, en el campo de la Biología se produjo un progresivo incremento del interés por los estudios ecológicos, en relación con la creciente percepción del impacto antrópico en los ecosistemas. Dentro de nuestra disciplina, el desarrollo de estas áreas de investigación tuvo como resultado un aumento de los estudios paleobiogeográficos y paleoecológicos (Valentine, 1990). Además, también comenzó por aquel entonces el estudio de las primeras formas de vida terrestre (Awramik, 1971) y se confirmó la preeminencia de la biota de Ediacara (Glaessner, 1959), lo cual propulsó los estudios de fósiles precámbricos. Esas son también las fechas de la reapertura de las excavaciones en Burgess Shale (Briggs et al., 1994; Conway Morris, 1998). Estos trabajos pusieron de manifiesto la complejidad de los eventos evolutivos que dieron lugar a los filos modernos.


Finalmente, los años 70 del siglo XX vieron el surgir de los estudios macroevolutivos a partir del trabajo de Niles Eldredge y Stephen Jay Gould (1972) sobre el “equilibrio puntuado”, que marcará un cambio de paradigma frente al gradualismo filético imperante hasta el momento. El desarrollo de esta pugna entre gradualismo y puntuacionismo a lo largo de las siguientes décadas ha tenido su reflejo en un debate paralelo sobre las causas últimas de los procesos evolutivos, que pueden verse tanto en las interrelaciones ecológicas dentro de las comunidades, del modo propuesto por ejemplo en la “Teoría de la Reina Roja” de Leigh Van Valen (1973), como en la existencia de factores externos (cambios climáticos, movimientos tectónicos, etc…) que fuerzan la evolución de los organismos como propone Elisabeth S. Vrba (1980, 1992) en la "Teoría del Hábitat". Estos dos enfoques, son herederos de las diferentes perspectivas que mantenían Darwin y Wallace acerca del principal motor evolutivo; mientras el primero enfatizaba la competencia entre individuos para incrementar la supervivencia y la reproducción, el segundo daba mayor preponderancia a la biogeografía y las presiones ambientales sobre las especies. Derivaciones de estas líneas de investigación se pueden ver en los trabajos relacionados con lo que se conoce como “selección de especies” (Stanley, 1975), o el estudio de la diversificación biológica (Sepkoski, 1978) y las extinciones en masa (Raup & Sepkoski, 1984; Jablonski, 1986).

En las últimas décadas del siglo XX y en lo que llevamos de siglo XXI el énfasis se ha desplazado hacia el desarrollo de nuevas técnicas y métodos para responder al mismo tipo de preguntas que ya se vienen haciendo desde hace tiempo: ¿Cómo eran y cómo vivían los organismos extintos a los que pertenecen los fósiles que estudiamos? ¿Cómo se relacionan filogenéticamente, entre ellos y con los organismos actuales? ¿Cuál fue la estructura biogeográfica y ecológica de la Biosfera en el pasado? ¿Cómo operan los procesos evolutivos? Para responder a estas cuestiones se está profundizando en aspectos tales como la morfología funcional, la ecomorfología, la filogenia cladista o la modelización cuantitativa y cualitativa, además de establecerse nuevos lazos de colaboración con otras disciplinas con el desarrollo de la microestratigrafía, la geoquímica, la paleosinecología o la morfometría geométrica (Hoffman, 1990).


Referencias
  • Awramik, S.M. (1971) Precambrian Columnar Stromatolite Diversity: Reflection of Metazoan Appearance. Science, 174: 825-827.
  • Bowler, P.J. (1990) Darwin to Plate Tectonics. En: Paleobiology (eds.: Briggs, D.E.G. & Crowther, P.R.), pp. 543-547. Blackwell, Oxford.
  • Briggs, D.E.G., Erwin, D.H. & Collier, F.J. (1994) The Fossils of the Burgess Shale. Smithsonian Institution, Washington.
  • Conway Morris, S. (1998) The Crucible of Creation: The Burgess Shale and the Rise of Animals. Oxford University Press, Oxford.
  • Eldredge, N. & Gould, S.J. (1972). Punctuated equilibria: an alternative to phyletic gradualism. En: Models in Paleobiology (ed.: Schopf, T.J.M.), pp. 82-115. Freeman Cooper, San Francisco.
  • Glaessner, M.F. (1959) The oldest fossil faunas of South Australia. International Journal of Earth Sciences, 47: 522-531.
  • Hoffman, A. (1990) The Past Decade and the Future. En: Paleobiology (eds.: Briggs, D.E.G. & Crowther, P.R.), pp. 550-555. Blackwell, Oxford.
  • Jablonski, D. (1986) Background and mass extinctions: the alternation of macroevolutionary regimes. Science, 231: 129-133.
  • Raup, D.M. & Sepkoski, J.J. (1984) Periodicity of extinctions in the geologic past. Proceedings of the Nacional Academy of Sciences of the USA, 81: 801-805.
  • Sepkoski, J.J. (1978) A kinetic model of Phanerozoic taxonomic diversity. I. Análisis of marine orders. Paleobiology, 4: 223-251.
  • Simpson, G.G. (1944) Tempo and Mode in Evolution. Columbia University Press, New York.
  • Stanley, S.M. (1975) A theory of evolution above the species level. Proceedings of the Nacional Academy of Sciences of the USA, 72: 646-650.
  • Valentine, J.W. (1990) Plate Tectonics to Paleobiology. En: Paleobiology (eds.: Briggs, D.E.G. & Crowther, P.R.), pp. 547-550. Blackwell, Oxford.
  • Van Valen, L. (1973) A new evolutionary law. Evolutionary Theory, 1: 1-30.
  • Vrba, E.S. (1980) Evolution, species, and fossils: How does life evolve? South African Journal of Science, 76: 61-84.
  • Vrba, E.S. (1992) Mammals as a key to evolutionary theory. Journal of Mammalogy, 73: 1-15.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Breve historia de la Paleontología, I: de los inicios a Darwin

Las observaciones de fósiles se han documentado desde la Antigüedad Clásica, siendo dos pensadores griegos del siglo VI AC, Anaximandro y Jenófanes, los primeros en tratar estas cuestiones de manera explícita. Mientras que Anaximandro teorizó que todos los seres vivos proceden de seres distintos que al principio vivían en el barro, Jenófanes trató de contar la historia de la Tierra basándose en la existencia tierra adentro de impresiones de peces fósiles y restos de conchas y organismos marinos. No obstante, gran parte de la relación entre el mundo clásico y los fósiles se realizó a la luz de las leyendas sobre tiempos anteriores a la era de sus contemporáneos (héroes gigantes, cíclopes, grifos, dragones, etc…). En cualquier caso, los griegos que tenían contacto con evidencias fósiles ya eran conscientes de su antigüedad y de que pertenecían a seres extintos, admitiendo que no formaban parte de la naturaleza que les rodeaba (Sarris & Narváez Padilla, 2009).

Durante la Edad Media Avicena (980-1037) también discutió el origen de los fósiles, proponiendo una teoría de fluidos petrificantes en su obra El Libro de la Curación. Por otro lado, el naturalista chino Shen Kuo (1031-1095) usó fósiles marinos encontrados en montañas para inferir la existencia del proceso de regresión marina. Asimismo propuso una teoría de cambios climáticos graduales basada en la existencia de fósiles de bambú petrificado en una zona cuyo clima contemporáneo no podría sustentar a este tipo de plantas.


Al inicio del Renacimiento, Leonardo da Vinci (1452-1519) concibe los procesos de sedimentación y fosilización que fueron expandidos por Niels Stensen (1638-1686) y Gottfried Leibniz (1646-1716), los cuales sentaron las bases de la Estratigrafía y la Paleontología al establecer que los fósiles son restos de seres vivos, que vivieron donde ahora se encuentran, antes de formarse la roca que los contiene (Meléndez, 1998). No obstante, la discusión acerca del origen de los fósiles continuó durante todo el siglo XVII. Uno de los principales defensores del origen orgánico de los fósiles fue Robert Hooke (1635-1703) que propuso la existencia de filtraciones de agua para explicar la petrificación de los restos orgánicos originales (Thackray, 1990). Con el avance del siglo XVIII se aceptó la propuesta del origen biótico de los fósiles y para cuando Linneo (1707-1778) publicó su Systema Naturae los fósiles fueron tratados y nombrados como el resto de seres vivos.

Pero no fue hasta finales del siglo XVIII que se pudo establecer la Paleontología como ciencia independiente, a partir del desarrollo de los trabajos de Georges Cuvier (1769-1832) en anatomía comparada de vertebrados, que le llevaron a establecer su ley de la correlación orgánica según la cual podía servirse de restos fragmentarios para poder identificar una especie extinta. También estableció la existencia de cataclismos geológicos que explicarían las “revoluciones” faunísticas que había observado en los sedimentos de Montmartre.

El número de especialistas en diferentes grupos sistematicos fue aumentando de manera continua, con lo que el desarrollo de la disciplina se aceleró a lo largo del siglo XIX. Dos geólogos ingleses tuvieron especial importancia en la primera mitad del siglo. William Smith (1769-1839) descubrió que los estratos del Lías del Sur de Inglaterra podían diferenciarse en función de su contenido fosilífero, sentando las bases de la Paleontología estratigráfica. Charles Lyell (1797-1875) propugnó que no se podía atisbar ningún signo de progresión en el registro fósil; que no había argumentos para afirmar que las formas fósiles fuesen “inferiores” a las actuales. No había evidencia de que los tipos de seres vivos, las condiciones ambientales o los procesos geológicos hubiesen sido nunca diferentes de lo que se encuentra en la actualidad. Con ello estableció el principio del uniformitarismo, que ha regido los estudios geológicos desde entonces. La influencia de estos dos investigadores tuvo como resultado que la Paleontología se convirtiese en una herramienta auxiliar de la Geología. Su objetivo principal era establecer un catálogo de fósiles lo más completo posible, que fuese útil para poder determinar la edad de los estratos que los contuviesen (Meléndez, 1998). Esta mentalidad tuvo como resultado la aparición de la obra enciclopédica del paleontólogo alemán Karl A. Von Zittel (1839-1904) Handbuch der Palaeontologie.


No obstante, el desarrollo de la teoría evolutiva basada en la selección natural (Darwin & Wallace, 1858) y la publicación en 1859 de El Origen de las Especies de Charles R. Darwin (1809-1882) tuvo una gran repercusión en los estudios paleontológicos. Aunque él se quejaba de la imperfección del registro fósil para poder corroborar plenamente su teoría sobre la evolución por medio de selección natural (dedica un capítulo entero al tema), la existencia de fósiles que podían reconocerse como antecesores de la fauna actual es una de las pruebas decisivas a favor de la existencia de los procesos evolutivos. A partir de ese momento el estudio de los fósiles también supuso un trabajo de documentación de la evolución pasada de los seres vivos, suponiendo un área de trabajo nueva y propia de la disciplina paleontológica.


Referencias
  • Darwin, C.R. (1859) On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life. John Murria, Londres.
  • Darwin, C.R. & Wallace, A.R. (1858) On the tendency of species to form varieties; and on the perpetuation of varieties and species by natural means of selection. Journal of the Proceedings of the Linnean Society of London, Zoology, 3: 46-50.
  • von Linneo, K. (1758) Systema naturae, sive regna tria naturae systematice proposita per secundum classes, ordines, genera, & species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. 10ª Ed. Estocolmo.
  • Meléndez, B. (1998) Tratado de Paleontología, Vol. I. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.
  • Sarris, I. & Narváez Padilla, I. (2009) Hallazgos paleontológicos y su interpretación en la Grecia Clásica. Paleolusitana, 1: 431-440.
  • Thackray, J.C. (1990) Before Darwin. En: Paleobiology (eds.: Briggs, D.E.G. & Crowther, P.R.), pp. 537-543. Blackwell, Oxford.
  • Von Zittel, K.A. (1880) Handbuch der Palaeontologie. Oldenbourg, Munich.

viernes, 28 de enero de 2011

Entrevistas desde el Más Allá. V.- Adriana Oliver: Todo lo que queríamos saber sobre los investigadores que viajan al extranjero en 20 preguntas

Volvemos a nuestras entrevistas, tras un largo lapso temporal sin incordiar a ningún paleontólogo nacional o extranjero.

En esta ocasión viajamos virtualmente hasta Lyon para localizar y entrevistar a una de nuestras investigadoras favoritas. Adriana Oliver, licenciada en Geología por la Universidad Complutense de Madrid e investigadora del Departamento de Paleobiología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, regresó recientemente de su visita en La Université Claude Bernard Lyon 1.

1. ¿Qué fuiste a hacer en Lyon?
He ido a visitar la colección del Laboratorio "PaleoEnvironnements et PaleobioSphere", donde se encuentra una de las mayores y mejores colecciones de Megacricetodon (Cricetidae, Rodentia) del mundo. En este centro se encuentran muchos de los materiales tipo de Megacricetodon, así como de muchos de los yacimientos cársticos clásicos franceses, donde se han descrito numerosas especies de roedores.
Además una ventaja adicional de este centro es la presencia de uno de los mayores especialistas en roedores del Mioceno, el Dr. Pierre Mein, que pese a estar jubilado sigue trabajando intensamente en ese centro.

2. Después de tres meses de estancia, ¿cómo ha sido tu experiencia en esa ciudad francesa?
Muy buena, mejor de lo que me imaginaba. Pese a las dificultades con el idioma la gente ha resultado muy agradable. Tras las primeras semanas en la Universidad de Lyon 1 me trasladé con el material al Ecole Normale Supérieure de Lyon, al departamento "Évo-Dévo de la denture chez les vertébrés", con el Dr. Viriot y su equipo, donde tenía mejores medios (una lupa con cámara de fotos incorporada) y técnicamente la cosa mejoró mucho. Además la ciudad me ha parecido muy bonita y la gente muy accesible.

3. ¿Hay muchas diferencias en la organización de ese departamento cuando lo comparas con el tuyo en el Museo Nacional de Ciencias Naturales?
No demasiadas ya que el departamento forma parte del "Institut de Génomique Fonctionnelle de Lyon" (IGFL), que es una unidad mixta de investigación entre la Universidad de Lyon 1, el Ecole Normale Supérieure de Lyon, el CNRS e INRA. Quizá la mayor diferencia radica en que es un centro muy nuevo, actualmente dotado con gran ayuda económica.

4. Por otro lado, no eres la única investigadora predoctoral en Paleontología que ha estado recientemente en Lyon. Nuestras fuentes nos han informado que también te acompañaron algunos otros compañeros del Museo Nacional de Ciencias Naturales y de la Universidad Complutense de Madrid. ¿Qué tiene de especial la ciudad, que tanto atrae a los jóvenes investigadores madrileños?
Efectivamente he estado con Ana Rosa Gómez Cano de la UCM y Oscar Sanisidro del MNCN. En realidad no es la ciudad en sí misma lo que nos ha traído a tierras francesas sino las formidables colecciones de fósiles y la gente que trabaja aquí, como por ejemplo el Dr. Pierre Mein, padre de la Biocronología Europea de Mamíferos Neógenos (MN) y uno de los más importantes paleontólogos de roedores de todos los tiempos. O la Dra. Renaud, especialista en técnicas de morfometría geométrica como son los análisis de Furier.

5. Ya habías estado realizando visitas en otros centros de investigación europeos. Con esa experiencia que ahora tienes, ¿qué diferencias ves con respecto a la investigación paleontológica en España?
Lo que más me ha llamado la atención es el tipo de tesis que realizan: son más cortas (tienen solo tres años para hacerlas y NUNCA las alargan), menos exigentes (dado que el tiempo para hacerlas es mucho más limitado), más cortas y en general son ligeramente más dinámicas. Para ellos la tesis es un primer trabajo de investigación, una primera aproximación, para nosotros es como si fuera el fin último de la carrera investigadora, como si todo se basara en la tesis que has hecho. Por otro lado, en Europa una vez acabada la tesis parece que hay más facilidades para continuar la carrera investigadora ¡además de no ser necesario el irse dos años al extranjero! En Francia por ejemplo, puedes hacer la post-doctoral en tu país, no como aquí que estas obligado a irte al extranjero. Personalmente me parece algo positivo el cambiar de centro, cambias de ambiente, de equipo… pero me parece mal que solo haya esa posibilidad ya que las circunstancias de cada uno son diferentes y hay gente que no puede permitírselo.

6. Bueno, vamos a centrarnos en tus trabajos a largo plazo. Por favor, ¿podrías explicarnos cual es la temática de tu investigación doctoral?
Mi tesis se centra en la evolución del género Megacricetodon, de la Península Ibérica durante el Aragoniense y el Vallesiense (Mioceno medio y superior). Resulta irónico que pese a su nombre, me dedico a estudiar el hámster más pequeño que ha existido nunca.

Reconstrucción de Megacricetodon (ilustración de Sergio Pérez González)

7. ¿Qué convierte a Megacricetodon en un objeto de estudio tan apasionante?
Este pequeño hámster es uno de los micromamíferos más abundantes del Mioceno europeo, llegando a representar en algunos casos el 95% de la fauna de roedores. Su enorme abundancia y diversidad unido a la gran distribución geográfica, le convierte en uno de los principales indicadores biocronológicos del Mioceno continental europeo. Además sobre la base de las sucesivas especies del género Megacricetodon, se ha definido la mayoría de las biozonas y zonas locales propuestas para el Mioceno (~16-10 Ma).

8. ¿Cómo un organismo con un área de distribución tan amplia y unas características ecológicas supuestamente generalistas pudo llegar a desaparecer? ¿Tienes alguna hipótesis de trabajo sobre su extinción?
Los cricétidos modernos sufrieron una dramática reducción en la base del Mioceno terminal, coincidiendo con la aparición de las ratas y los ratones (múridos). Concretamente, géneros tan importantes como Megacricetodon o Democricetodon desaparecieron a finales de la MN 9.

9. Tu trabajo se centra en el registro fósil español. ¿Qué tiene de especial en comparación con otras zonas?
Las cuencas españolas terciarias presentan una gran continuidad del registro estratigráfico mioceno. Principalmente mi trabajo se centra en la Cuenca de Calatayud-Daroca (provincia de Zaragoza), que destaca por ser una de las cuencas del mundo con mayor riqueza y abundancia de fósiles de mamíferos miocenos (especialmente de micromamíferos), así como por la calidad de su registro sedimentario. Esto ha servido para la definición de dos estratotipos de pisos dentro del Terciario continental (Rambliense y Aragoniense), la realización de estudios magnetoestratigráficos muy completos, con registros continuos de alta calidad, y la elaboración de curvas de evolución paleoclimáticas y paleoambientales.

10. ¿Qué dirías a la gente que considera que los fósiles de micromamíferos son poco atractivos?
Es cierto que a simple vista pueden resultar menos atractivos que otros grupos debido a su pequeño tamaño y menor espectacularidad. Sin embargo, son muy importantes para los paleontólogos, ya que al sufrir cambios evolutivos rápidos en tiempos geológicos cortos, tienen una amplia distribución geográfica y son muy sensibles a las variaciones ambientales. Por lo tanto, la presencia de determinadas especies de micromamíferos nos pueden indicar con mucha precisión la edad de un yacimiento así como las condiciones paleoecológicas.

11. ¿Podrías describirnos brevemente qué técnicas de trabajo utilizáis en las excavaciones de micromamíferos?
Debido a su pequeño tamaño (por algo son micro) se requieren unas técnicas especiales para su obtención: Primero, el sedimento fosilífero se lava y se tamiza mediante mangueras de agua a presión. A continuación, el sedimento pasa por diferentes tamices, donde los fósiles van quedando retenidos en uno u otro dependiendo de su tamaño. Posteriormente, se tría la fracción más gruesa del sedimento y finalmente, se usan lupas binoculares o microscopios para su separación y estudio.

12. Pasando a otros temas… Has declarado en más de una ocasión que eres un claro exponente de la generación “Jurassic Park”. ¿Qué es lo que más te cautivó de la película?
Supongo que todo un poco, las impresionantes reconstrucciones de los dinosaurios, el modo el que se consigue obtener el ADN de dinosaurio, la acción trepidante…

13. Y a la tierna edad de once añitos, decidiste orientar tu formación hacia la Paleontología. ¿Cómo lo lograste?
La verdad es que me viene de antes, desde bien pequeñita he tenido libros y cuentos de dinosaurios, animales prehistóricos y hombres primitivos, así que se puede decir que siempre he tenido muy claro lo de la Paleontología. El paso difícil fue decidir si en la universidad estudiaba Biología o Geología para después hacer Paleontología. Finalmente fue Geología porque en los planes de estudio venía como especialidad. Aunque años después, hablando con un Paleontólogo en una excavación, descubrí que por Biología también podías coger asignaturas de libre configuración y hacer lo mismo, sinceramente, nunca me arrepentí de la elección. Luego supongo que la buena suerte me llevó a dar con un equipo de gente estupenda y aquí estoy, haciendo la tesis.

14. Háblanos de tu primera excavación paleontológica.
Mi primera excavación fue en el yacimiento madrileño de Somosaguas. Fue una experiencia muy grata, con un grupo de gente muy agradable. Además la primera vez que encuentras un fósil experimentas una sensación genial. El resultado fue muy positivo con lo cual el año siguiente volví a repetir.


15. ¿Qué opinión te merece el Proyecto Somosaguas de Paleontología?
Muy buena, me parece un ejemplo a seguir a muchos niveles, desde formación del alumnado tanto a nivel de campo (excavación de los fósiles) como teórico (primeros trabajos de investigación), hasta la gestión del yacimiento, o mejor dicho autogestión de un yacimiento, ya que no cuenta casi con recursos económicos, y aún así, año a año consiguen sacar adelante la excavación.

16. Desde entonces has trabajado en numerosas campañas de excavación. ¿Cuál consideras que es, o son, tus yacimientos de referencia?
De todas las excavaciones guardo un buen recuerdo porque en ellas aprendes diferentes cosas (cómo excavar en diferentes sedimentos, cómo lavar el sedimento, etc…). Obviamente a Somosaguas le tengo mucho cariño ya que fue mi primera excavación paleontológica. Pero supongo que la excavación que más me ha marcado es la de Cerro de los Batallones, un yacimiento excepcional de edad miocena al suroeste de la Comunidad de Madrid. Gracias a este yacimiento descubrí la importancia de la “micro” y conocí a la gente con la que trabajo actualmente.

17. ¿Alguna cuenta pendiente? ¿Dónde te gustaría excavar?
La verdad es que con la tesis no es que tenga mucho tiempo para hacer cosas, pero supongo que me gustaría probar a excavar en el yacimiento de Las Hoyas, por sus diferencias tanto en edad (Cretácico inferior), estratigrafía y sedimentología (calizas laminadas) como composición faunística (dinosaurios, aves, plantas, crustáceos, insectos, peces, anfíbios…). Es muy diferente a lo que estoy acostumbrada.

18. Cuando finalmente finalizaste la Licenciatura en Geología e iniciaste tu investigación en Paleontología ¿qué sensaciones te produjo el alcanzar tu objetivo?
Lógicamente me produjo una gran satisfacción. Se cerraba un ciclo y estaba a punto de comenzar uno nuevo lleno de oportunidades. ¡Es lo que siempre había querido hacer!

19. No obstante, hasta conseguir tu beca predoctoral FPU del Ministerio de Educación y Ciencia, tuviste que lidiar también con el trabajo a cargo de empresas privadas. ¿Hay muchas diferencias entre la paleontología académica y la de empresa?
En cierto modo, sí. En la empresa te quedas en la primera parte del trabajo paleontológico que es puramente manual, es decir, la excavación. Falta todo el estudio, descripción y análisis posterior de los fósiles. Además todo va más rápido, porque a la empresa le interesa que acabes en el menor tiempo posible. Aún así no me puedo quejar la empresa en la que trabajé (Paleoconsult Estudios de Antropología y Paleontología S.L.); eran muy serios y además se dejaban aconsejar por la gente que tenía experiencia.

20. Para finalizar, cuéntanos cómo ves el futuro a medio plazo de la investigación paleontológica dentro del marco económico de crisis en el que nos encontramos.
El futuro se plantea incierto, la crisis ha afectado a todo el mundo y lógicamente a la investigación también. De momento se nota en todo tipo de becas (predoctorales y postdoctorales) tanto en la reducción del número de ayudas como en la expansión entre una convocatoria y otra.


Pues muchas gracias Adriana por haberte brindado a contestar nuestras preguntas. Esperamos que los datos que has recopilado en Lyon te sean sumamente útiles y que a no mucho tardar podamos ver alguna publicación al respecto.

martes, 20 de abril de 2010

Entrevistas desde el Más Allá. IV.- Robert Asher: 20 respuestas de uno de los editores de Journal of Vertebrate Paleontology


"en mi opinión España
es el Wyoming de Europa
"


El entrevistador junto a Robert Asher, a la derecha, durante el 68º Congreso de la Society of Vertebrate Paleontology en Cleveland (2008)


En esta nueva edición de Entrevistas desde el Más Allá tenemos la oportunidad de disfrutar de la presencia de Robert Asher, paleontólogo que ha dedicado su labor investigadora al estudio de los mamíferos, mostrando especial interés en los últimos años por los afroterios y más concretamente por los tenrecs. De origen neoyorquino (pero del estado, no la ciudad… como siempre se encarga de señalarnos) y actualmente afincado en Cambridge (Reino Unido), ha tenido la oportunidad de trabajar en varias ocasiones en yacimientos españoles. En honor a la verdad, he de decir que la fascinación que el Dr Asher tiene por España viene de años atrás, no se restringe únicamente al aspecto paleontológico, y disfruta mucho cada ocasión que le trae por estos lares.


1. Hay una pregunta obligada, ¿por qué la Paleontología? ¿Cuándo te diste cuenta de que querías hacer de la paleo tu modo de vida? Cuando eras niño, ¿ya te fascinaban los seres vivos de otras épocas?
Mi interés en paleontología se inició en el ultimo año y medio de la Universidad. Al principio estudié filosofía y política. En mi tercer año encontré libros y artículos de S.J. Gould que trataban sobre la posibilidad de una causa biológica en nuestros estados socio-políticos. Compartía con Gould el rechazo hacia el determinismo genético, pero quise informarme más sobre las lineas de investigación que algunos (E.O. Wilson, Stephen Emlen...) utilizaban entonces para comprender cómo el pasado biológico influye al hombre actual. Siguiendo estas lineas terminé en la Paleontología, y aqui estoy.

2. ¿Cómo empezaste en este mundo? ¿Cuáles fueron tus primeros pasos?
Despúes de un interés inicial por la paleoantropología y un verano estudiando en Koobi Fora, Kenya, empecé a principios de los 90 a trabajar en el Dpto. del Paleontología del Carnegie Museum of Natural History en Pittsburgh, USA. Me llevaron a algunos afloramientos del Eoceno inferior de Wyoming, Montana y Mississippi. La belleza de estos campos, sobre todo en el oeste de los EE.UU., junto con la ilusión de encontrar fósiles con valor científico y la camaradería de mis colegas (Chris Beard, Alan Tabrum, Mary Dawson), me convencieron que sí era posible ganar un sueldo con esta dedicación. Y tuve que intentarlo.

3. Actualmente desempeñas la labor de editor de la revista Journal of Vertebrate Paleontology (JVP). ¿Cómo se consigue un puesto tan importante siendo tan joven?
¡Gracias por insinuar que sea yo "tan joven"! Un papel así resulta de una nominación de un editor o associate editor actual. Además, previamente, hay que tener una historia con la revista como autor y revisor. Para participar en la dirección científica de cualquier revista es importante que tus trabajos sean reconocidos en la comunidad que sostiene esta revista. En el caso de JVP no es difícil: publicar tus investigaciones, ayudar en el proceso de peer-review cuando te lo piden, asistir a los congresos de SVP (2010 Pittsburgh) y/o los equivalentes en Europa: SVPCA (2010 Cambridge) o EAVP (2010 Aix-en-Provence). Así conoces a la gente y así se abren las puertas de una carrera académica.

4. Como editor de JVP, ¿qué pasos crees que son fundamentales a la hora de preparar manuscritos y abstracts?
Para publicar en la JVP el contenido científico del artículo ha de ser convincente. En España tenéis una comunidad de paleontólogos de vertebrados excelente, y todo el mundo sabe de qué hablo. Es cierto que el idioma puede a veces ser un obstáculo, pero eso se arregla pasando más tiempo en estancias en el extranjero y manteniendo tu nivel de inglés, por ejemplo, leyendo constantemente buena literatura (no necesariamente sobre paleo) en ese idioma. En un plano más banal, es muy importante prestar atención a las normas de publicación, por muy triviales que puedan parecer (referencias, figuras, tablas...).

5. La revista JVP es el órgano de comunicación de la Society of Vertebrate Paleontology (SVP) cuyo 69º congreso se celebró el pasado septiembre en Bristol. ¿Qué te parece que este evento haya salido de Norteamérica por primera vez en su historia?
Me parece genial. Los dos mejores congresos de SVP a los que he asistido han tenido lugar ambos fuera de los EE.UU: en Ciudad de México y Bristol.

6. Tú coordinaste uno de los simposios celebrados dentro del congreso, bajo el título “Molecular tools in Paleobiology: trees, clocks and linking geno- with phenotype”. Después de haber visto todas las comunicaciones, ¿cuáles crees que son las principales conclusiones que se pueden extraer de esta reunión?
Me alegra mucho poder decir que de esa reunión va a salir un libro, esperemos que en 2011. Una conclusión importante de todo esto es que se debe desterrar ya la idea de que a los paleontólogos del siglo XXI no les gusta trabajar con datos moleculares. Si comparamos con los 90, hoy en día se puede hacer mucho más en la paleontología de vertebrados gracias a la sinergia entre paleontología y biologia molecular.

7. Desde hace tres años y medio trabajas en la Universidad de Cambridge. ¿Qué tal es tu experiencia profesional allí?
Empecé el puesto aquí en Octubre de 2006. Cambridge es un sitio sin equivalente en cuanto a la vida intelectual, en el sentido de que es muy fácil conocer a gente “super-lista” en cualquier campo de investigación, desde paleobiología hasta historia de la ciencia, filosofía, cosmología, etc.

8. ¿Cuántos estudiantes o becarios tienes a tu cargo? ¿Diriges alguna tesis doctoral? ¿Cómo está resultando?
Ahora mismo en mi grupo somos cinco personas, incluidos tres estudiantes PhD. So far so good! Cada año hay posibilidad de conseguir becas en mi departamento, sobre todo para estudiantes dentro de la CE. La calidad del trabajo de los estudiantes que he conocido en España es muy alta, y me gustaría mucho ponerme en contacto con los que tienen interés en hacer un PhD en Inglaterra. En un nivel postdoctoral también hay oportunidades, por ejemplo con apoyo del MEC de España, con becas Marie Curie, ayudas del UK-Research Councils y Cambridge College JRFs (= Junior Research Fellowships).

9. Como profesor en una de las universidades más prestigiosas de Europa, ¿qué opinión tienes de la reforma universitaria que estamos viviendo en la actualidad en el continente y que tiene como objetivo la creación del Espacio Europeo de Educación Superior?
No conozco bien los detalles de este programa. Si se trata de apoyar "centres of excellence" y aumentar la financiación a centros de investigación científica, me parece bien. Lo malo sería perder aspectos de la formación española por intentar convertir todo en algo europeo. En mi opinión los estados de la CE no necesitan perder su identidad para mejorar la calidad de una formación europea.

10. Antes de Cambridge ¿en qué otros lugares has trabajado y a qué te dedicabas?
Después de terminar mi PhD en 2000 (en Stony Brook), hice un postdoc en el AMNH (American Museum of Natural History) de New York. Luego estuve unos cuatro años años en Berlín, hasta finales de 2006 cuando empecé a trabajar aquí en el Reino Unido.

11. Has estado en España varias veces. Hace muchos años, si no recuerdo mal, estuviste de intercambio en una familia española, y desde entonces has repetido en varias ocasiones ¿Qué es lo que más te gusta de este país?
En España tuvo lugar mi primera estancia larga fuera del sitio donde crecí, en el estado de Nueva York. Aquellos pocos meses hace 20 años me impresionaron muchísimo y con ellos me di cuenta de que el punto de vista "estadounidense" no es el único. ¡Os debo mucho!

12. También has tenido ocasión de excavar en diferentes yacimientos españoles. ¿Qué tal ha sido la experiencia? ¿Qué opinión tienes del registro español?
En mi opinión España es el Wyoming de Europa, por la enorme cantidad de afloramientos paleontológicos que tiene que además representan periodos muy diversos. Los grupos de paleobiología que tenéis (conozco varios en Madrid, Sabadell, Zaragoza...) son a la vez muy trabajadores y competentes. Además sois muy abiertos a la gente del extranjero (como yo) y estáis dispuestos a compartir vuestras riquezas geológicas.

13. Derivando de tu contacto reciente con bastantes de los investigadores noveles de nuestro país, ¿cómo ves la juventud paleontológica en España?
Los jóvenes paleontólogos de España tenéis un futuro muy positivo. Tal y como yo lo veo, estáis aprovechando las oportunidades de sacar experiencias en otros países, el nivel de utilizar inglés (hablado y escrito) es bueno, y la calidad de trabajo y comentarios que he visto (por ejemplo cuándo os hacéis de revisores para la JVP) es muy alta.

14. ¿En qué otros yacimientos del mundo trabajas y has trabajado?
Fuera de los EE.UU y Europa, he hecho trabajo de campo en África del Sur, Kenya, Madagascar, Venezuela, y Mongolia.

15. Pese a que el gran público asocia inmediatamente la palabra Paleontología a “dinosaurios”, mucha gente nos dedicamos a estudiar la evolución de lo mamíferos. En tu caso, y perdona la simpleza de la pregunta, ¿por qué los mamíferos?
Esto se debe en parte al hecho de que mi interés empezó con la política del ser humano. Empecé bajando la escala natural y, gracias a Dios, paré mucho antes de llegar a los diápsidos (risas, este Robert es un cachondo).

16. Desde hace unos cuantos años estudias los afroterios, uno de los grupos más antiguos de los mamíferos placentados. Concretamente te dedicas a los tenrécidos. ¿Qué nos pueden enseñar estos animales sobre la historia evolutiva de los mamíferos?
Actualmente me interesa la posibilidad de que los Afrotheria y Xenarthra se desarrollaran de una manera distinta a los demás Placentalia (perdona la auto-cita, pero es una idea sugerida en BioEssays 31 (8): 853-864). Si esta idea se concreta con la base de datos que seguimos recopilando, puede enseñarnos algo en cuando al antepasado común de los Placentalia, y posiblemente también los mecanismos implicados en el diseño de un fenotipo nuevo dentro de los mamíferos.

17. ¿Cuáles han sido los resultados que consideras más importantes a los que has llegado a lo largo de tu carrera científica?
Me hacen falta otros quince o veinte años poder responder a esta pregunta...(risas; virtuales, claro, porque la entrevista me la ha mandado por mail).

18. En los últimos años la paleontología se está haciendo cada vez más analítica y menos descriptiva. La informática se ha hecho indispensable en campos como la morfometría geométrica, la inferencia de filogenias a partir de enormes bases de datos moleculares y morfológicos, en la construcción de modelos evolutivos... ¿Cómo te ha afectado a ti esta revolución? ¿Has tenido que ponerte al día?
Sí me ha afectado mucho, pero en una manera positiva. Tenemos a mano una cantidad de datos que no se podía esperar hace veinte o treinta años. Aún comparada con los 90, cuando hacía mi doctorado, la base de datos hoy en día es mucho mejor (genbank, morphobank, etc.). Sin duda hace falta aplicarse y seguir trabajando con estos métodos para aprovecharse de esta riqueza...

19. ¿Qué planes tienes para el futuro? ¿Contemplas la opción de volver a EE.UU algún día? De ser así, ¿te daría igual volver a cualquier centro de investigación de tu país con tal de seguir estudiando lo que te gusta? ¿o tienes algún preferido?
Todo es posible, incluso volver a mi país. Sin embargo en este momento estoy muy contento en el Reino Unido.

20. Para terminar, ¿qué consejos darías a los que estamos empezando en Paleontología?
Concentrarte en un campo de paleobiologia que excite tu deseo de saber más; intentar vivir experiencias fuera de tu país con frecuencia (sobre todo en países anglo-parlantes); y (lo más fácil) no olvidar el hecho de que, gracias a su historia super-rica en paleobiología, España tiene una base genial para comunicar al público una parte importante de la historia del mundo, de cómo los bichos actuales han llegado a ser como son.

Pues muchas gracias Robert por tu tiempo y tu simpatía.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Entrevistas desde el Más Allá. III.- Daniel de Miguel: 20 preguntas para el nuevo miembro del ICP

Con motivo de su reciente incorporación al Institut Català de Paleontologia (ICP) hoy entrevistamos en "Entrevistas desde el Más Allá" al Dr. Daniel DeMiguel, recientemente contratado por dicho centro como investigador postdoctoral en el Departamento de Faunas del Neógeno y Cuaternario. Licenciado en Geología en el año 2003 por la Universidad de Zaragoza, ha defendido recientemente su tesis basada en la "Morfología funcional y biomecánica de la dentición en rumiantes (Mammalia, Artiodactyla). Aplicación del desgaste dentario en la reconstrucción paleoambiental del Mioceno de la Cordillera Ibérica" bajo la tutela de la Dra. Beatriz Azanza Asensio (Profesora Titular en la Universidad de Zaragoza) y del Dr. Jorge Morales Romero (Profesor de Investigación en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, CSIC).

1. Buenos días Daniel. En Paleontología es muy común que exista un componente vocacional a la hora de decidir dedicarse a esta rama de la ciencia, ¿es este tu caso?, ¿Cuándo y por qué escogiste ser paleontólogo?
Buenos días. La verdad es que sí es algo vocacional. Mi fascinación por la Paleontología se la debo sobre todo a mi familia. Ellos me contagiaron su pasión por los fósiles y por el pasado cuando yo era niño. Creo que la escogí porque siempre he tenido inquietud por ella. Para mí la Paleontología es como tratar de hacer encajar las piezas de un puzzle; es indescriptible lo que se siente al desenterrar y estudiar un fósil.

2. La Paleontología de mamíferos en España, actualmente en pleno desarrollo y con gran relevancia histórica, debe sus avances a un gran número de investigadores que han dedicado sus vidas a ampliar los conocimientos de esta rama. De todos ellos ¿quién consideras que debería ser conocido por todo paleontólogo?
¡Menuda pregunta! Supongo que cada uno tendremos nuestra propia lista. Aun así, creo sinceramente que cualquier investigador de mamíferos merecería estar incluido en ella.

3. Una de las decisiones difíciles, una vez sabemos en qué nos queremos especializar, es elegir con qué equipo se desea trabajar. En la mayoría de los casos la decisión viene tomada por un conocimiento previo de los distintos componentes del equipo, entre ellos, las personas que nos tutelan durante el desarrollo de nuestras tesis. En tu caso, ¿cómo conociste a tus co-directores?
Conocí a la Dra. Beatriz Azanza porque me contrató en 4º de carrera para realizar unas excavaciones de urgencia en Teruel. El Dr. Jorge Morales es el responsable del equipo, y lo conocí en el yacimiento del Cerro de los Batallones, cuando ya había finalizado la carrera y comenzado a trabajar con la Dra. Beatriz Azanza.

4. En el caso de la Dra. Beatriz Azanza, ¿fue ella quién te planteó hacer la tesis o fuiste tú quien tomó la iniciativa?
No sabría decirte. Yo tenía claro que quería dedicarme a la paleontología, y ella me brindó la oportunidad de hacerlo. Me ofreció la posibilidad de elegir entre dos grupos faunísticos y temas distintos de estudio, y yo elegí el que más me gustó; morfología funcional, biomecánica y desgaste dental de la dentición de rumiantes.

5. Cuando te planteaste la posibilidad de trabajar con la Dra. Azanza, ¿tuvo algo qué ver el hecho de que se tratase de una mujer?
Que va. Tuvo que ver el hecho de que se trataba de una gran paleontóloga.

6. ¿Consideras que hay discriminación sexual en la ciencia?
Por supuesto, y creo que se debe a un problema generacional. Afortunadamente, es algo que está cambiando. Un ejemplo lo tienes aquí, en España. Sólo tienes que ver la proporción de catedráticos vs. catedráticas que hay.

7. De entre todos los grupos que forman los mamíferos, ¿por qué escogiste los rumiantes?
Pues porque es uno de los grupos de mamíferos ungulados más exitoso; tienen una increíble diversidad taxonómica y geográfica; y, por el hecho de alimentarse de materia vegetal, son excelentes indicadores ecológicos e informan sobre las características del entorno en donde viven.

8. ¿Qué te impulsó a estudiar su dentición, más concretamente su morfología, desgaste dental, y su relación con el paleoambiente?
El hecho de que todo esté relacionado. Para conocer el hábitat y el clima (paleoambiente), hemos de estudiar aquello con lo que se relacionen. A menudo se dice que somos lo que comemos, y sin duda, cómo son los dientes (morfología) viene ligado al tipo de alimentación que se tiene. Lo que se come, deja una firma inconfundible en los dientes (desgaste dental). Por ello, el estudio de la dentición en todas sus variantes es imprescindible para la reconstrucción paleoambiental.

9. En el mundo científico, el objetivo común de TODOS los investigadores es aumentar el nivel de conocimiento en las diferentes disciplinas. ¿Qué crees que es lo más destacado y novedoso que ha aportado tu investigación a la investigación en rumiantes?
Destacado; el haber propuesto una nueva hipótesis acerca del estadio alimenticio ancestral de la familia Cervidae (que bien podría ser también extrapolada a la de todos los rumiantes). Novedoso; el aplicar en paleontología una metodología (la de los Elementos Finitos) que hasta hace muy poco era casi exclusiva de la ingeniería y de la biomedicina.

10. Una de las posibilidades que ofrecen las becas predoctorales es poder realizar estancias breves tanto en España, como en centros del extranjero, con la intención de completar la preparación del beneficiario de las becas ¿Qué crees tú que te ha aportado el visitar otros países durante las estancias breves?
Sobre todo experiencia personal, ya que las estancias en el extranjero pueden ser a veces muy duras. Por supuesto también el conocer cómo trabajan otros equipos extranjeros, y el poder aprender directamente de ellos.

11. De haber optado por otra especialidad de la paleontología de mamíferos, ¿qué habrías elegido?
Es curioso, pero nunca me lo he planteado. Creo que sería feliz trabajando en cualquier especialidad siempre que estuviera relacionada con los mamíferos.

12. De los múltiples yacimientos en los que has trabajado (incluso co-dirigido), ¿de cuál de ellos guardas mejor recuerdo y por qué?
Bueno, cada yacimiento es único para mí. No creo que pudiera quedarme con uno sólo. Creo que debe de ser la suma de cada campaña de excavación y de toda la gente que vas conociendo, lo que vaya formándote como paleontólogo y como persona.

13. El equipo en el que trabajas está repartido en dos comunidades autónomas. Sin embargo, y pese a la distancia, se realizan estrechas colaboraciones entre sus miembros, ¿qué beneficios y que desventajas consideras que aporta la movilidad que esta colaboración ha generado en tu investigación?
Sin duda el mayor inconveniente es el ponerse de acuerdo cuando se está estudiando algo, o el modo de planificar un trabajo; la distancia no es buena en ese sentido, y es necesario viajar mucho. Lo bueno es que aprendes de mucha gente y que siempre hay diversos puntos de vista a la hora de abordar un problema.

14. Como anunciábamos antes, has sido recientemente contratado por el Institut Català de Palentologia de Sabadell; sin embargo, no ha sido tu única opción. ¿Por qué has escogido el ICP?
Lo escogí porque es un centro que ha confiado en mí, es dinámico e innovador, y potencia la investigación por encima de todo.

15. ¿Qué te costó más, conseguir la beca pre-doctoral o la post -doctoral?
Pues lo cierto es que la post-doctoral, y eso que yo puedo considerarme afortunado. Tengo compañeros a los que todavía no les ha salido nada. Estamos también en un mal momento para la investigación, y esto se traduce en una gran dificultad a la hora de conseguir un contrato o una beca post-doctoral.

16. ¿Crees que existen suficientes apoyos para la ciencia en nuestro país?
No, no lo creo, y mucho menos ahora. Y en realidad no debería de ser así. Me resulta curioso ver cómo hay países como Estados Unidos, Alemania o Reino Unido que apuestan por invertir más en investigación y desarrollo con el fin de salir antes de la crisis y ayudar a prevenir recesiones futuras, mientras que en España, estamos experimentando una importante reducción del presupuesto de I+D+i.

17. En nuestro mundo, la estabilidad es algo relativo, que no se suele conseguir hasta que no se han completado ciertas "etapas" ¿Te planteas la posibilidad de marcharte al extranjero?
Está claro que si hay algo que sabemos hacer bien los paleontólogos, y en general cualquier científico, es preparar la maleta. La mayoría de las veces es necesario salir fuera para poder seguir una buena trayectoria. Así que es una opción.

18. En paleontología es relativamente común cambiar de tema de investigación, ¿crees que será tu caso?
Es pronto para saberlo. Lo que te puedo decir es que debemos de sumarnos a las nuevas tecnologías, y eso supone estar reciclándose continuamente. Si pudiera seguir paralelamente con mis líneas de investigación, no me importaría.

19. Una de las vías de trabajo que se nos ofrecen es la de la docencia. ¿Te ves dando clases?
¿Por qué no? La docencia es algo que siempre me ha llamado la atención. Claro que de ser así, preferiría dar clases que guardarán relación con la Paleontología.

20. Por último, queremos conocer un poco más en qué estás trabajando; ¿podrías resumirnos el tema de la publicación en la que estás trabajando ahora?
Ahora mismo estamos trabajando en la parte de mi tesis que trata sobre biomecánica mediante el Método de los Elementos Finitos (MEF). Resulta increíble poder modelizar los dientes en 3D, y "jugar" con ellos para averiguar cómo funcionan en realidad. Si quieres saber más ... tendrás que esperar al día del estreno ...

jueves, 29 de octubre de 2009

Científicos Ilustres: Othniel Charles Marsh

Hoy se cumplen 178 años del nacimiento de uno de los paleontólogos más conocidos de la historia. Y es bien conocido no sin motivo. Después de todo, él fue el responsable de los mayores descubrimientos paleontológicos de todo el siglo XIX. Unos descubrimientos que durante buena parte del siglo XX constituyeron la piedra angular sobre la que se cimentó la divulgación científica sobre Paleontología. Buena parte de los dinosaurios y mamíferos extintos que yo conocí de niño fueron descritos por:

Othniel Charles Marsh (1831-1899)

Existen numerosos sitios donde se puede consultar acerca de la vida de este gran paleontólogo. Por ejemplo, en diferentes páginas de las universidades de Berkeley o Yale, en la omnipresente Wikipedia ...(aunque esta vez se queda muy, pero que muy corta), o en la magníficas monografías de Schuchert (1938) o McCarren (1993).

Nacido en un pequeño pueblo del estado de Nueva York, quedo huérfano de madre a la edad de tres años. De sus años de infancia poco he conseguido averiguar, salvo que desarrolló el gusto por la recolección de especímenes naturales gracias a su amistad con el geólogo Ezekiel Jewett.

Cuando alcanzó la mayoría de edad (21 años en aquella época) pudo disponer de la herencia que le legó su madre y asistir a la Academia Phillips en Andover (Massachusetts), como preparación para su ingreso en la Universidad de Yale, gracias a la financiación de su tío, el inmensamente rico George Peabody, un hombre de negocios que se había formado a sí mismo.

Marsh fue estudiante en la Yale Scientific School entre 1856 y 1860, cuando se graduó en Artes (antes no tenían demasiadas carreras de donde elegir, aunque sí que había muchas asignaturas optativas... entre las cursadas por Marsh se encontraban ciencia, matematicas, economía, inglés, geografía, historia, lenguas modernas, filología y ciencias políticas). Durante su último curso quedó muy marcado por uno de los libros más populares publicados por esas fechas... "El Origen de las Especies" de Darwin. Años después se convertiría en el mayor defensor de la nueva teoría evolutiva en Norteamérica... pero es adelantar acontecimientos.

Su paso por la Universidad de Yale debió ser muy fructífero y gratificante para Marsh, pues cuando su tío estaba decidiendo a qué instituciones realizar donativos se las apañó para convencerle de que incluyera a Yale en la lista definitva de be
neficiarias. A partir de ese momento la relación entre Peabody, Marsh y la Universidad de Yale se convirtió en un trío de gran interés científico y económico, al menos para dos de las partes...

La finalización de los estudios universitarios de Marsh se produjo en un momento histórico de gran turbulencia en los Estados Unidos. Ese año se celebraron las elecciones que dieron la presidencia a Abraham Lincoln y al año siguiente se produjo la secesión de los estados sureños, con lo cual se iniciaron las hostilidades que dieron lugar a la guerra civil estadounidense. No obstante, Peabody no pareciá dispuesto a que la formación de su sobrino se viese afectada por estos hechos. Marsh pasó los siguentes cuatro años visitando diversas instituciones en Europa para continuar sus estudios como paleontólogo. Estuvo
tanto en Prusia, aprendiendo antomía y visitando los fósiles de Solnhofen, como en Inglaterra, visitando la cuna de las nuevas teorías evolutivas. Fue en la Universidad de Berlín donde entabló amistad con Edward Drinker Cope, al que más tarde le uniría una más que sucia rivalidad.

Una vez que Marsh finalizó estos viajes por Europa, lo cual se produjo tras fin de la guerra, su tío George Peabody regaló 150.000 $ a la Universidad de Yale con los cuales se fundó el Museo Peabody de Historia Natural de Yale. Ese mismo año 1866 se creó la primera posición como profesor de Paleontología en Estados Unidos, la cual fue ocupada, como era de esperar, por Marsh. Al año siguiente fue nombrado director de recién creado Museo.

Una vez situado en ese puesto tan privilegiado, y con todos los recursos de su tío al alcance de su mano, Othniel Charles Marsh estaba en la mejor posición para lograr grandes avances. Un último factor que jugó a favor suyo fue un viaje que realizó a través del recorrido del nuevo Union Pacific Railroad que estaba en construcción. Durante este viaje se encontraron los fósiles que constituirian el holotipo de Nannhipus parvulus. Estos fósil es y las impresionantes formaciones geológicas que pudo ver le empujaron a planificar su primera gran expedición para recolectar fósiles.

En 1869 falleció finalmente George Peabody, que dejó una importante herencia a su sobrino. Con ello, Marsh pudo apartar a un lado muchas de sus obligaciones como docente y dedicar su tiempo a la búsqueda de fósiles en el salvaje Oeste.

En los siguientes cuatro años dirigió personalmente cuatro expediciones que le llevaron, junto a algunos de los estudiantes de la Universidad de Yale, a recorrer todo el Oeste americano, desde Kansas, a Colorado, Wyoming, Utah, Nebraska, Nevada o California (he incluso llegó a dar un rodeo para pasar por Panamá). En estas expediciones descubrieron magníficos yacimientos tanto de mamíferos del Paleógeno y Neógeno, como de dinosaurios del Cretácico. Toneladas de fósiles fueron enviadas a Yale desde la última frontera del continente.


Estas cuatro expediciones iniciaron la Fiebre de los Huesos, también conocida como Guerras de los Huesos. El interés que los nuevos descubrimientos paleontológicos habían causado en el público de los estados de la Costa Este encendieron la rivalidad de los investigadores. Los dos bandos enfrentados en estas guerras estaban capitaneados por los antiguos amigos Marsh y Cope, que debido a sus fuertes personalidades (y a ciertas acciones inadecuadas de Marsh) se distanciaron gravemente. Mientras que el primero trabajó para Yale Peabody Museum of Natural History, el segundo lo hizo para la Academy of Natural Sciences de Pgiladelphia. Durante las siguientes décadas se sucedieron las tr ampas, extorsiones, sabotajes, casos de corrupción y escándalos públicos protagonizados por estos dos personajes. Todo un bochornoso espectáculo causado por una simple lucha de egos.

Además de la ingente cantidad de fósiles descubiertos en estas campañas, también se avanzó paralelamente en el desarrollo de técnicas de excavación cada vez más sofisticadas. Fue en esos años cuando se normalizó el uso de emplastes y bloques para protejer los fósiles. Marsh tenía una política de excavación que primaba el valor de las piezas por encima de todo. Consideraba que era mejor llevarse un bloque de gran tamaño que arriesgar la integridad del fósil que lo contenia por intentar reducirlo. También favorecía la extracción de esqueletos completos pues la ausencia de algún hueso, por poco importante que pudiera parecer, disminuía enormemente el valor científico de la pieza.

No obstante, tras la última expedición de 1873, Marsh abandonó finalmente la dirección de nuevas expediciones y delegó esa ardua tarea en las manos de sus acólitos y subordinados. Con ello quedó libre para concentrarse en la descripción de todo el material que había llegado a Yale durante esos cuatro años y amenazaba con colapsar el recién creado Museo Peabody, incluso antes de su inauguración. No es que Marsh fuera novato en estas lides, pues ya había publicado diversos artículos científicos y descrito varias especies nuevas, pero fue a partir de ese momento cuando pudo dedicarse a elaborar su grandes aportaciones científicas, basadas en todo el mat erial que ahora almacenaba en la colección de su museo.

En 1874 publicó dos trabajos de gran importancia. En el primero (Marsh, 1874a) estudió los borntoterios del Paleógeno del Oeste amercano, grupo en el cual llegó a convertirse en la autoridad mundial. En el otro (Marsh, 1874b) presentó sus conclusiones sobre la evolución de los caballos, que debido a la gran cantidad de especies existentes en Norteamérica le llevaron a pensar que este continene sería el original de la familia, en contra de las ideas predominantes en la época. Estos no son más que dos ejemplos de los cerca de treinta artículos que dedicó a estos grupos, en los cuales llegó a describir 32 especies, muchas de las cuales son válidas todavía.

Toda esa actividad atrajo la atención de uno de los más insignes estudiosos de la evolución de los caballos en el viejo continente. Thomas H. Huxley visitó a Marsh en 1876 y pudo admirar su impresionante colección de fósiles de caballos, que a partir de ese momento se convirtió en uno de los principales apoyos de la teoría evolutiva basada en la selección antural. Con ellos, Marsh había logrado solucionar uno de los mayores problemas del Darwinismo, la ausencia de cambios graduales en el registro fósil.

En esos años Marsh alcanzó la vicepresidencia de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), y durante su discurso vicepresidencial de 1877 en Nasvhville dedicó una buena parte del tiempo a explorar precisamente las implicaciones evolutivas de sus descubrimientos sobre los caballos norteamericanos. En ese mismo discurso también profetizó que los restos más antiguos en relación con la evolución del linaje humano se encontrarían en África, algo muy sorprendente pues todavía faltaba casi medio siglo para el descubrimiento de los primeros restos de Australopithecus. También disertó acerca de la influencia de los cambios ambientales en la evolución:
"As a cause for many changes of structure in mammals during the Tertiary and Post-Tertiary, I regard as the most potent, natural selection... Under this head, I include not merely a Malthusian struggle for life among the animals themselves, but the equally important contest with the elements, and all surrounding nature. By changes in the environment, migrations are enforced, slowly in some cases, rapidly in others, and with the change of locality must come adaptation to new condition, or extinction. The life history of Tertiary mammals ilustrates this principle at every stage, and no other explanation meets the facts."

Ese mismo año comenzaron las excavaciones en la Formación Morrison de Colorado, donde fueron empleados docenas de trabajadores que, en los siguientes diez años enviaron a Yale más de 200 cajas repletas de huesos. Gracias a esta y otras dos áreas de excavación en Como Bluff (Wyoming) y Cañon City (Colorado), los dinosaurios del Jurásico tardío de Norteamérica son algunos de los mejor conocidos en el mundo: Stegosaurus, Diplodocus, Apatosaurus, Ceratosaurus, etc... Muchas de esas especies ahora constituyen el eje central de la exposición permanente en el Great Hall de los dinosaurios del Museo Peabody, en el cual se recrea de la manera más fiel posible el ideario de lo que pretendía Marsh al reconstruir la anatomía completa de estos animales, revivirlos en la imaginación del lector (o del visitante, en este caso). Marsh, en los siguientes años escribió más de cincuenta artículos sobre dinosaurios describiendo 76 especies y organizando la clasificación de las mismas en cuatro órdenes que aún se conservan como subórdenes: Stegosauria, Ornithopoda, Sauropoda y Theropoda.


En 1878 se terminó de construir la que sería su casa hasta el día de su muerte, ahora conocida como Marsh Hall. Cuenta la leyenda que fue diseñada para alojar a la que sería su futura esposa, la c ual fue enviada por su familia a Europa en un periplo previo al matrimonio para que conociera mundo... allí finalmente se casó con otro hombre. Marsh permaneció soltero hasta el final de sus días. Quizás este episodio ayude a explicar el mal carácter del que hacía gala este hombre... o viceversa.

Al año siguiente, 1879, su interés por alcanzar las coas más altas de reconocimiento público se vió colmado cuando fue elegido como presidente de la AAAS. Su discurso trató en esta ocasión de las metodologías de estudio en Paleontología y de la historia de esta ciencia (Marsh, 1879).

En este momento, Marsh decidió concentrar sus esfuerzos en un nuevo tipo de publicación, la monografía. Su intención era poder abordar en un único volumen de gran extensión todos los aspectos referentes a un grupo taxonómico concreto. La primera que publicó estaba dedicada a dos especies de aves extintas del Cretácico de Kansas (Marsh, 1980). Tanto Ichthyornis dispar como Hesperornis regalis se caracterizaban por aunar una estructura esquelética típicamente aviana con una dentición reptiliana en los picos. Esta conjunción de atributos llevó a Marsh a proclamar la relación directa entre aves y dinosaurios terópodos, respaldando las conclusiones previamente alcanzadas por Huxley al estudiar Archaeopteryx y Compsognathus. No obstante, estas afirmaciones no obtuvieron mayor credibilidad hasta pasados 80 años y los trabajos de John H. Ostrom. Otra de las novedades de este trabajo es que por primera vez se intentó reconstrir el aspecto del esqueleto completo del animal en posición anatómicamente correcta. Esto es algo que se convertirá en una marca registrada de los trabajos de Marsh, que siempre pretendió despertar en la mente del lector una imagen viva de estos animales del pasado.

En 1882 publicó un trabajo sobre los restos de pterosaurios que se descubrieron en Kansas durante las expediciones de 1870 y 1871. Suficientes restos fueron recuperdos como para podr establecer que la envergdura alar de este animal fue de más de seis metros, convirtiéndose en el mayor reptil alado que se había conocido hasta el momento. El estudio detallado de los esqueletos del pterosaurio fue culminado con la definición de un nuevo género, Pteranodon, representante de un nuevo orden de pterosaurios.

La siguiente de sus monografías estuvo protagonizada por un nuevo orden de mamíferos, los amblípodos (Marsh, 1886). Concretamente, los dinocerados del Eoceno de las Montañas Rocosas. En los 14 años anteriores había estrito más mas 34 artículos sobre estos organismos. En el nuevo volumen Marsh describió 29 especies, la mayoría de las cuales habían sido propuestas por él mismo. A él corresponde, sin duda el establecimiento de la estructura de este grupo así como de sus afinidades, situándolos como un grupo independiente dentro de los ungulados.

En 1896 Marsh publicó su obra culmen sobre dinosaurios, Dinosaurs of North America, que no pretendía ser un trabajo definitivo sino la introducción a una serie de monografías sobra cada uno de los diferentes órdenes de dinosaurios. Desafortunadamente, Marsh falleció antes de poder iniciar esas monografías, aunque muchas de las recostrucciones que hizo de las diferentes especies sí fueron publicadas.


Está claro que Marsh fue un gran paleontólogo, capaz de poner a los Estados Unidos a la altura del registro fósil que atesoran. Desde que inició su actividad profesional, su país pasó de una posición científicamente pasiva a liderar el avance de los conocimientos evolutivos. Si bien es cierto que su figura tiene detrás una leyenda negra que, en parte, oscurece sus logros. Fue un hombre de un carácter muy difícil: egoista, posesivo, ambicioso y prepotente. Su rivalidad con Cope tampocó despertó las aptitudes más caballerosas de la época. Fue tan fuerte esa rivalidad que ambos llegaron a dilapidar sus fortunas personales en persecución de más y mejores fósiles. Finalmente, Marsh incluso fue acusado por sus subordinados de apropiarse de muchas de sus ideas y descubrimientos. Todo ello nos deja con una visión ambivalente sobre este personaje.


Referencias
  • Marsh, O.C. 1874a. On the Structure and Affinities of the Brontotheridae. American Journal of Science, 7: 81-86.
  • Marsh, O.C. 1874b. Fossil Horses in America. The American Naturalist, 8: 288-294.
  • Marsh, O.C. 1877. Introduction and Succession of Vertebrate Life in America. Nature, 16: 448-450, 470-472, 489-491.
  • Marsh, O.C. 1879. History and Methods of Paleontological Discovery. American Journal of Science, 18: 323-259.
  • Marsh, O.C. 1880. Odontornithes: a Monograph on the Extinct Toothed Birds of North America. Yale University Press, New Haven.
  • Marsh, O.C. 1882. The Wings of Pterodactyles. American Journal of Science, 23: 255.
  • Marsh, O.C. 1886. Dinocerata: a Monograph of an Extinct Order of Gigantic Mammals. Monographs of the U.S. Geological Survey, 10: 1-243.
  • Marsh, O.C. 1896. The Dinosaurs of North America. 16th Annual Report of the U.S. Geological Survey, part I, pp. 133-244. Washington.
  • McCarren, M.J. 1993. The Scientific Contributions of Othniel Charles Marsh: Birds, Bones, and Brontotheres. Peabody Museum of Natural History Special Publication, 15: 1-66.
  • Schuchert, C. 1938. Biographical Memoir of Othniel Charles Marsh, 1831-1899. National Academy of Sciences of the United States of America Biographical Memoirs, 20: 1-78.
  • Schuchert, C. & LeVene, C.M. 1940. O. C. Marsh: Pioneer in Paleontology. Yale University Press, New Haven.

Hay disponible un repositorio on-line con muchos de los artículos de Marsh.