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viernes, 2 de diciembre de 2011

Darwin, a través de sus libros, en la UCM

Si hace unas semanas os invitábamos a venir a la Facultad de Ciencias Geológicas de la UCM para visitar la nueva y flamante exposición del Departamento de Paleontología, hoy os comunicamos una nueva excusa para visitarla.

Esta vez se trata de una exposición sobre Darwin y su obra que fue inaugurada la semana pasada
en la Biblioteca de la mencionada facultad y estará ubicada allí hasta el 23 de enero de 2012.

Siguiendo un recorrido a lo largo de su obra, y basándose en una multitud de volúmenes que harían las delicias de cualquier bibliófilo que se precie, aprovecha para ilustrar algunos de los descubrimientos realizados por el insigne naturalista.

Como adelanto, podeís visitar la página web de la exposición. Pero no dudéis en pasaros un rato por ella para ver en persona los magníficos ejemplares que se exponen en ella.

miércoles, 15 de junio de 2011

Breve historia de la Paleontología, III: presente y futuro de la disciplina

En la actualidad nos encontramos en una fase de consolidación de las diferentes áreas de la Paleontología, dirigiéndonos hacia la transición a una fase de mayor integración entre ellas. Además, continuará la presente tendencia hacia la desaparición de barreras frente a otras disciplinas dentro de las Ciencias de la Tierra y la Vida, como puede observarse, por ejemplo, en la proliferación de aproximaciones holísticas al sistema global que incluye Litosfera, Biosfera, Hidrosfera y Atmósfera, lo que se ha dado en llamar “Sistema Tierra” o Geobiosfera, o con la creciente colaboración entre biólogos moleculares y paleontólogos para el desarrollo de filogenias de consenso (Asher, 2009) y de lo que se ha denominado Paleontología molecular (Schweitzer, 2003). La Paleontología también tendrá una gran influencia en el futuro progreso de la biología del desarrollo, la tan conocida evo-devo, proporcionando ejemplos de procesos ontogénicos en multitud de nodos basales del Árbol de la Vida, así como argumentos para entender el desarrollo de diferentes fenotipos o, por ejemplo, la influencia de los condicionantes ambientales en la ocupación de los morfoespacios teóricos (Jablonski, 2009). Finalmente, el nuevo campo de estudio que constituye la Paleohistología supondrá una renovación de las ideas acerca de, por ejemplo, la fisiología y los ciclos vitales de las especies extintas (Köhler & Moyà-Solà, 2009).


No obstante, creo necesario recalcar que el tratamiento sistemático de especímenes recolectados en el campo y organizados en las colecciones de los museos para su posterior análisis constituye los cimientos en los que se apoya la Paleontología, de un modo tan crucial como para cualquier otra disciplina basada en datos neontológicos. Por tanto, este tipo de estudios debe continuar de manera tan enérgica como hasta ahora, y así poder abordar con ciertas garantías de éxito la tarea de explorar las nuevas líneas de investigación que se desarrollen a medio plazo. Esas nuevas áreas de trabajo quizás se pudieran resumir, sin pretensión de ser exhaustivos, en una serie de puntos principales que probablemente serán preponderantes en el progreso futuro de los estudios paleontológicos.

En primer lugar, podemos mencionar la continuidad de los estudios de la evolución biológica, cuestión que sigue siendo un tema de máxima actualidad. Los fósiles constituyen la documentación tangible de la existencia de procesos evolutivos, y el desarrollo de bases de datos globales asociadas de manera evidente a especímenes concretos en colecciones de museos, incluyendo no sólo cuestiones de tipo sistemático y temporal sino también datos geográficos explícitos, permitirá un mayor grado de integración de esta información en nuestras aproximaciones al funcionamiento de la evolución. Del mismo modo, la integración de todos estos datos paleontológicos en el desarrollo de un consenso sobre el “Árbol de la Vida” permitirá un mejor conocimiento de los procesos evolutivos a través del uso de las metodologías propias de los estudios comparativos basados en técnicas estadísticas de “corrección filogenética” (Brusatte et al., 2011). Igualmente, una aplicación explícita de técnicas de análisis comparativo a nivel geográfico y temporal permitirá valorar la regularidad de los procesos evolutivos en determinadas circunstancias, por medio de la comparación de sucesiones bióticas de áreas alejadas o en periodos temporales diferentes. Particularmente, interesante resultará el desarrollo de los estudios sobre evolución de comunidades (van der Meulen et al., 2005; Boucot, 2009), que superan las nociones sistemáticas a nivel de especie para tratar de comprender cómo los procesos evolutivos actúan a escala de comunidad.

En relación con el contexto temporal y geográfico de los procesos evolutivos, cada vez resulta más patente la importancia de la paleoclimatología, lo cual se une al interés cada vez más marcado por el conocimiento de los procesos de cambio ambiental en relación con el calentamiento global en el que nos encontramos inmersos en la actualidad. El estudio de pasados análogos ambientales a nuestra situación actual nos permitiría conocer el comportamiento de los ecosistemas y las especies ante situaciones de cambio climático global (Blois & Hadly, 2009) y así predecir las posibles consecuencias ecológicas e incluso evolutivas que se pueden esperar en un futuro (Barnosky, 2009; Dietl & Flessa, 2009; Willis & Bhagwat, 2010). De esta manera se podrán elaborar políticas de conservación de especies frente al cambio climático, por medio de políticas de gestión de reubicaciones o de desarrollo de corredores ecológicos eficientes en una situación de cambio climático, o mediante la tipificación de características propias de especies con tendencia a extinguirse, permitiendo la temprana identificación de las especies actuales que en función de las mismas debieran ser objetivo prioritario de conservación.

Dada la importancia creciente del estudio comparativo de situaciones análogas, el adecuado desarrollo de estos trabajos ha de pasar necesariamente por la integración de datos paleontológicos y neontológicos, tanto en el caso de los estudios paleoclimáticos (Hernández Fernández, 2001; Hernández Fernández et al., 2007) como en los macroevolutivos (Hernández Fernández & Vrba, 2005; Moreno Bofarull et al., 2008). En este sentido, la amplia literatura macroecológica sobre las causas y consecuencias del tamaño corporal o del área de distribución, que también plantean grandes cuestiones en torno a la capacidad de supervivencia de las especies, así como a su representatividad en el registro fósil, puede igualmente proporcionar un vehículo para la integración espacio-temporal de la estructura dinámica de la diversificación biológica (Vrba & DeGusta, 2004; López-Martínez, N. 2009; Smith et al., 2010; Cantalapiedra et al., en prensa).

No obstante, como consecuencia de estos estudios de integración y de búsqueda de análogos ecológicos, también aumentará nuestra comprensión de situaciones para las que no se conocen análogos en la actualidad (Cheddadi et al., 2006; Salzmann et al., 2009). Esto permitirá alcanzar un mejor entendimiento del funcionamiento del Sistema Tierra, por lo menos en las relaciones existente entre ambientes y biotas, los cuales se influyen de manera recíproca.


El planteamiento de nuevas técnicas de análisis también hará mella en los estudios paleoecológicos, probablemente con aproximaciones estadísticas en relación con los modelos de ecuaciones estructurales (Simpson & Harnik, 2009), con el planteamiento de la importancia de la existencia de cuestiones de escala en los análisis (Badgley, 2003; Benton, 2009), o con la estricta separación de señales paleobiológicas, tafonómicas y de muestreo en el registro fósil (Alroy & Hunt, 2010). Todo ello provocará una renovación en el debate sobre la influencia relativa de los factores externos -cambios climáticos e interacciones bióticas, principalmente, pero no de manera exclusiva- (van Dam et al., 2006; Palombo et al., 2009) frente a los internos -restricciones de desarrollo- (Marugán Lobón & Buscalioni, 2009) en los procesos macroevolutivos.

Para terminar, igual que la sistemática debe ser la base sobre la que se sustente cualquier área de investigación en Paleontología, muchos estudios “tradicionales” en nuestra disciplina continuarán haciendo posible la profundización de nuestros conocimientos sobre la Historia de la Tierra. Entre ellos, destacan los trabajos encaminados a refinar las escalas cronoestratigráficas. Asimismo, la investigación de ciertos yacimientos sedimentarios de interés económico sólo puede realizarse con un estudio previo, paleontológico y estratigráfico muy detallado. Este tipo de trabajos, aunque quizás no copen las portadas de los medios de comunicación, seguirán constituyendo una parte muy importante de nuestra disciplina.


Referencias
  • Alroy, J. & Hunt, G. (eds.). 2010. Quantitative Methods in Paleobiology. The Paleontological Society Papers, 16.
  • Asher, R. 2009. “Molecules vs. morphology”: welcoming the end of an era. Journal of Vertebrate Paleontology, 29: 56A.
  • Badgley, C. (2003) The multiple scales of biological diversity. Paleobiology, 29:11-13.
  • Barnosky, A.D. (2009) Heatstroke: Nature in the Age of Global Warming. Island Press, Washington.
  • Benton, M.J. (2009) The Red Queen and the Court Jester: Species Diversity and the Role of Biotic and Abiotic Factors Through Time. Science, 323: 728-732.
  • Blois, J.L. & Hadly, E.A. (2009) Mammalian response to Cenozoic climatic change. Annual Review of Earth and Planetary Sciences, 37: 181-208.
  • Boucot, A.J. (2009) Punctuated equilibrium versus community evolution. En: The Paleobiological Revolution (eds.: Sepkoski, D. & Ruse, M.), pp. 433-458. The University of Chicago Press, Chicago.
  • Brusatte, S.L., Montanari, S., Yi, H.-Y, & Norell, M.A. (2011) Phylogenetic corrections for morphological disparity analysis: new methodology and case studies. Paleobiology, 37: 1-22.
  • Cantalapiedra, J.L., Hernández Fernández, M., Alcalde, G.M., Azanza, B., DeMiguel, D., & Morales, J. (en prensa). Ecological correlates of ghost lineages in ruminants. Paleobiology.
  • Cheddadi, R., de Beaulieu, J.-L., Jouzel, J., Andrieu-Ponel, V., Laurent, J.-M., Reille, M., Raynaud, D. & Bar-Hen, A. (2006) Notre interglaciaire a-t-il un analogue dans le passé?
Medicine Sciences, 22: 107-109.
  • van Dam, J. A., Abdul Aziz, H., Álvarez-Sierra, M. A., Hilgen, F. J., van den Hoek Ostende, L. W., Lourens, L. J., Mein, P., van der Meulen, A. J. & Pelaez-Campomanes, P. (2006) Long-period astronomical forcing of mammal turnover. Nature, 443: 687–691.
  • Dietl, G. & Flessa, K. (eds.). (2009) Conservation Paleobiology: Using the Past to Manage for the Future. The Paleontological Society Papers, 15.
  • Hernández Fernández, M. (2001) Bioclimatic discriminant capacity of terrestrial mammal faunas. Global Ecology and Biogeography, 10: 113-128.
  • Hernández Fernández, M., Álvarez Sierra, M.A. & Peláez-Campomanes, P. (2007) Bioclimatic analysis of rodent palaeofaunas reveals severe climatic changes in Southwestern Europe during the Plio-Pleistocene. Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology, 251: 500-526.
  • Hernández Fernández, M. & Vrba, E.S. (2005) Macroevolutionary processes and biomic specialization: testing the resource-use hypothesis. Evolutionary Ecology, 19: 199-219.
  • Jablonski, D. (2009) Paleontology in the Twenty-first Century. En: The Paleobiological Revolution (eds.: Sepkoski, D. & Ruse, M.), pp. 471-417. The University of Chicago Press, Chicago.
  • Köhler, M. & Moyà-Solà, S. (2009) Physiological and survival strategies of a fossil large mammal in a resource-limited environment. Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA, 106: 20354-20358.
  • López-Martínez, N. (2009) Time asymmetry in the palaeobiogeographic history of species. Bulletin Société Géologique de France, 180: 45-55.
  • Marugán-Lobón, J. & Buscalioni, A.D. (2009) New Insight on the Anatomy and Architecture of the Avian Neurocranium. Anatomical Record-Advances in Integrative Anatomy and Evolutionary Biology, 292: 364-370.
  • van der Meulen, A.J., Peláez-Campomanes, P. & Levin, S.A. (2005) Age structure, residents, and transients of Miocene rodent communities. The American Naturalist, 165: E108-125.
  • Moreno Bofarull, A., Arias Royo, A., Hernández Fernández, M., Ortiz-Jaureguizar, E. & Morales, J. (2008) Influence of continental history on the ecological specialization and macroevolutionary processes in the mammalian assemblage of South America: differences between small and large mammals. BMC Evolutionary Biology, 8: 97 (doi:10.1186/1471-2148-8-97).
  • Palombo, M.R., Alberdi, M.T., Azanza, B., Giovinazzo, C., Prado, J.L. & Sardella, R. (2009) How did environmental disturbances affect carnivoran diversity? A case study of the Plio-Pleistocene Carnivora of the North-Western Mediterranean. Evolutionary Ecology, 23: 569-589.
  • Salzmann, U., Haywood, A.M. & Lunt, D.J. (2009) The past is a guide to the future? Comparing Middle Pliocene vegetation with predicted biome distributions for the twenty-first century. Philosophical Transactions of the Royal Society of London, A, 367: 189-204.
  • Schweitzer, MH. (2003) The Future of Molecular Paleontology. Palaeontologia Electronica, 5.
  • Simpson, C., and P.G. Harnik. (2009) Assessing the role of abundance in marine bivalve extinction over the post-Paleozoic. Paleobiology, 35: 631-647.
  • Smith, F.A., Boyer, A.G., Brown, J.H., Costa, D.P., Dayan, T., Ernest, S.K., Evans, A.R., Fortelius, M., Gittleman, J.L., Hamilton, M.J., Harding, L.E., Lintulaakso, K., Lyons, S.K., McCain, C., Okie, J.G., Saarinen, J.J., Sibly, R.M., Stephens, P.R., Theodor, J. & Uhen, M.D. (2010) The evolution of maximum body size of terrestrial mammals. Science, 330: 1216-1219.
  • Vrba, E. S. & DeGusta, D. (2004) Do species populations really start small? New perspectives from the Late Neogene fossil record of African mammals. Philosophical Transactions of the Royal Society of London B, 359: 285-293.
  • Willis, K.J. & Bhagwat, S.A. (2010) Questions of importance to the conservation of global biological diversity: answers from the past. Climate of the Past Discussions, 6: 1139-1162.

lunes, 6 de junio de 2011

Breve historia de la Paleontología, II: el siglo XX

A finales del siglo XIX, tras el desarrollo de la teoría evolutiva basada en la selección natural, numerosos museos fueron creados tanto en Europa como en Norteamérica para exhibir al público los descubrimientos realizados por las cada vez más abundantes expediciones de recolección de fósiles, así como para fomentar su estudio científico. Es la época de paleontólogos tan reconocidos como Jean Albert Gaudry (1827-1908), Thomas Henry Huxley (1825-1895), Othniel Charles Marsh (1831-1899), Edward Drinker Cope (1840-1897), Henry Fairfield Osborn (1857-1935), Eugène Dubois (1858-1940) u Otto Jaekel (1863-1929), y de descubrimientos tan reputados como el esqueleto casi completo de Iguanodon de Bernissart, los especimenes de Archaeopteryx de Solnhofen, los innumerables dinosaurios del Norteamérica, la fauna miocena de Pikermi, los múltiples équidos del Terciario del Oeste de los Estados Unidos o los restos de “Pithecanthropus” en Java.


Sin embargo, y a pesar del relanzamiento de los estudios paleontológicos, una buena parte de la disciplina permaneció restringida el estudio morfológico e incluso las ideas evolutivas basadas en la selección natural no fueron plenamente aceptadas por la mayoría de los paleontólogos durante las primeras décadas del siglo XX (Bowler, 1990). Muchos trabajos se podrían adscribir a una especie de Neo-Lamarckismo basado en el concepto de recapitulación, según el cual los procesos ontogenéticos podían extenderse para dar lugar a procesos evolutivos. La existencia de evidencias de evolución paralela tuvo como consecuencia el desarrollo del concepto de ortogénesis, basado en la existencia de fuerzas internas a los organismos y que dirigían su evolución. Hubo de esperarse hasta la década de los 40, cuando George Gaylord Simpson (1902-1984) publicó "Tempo and Mode in Evolution" y se desarrolló plenamente la Síntesis Evolutiva Moderna, para que los paleontólogos abrazasen sin reparos los estudios evolutivos. A partir de ese momento proliferaron los trabajos que planteaban escenarios evolutivos basados en la selección natural y hubo un mayor interés por aspectos microevolutivos en poblaciones locales.

La aceptación en los años 60 del siglo XX y posterior desarrollo de la tectónica de placas supuso una nueva revolución teórica a la que la disciplina de la Paleontología tuvo que adaptarse, abandonando las propuestas de puentes terrestres e hundimientos continentales como maneras de explicar la distribución geográfica de los organismos actuales y pasados. Por otro lado, en el campo de la Biología se produjo un progresivo incremento del interés por los estudios ecológicos, en relación con la creciente percepción del impacto antrópico en los ecosistemas. Dentro de nuestra disciplina, el desarrollo de estas áreas de investigación tuvo como resultado un aumento de los estudios paleobiogeográficos y paleoecológicos (Valentine, 1990). Además, también comenzó por aquel entonces el estudio de las primeras formas de vida terrestre (Awramik, 1971) y se confirmó la preeminencia de la biota de Ediacara (Glaessner, 1959), lo cual propulsó los estudios de fósiles precámbricos. Esas son también las fechas de la reapertura de las excavaciones en Burgess Shale (Briggs et al., 1994; Conway Morris, 1998). Estos trabajos pusieron de manifiesto la complejidad de los eventos evolutivos que dieron lugar a los filos modernos.


Finalmente, los años 70 del siglo XX vieron el surgir de los estudios macroevolutivos a partir del trabajo de Niles Eldredge y Stephen Jay Gould (1972) sobre el “equilibrio puntuado”, que marcará un cambio de paradigma frente al gradualismo filético imperante hasta el momento. El desarrollo de esta pugna entre gradualismo y puntuacionismo a lo largo de las siguientes décadas ha tenido su reflejo en un debate paralelo sobre las causas últimas de los procesos evolutivos, que pueden verse tanto en las interrelaciones ecológicas dentro de las comunidades, del modo propuesto por ejemplo en la “Teoría de la Reina Roja” de Leigh Van Valen (1973), como en la existencia de factores externos (cambios climáticos, movimientos tectónicos, etc…) que fuerzan la evolución de los organismos como propone Elisabeth S. Vrba (1980, 1992) en la "Teoría del Hábitat". Estos dos enfoques, son herederos de las diferentes perspectivas que mantenían Darwin y Wallace acerca del principal motor evolutivo; mientras el primero enfatizaba la competencia entre individuos para incrementar la supervivencia y la reproducción, el segundo daba mayor preponderancia a la biogeografía y las presiones ambientales sobre las especies. Derivaciones de estas líneas de investigación se pueden ver en los trabajos relacionados con lo que se conoce como “selección de especies” (Stanley, 1975), o el estudio de la diversificación biológica (Sepkoski, 1978) y las extinciones en masa (Raup & Sepkoski, 1984; Jablonski, 1986).

En las últimas décadas del siglo XX y en lo que llevamos de siglo XXI el énfasis se ha desplazado hacia el desarrollo de nuevas técnicas y métodos para responder al mismo tipo de preguntas que ya se vienen haciendo desde hace tiempo: ¿Cómo eran y cómo vivían los organismos extintos a los que pertenecen los fósiles que estudiamos? ¿Cómo se relacionan filogenéticamente, entre ellos y con los organismos actuales? ¿Cuál fue la estructura biogeográfica y ecológica de la Biosfera en el pasado? ¿Cómo operan los procesos evolutivos? Para responder a estas cuestiones se está profundizando en aspectos tales como la morfología funcional, la ecomorfología, la filogenia cladista o la modelización cuantitativa y cualitativa, además de establecerse nuevos lazos de colaboración con otras disciplinas con el desarrollo de la microestratigrafía, la geoquímica, la paleosinecología o la morfometría geométrica (Hoffman, 1990).


Referencias
  • Awramik, S.M. (1971) Precambrian Columnar Stromatolite Diversity: Reflection of Metazoan Appearance. Science, 174: 825-827.
  • Bowler, P.J. (1990) Darwin to Plate Tectonics. En: Paleobiology (eds.: Briggs, D.E.G. & Crowther, P.R.), pp. 543-547. Blackwell, Oxford.
  • Briggs, D.E.G., Erwin, D.H. & Collier, F.J. (1994) The Fossils of the Burgess Shale. Smithsonian Institution, Washington.
  • Conway Morris, S. (1998) The Crucible of Creation: The Burgess Shale and the Rise of Animals. Oxford University Press, Oxford.
  • Eldredge, N. & Gould, S.J. (1972). Punctuated equilibria: an alternative to phyletic gradualism. En: Models in Paleobiology (ed.: Schopf, T.J.M.), pp. 82-115. Freeman Cooper, San Francisco.
  • Glaessner, M.F. (1959) The oldest fossil faunas of South Australia. International Journal of Earth Sciences, 47: 522-531.
  • Hoffman, A. (1990) The Past Decade and the Future. En: Paleobiology (eds.: Briggs, D.E.G. & Crowther, P.R.), pp. 550-555. Blackwell, Oxford.
  • Jablonski, D. (1986) Background and mass extinctions: the alternation of macroevolutionary regimes. Science, 231: 129-133.
  • Raup, D.M. & Sepkoski, J.J. (1984) Periodicity of extinctions in the geologic past. Proceedings of the Nacional Academy of Sciences of the USA, 81: 801-805.
  • Sepkoski, J.J. (1978) A kinetic model of Phanerozoic taxonomic diversity. I. Análisis of marine orders. Paleobiology, 4: 223-251.
  • Simpson, G.G. (1944) Tempo and Mode in Evolution. Columbia University Press, New York.
  • Stanley, S.M. (1975) A theory of evolution above the species level. Proceedings of the Nacional Academy of Sciences of the USA, 72: 646-650.
  • Valentine, J.W. (1990) Plate Tectonics to Paleobiology. En: Paleobiology (eds.: Briggs, D.E.G. & Crowther, P.R.), pp. 547-550. Blackwell, Oxford.
  • Van Valen, L. (1973) A new evolutionary law. Evolutionary Theory, 1: 1-30.
  • Vrba, E.S. (1980) Evolution, species, and fossils: How does life evolve? South African Journal of Science, 76: 61-84.
  • Vrba, E.S. (1992) Mammals as a key to evolutionary theory. Journal of Mammalogy, 73: 1-15.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Breve historia de la Paleontología, I: de los inicios a Darwin

Las observaciones de fósiles se han documentado desde la Antigüedad Clásica, siendo dos pensadores griegos del siglo VI AC, Anaximandro y Jenófanes, los primeros en tratar estas cuestiones de manera explícita. Mientras que Anaximandro teorizó que todos los seres vivos proceden de seres distintos que al principio vivían en el barro, Jenófanes trató de contar la historia de la Tierra basándose en la existencia tierra adentro de impresiones de peces fósiles y restos de conchas y organismos marinos. No obstante, gran parte de la relación entre el mundo clásico y los fósiles se realizó a la luz de las leyendas sobre tiempos anteriores a la era de sus contemporáneos (héroes gigantes, cíclopes, grifos, dragones, etc…). En cualquier caso, los griegos que tenían contacto con evidencias fósiles ya eran conscientes de su antigüedad y de que pertenecían a seres extintos, admitiendo que no formaban parte de la naturaleza que les rodeaba (Sarris & Narváez Padilla, 2009).

Durante la Edad Media Avicena (980-1037) también discutió el origen de los fósiles, proponiendo una teoría de fluidos petrificantes en su obra El Libro de la Curación. Por otro lado, el naturalista chino Shen Kuo (1031-1095) usó fósiles marinos encontrados en montañas para inferir la existencia del proceso de regresión marina. Asimismo propuso una teoría de cambios climáticos graduales basada en la existencia de fósiles de bambú petrificado en una zona cuyo clima contemporáneo no podría sustentar a este tipo de plantas.


Al inicio del Renacimiento, Leonardo da Vinci (1452-1519) concibe los procesos de sedimentación y fosilización que fueron expandidos por Niels Stensen (1638-1686) y Gottfried Leibniz (1646-1716), los cuales sentaron las bases de la Estratigrafía y la Paleontología al establecer que los fósiles son restos de seres vivos, que vivieron donde ahora se encuentran, antes de formarse la roca que los contiene (Meléndez, 1998). No obstante, la discusión acerca del origen de los fósiles continuó durante todo el siglo XVII. Uno de los principales defensores del origen orgánico de los fósiles fue Robert Hooke (1635-1703) que propuso la existencia de filtraciones de agua para explicar la petrificación de los restos orgánicos originales (Thackray, 1990). Con el avance del siglo XVIII se aceptó la propuesta del origen biótico de los fósiles y para cuando Linneo (1707-1778) publicó su Systema Naturae los fósiles fueron tratados y nombrados como el resto de seres vivos.

Pero no fue hasta finales del siglo XVIII que se pudo establecer la Paleontología como ciencia independiente, a partir del desarrollo de los trabajos de Georges Cuvier (1769-1832) en anatomía comparada de vertebrados, que le llevaron a establecer su ley de la correlación orgánica según la cual podía servirse de restos fragmentarios para poder identificar una especie extinta. También estableció la existencia de cataclismos geológicos que explicarían las “revoluciones” faunísticas que había observado en los sedimentos de Montmartre.

El número de especialistas en diferentes grupos sistematicos fue aumentando de manera continua, con lo que el desarrollo de la disciplina se aceleró a lo largo del siglo XIX. Dos geólogos ingleses tuvieron especial importancia en la primera mitad del siglo. William Smith (1769-1839) descubrió que los estratos del Lías del Sur de Inglaterra podían diferenciarse en función de su contenido fosilífero, sentando las bases de la Paleontología estratigráfica. Charles Lyell (1797-1875) propugnó que no se podía atisbar ningún signo de progresión en el registro fósil; que no había argumentos para afirmar que las formas fósiles fuesen “inferiores” a las actuales. No había evidencia de que los tipos de seres vivos, las condiciones ambientales o los procesos geológicos hubiesen sido nunca diferentes de lo que se encuentra en la actualidad. Con ello estableció el principio del uniformitarismo, que ha regido los estudios geológicos desde entonces. La influencia de estos dos investigadores tuvo como resultado que la Paleontología se convirtiese en una herramienta auxiliar de la Geología. Su objetivo principal era establecer un catálogo de fósiles lo más completo posible, que fuese útil para poder determinar la edad de los estratos que los contuviesen (Meléndez, 1998). Esta mentalidad tuvo como resultado la aparición de la obra enciclopédica del paleontólogo alemán Karl A. Von Zittel (1839-1904) Handbuch der Palaeontologie.


No obstante, el desarrollo de la teoría evolutiva basada en la selección natural (Darwin & Wallace, 1858) y la publicación en 1859 de El Origen de las Especies de Charles R. Darwin (1809-1882) tuvo una gran repercusión en los estudios paleontológicos. Aunque él se quejaba de la imperfección del registro fósil para poder corroborar plenamente su teoría sobre la evolución por medio de selección natural (dedica un capítulo entero al tema), la existencia de fósiles que podían reconocerse como antecesores de la fauna actual es una de las pruebas decisivas a favor de la existencia de los procesos evolutivos. A partir de ese momento el estudio de los fósiles también supuso un trabajo de documentación de la evolución pasada de los seres vivos, suponiendo un área de trabajo nueva y propia de la disciplina paleontológica.


Referencias
  • Darwin, C.R. (1859) On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life. John Murria, Londres.
  • Darwin, C.R. & Wallace, A.R. (1858) On the tendency of species to form varieties; and on the perpetuation of varieties and species by natural means of selection. Journal of the Proceedings of the Linnean Society of London, Zoology, 3: 46-50.
  • von Linneo, K. (1758) Systema naturae, sive regna tria naturae systematice proposita per secundum classes, ordines, genera, & species, cum characteribus, differentiis, synonymis, locis. 10ª Ed. Estocolmo.
  • Meléndez, B. (1998) Tratado de Paleontología, Vol. I. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid.
  • Sarris, I. & Narváez Padilla, I. (2009) Hallazgos paleontológicos y su interpretación en la Grecia Clásica. Paleolusitana, 1: 431-440.
  • Thackray, J.C. (1990) Before Darwin. En: Paleobiology (eds.: Briggs, D.E.G. & Crowther, P.R.), pp. 537-543. Blackwell, Oxford.
  • Von Zittel, K.A. (1880) Handbuch der Palaeontologie. Oldenbourg, Munich.

lunes, 15 de noviembre de 2010

San Alberto Magno

Hoy se cumplen 730 años de la muerte de Albert von Lauingen, también conocido como Albertus Coloniensis o San Alberto Magno, santo patrono dentro de la iglesia católica de los estudiantes de Ciencias Naturales, Químicas y Exactas.

Todas las facultades universitarias que cubren estas disciplinas celebran este día con una festividad, pero somos pocos de nosotros los que realmente sabemos quién fue este hombre.

Nacido en Baviera, en la transición entre los siglos XII y XIII, se educó en la recién fundad Universidad de Padua siguiendo los escritos de Aristóteles. Tras ello, ingresó en la Orden Dominicana y marcho a Bolonia a estudiar Teología.

Durante dos décadas recorrió varios centros de enseñanza alemanes ejerciendo como profesor, hasta que en 1245 obtuvo el doctorado por la Universidad de París y comenzó a dar clases en la misma donde permaneció hasta 1248. Uno de sus alumnos en aquel tiempo fue el célebre Tomás de Aquino, que nuestros bachilleres tan bien conocen, con el que trabó una relación de amistad.

Aunque en 1260 llegó a ser nombrado obispo, tres años después dimitió del cargo para poder llevar una vida más humilde acorde con su carácter. ¡Todo un símbolo de negación del poder!

Murió en 1280, después de muchos años de enseñanza y de haber sido reputado como "Magnus" por el propio Roger Bacon, por sus múltiples escritos enciclopédicos en torno a temas tan variados como Astronomía, Botánica, Geografía, Mineralogía, Química, Zoología o Fisiología. Este amplio abanico de intereses le valió el sobrenombre de "Doctor Universalis" que le impusieron sus contemporaneos.

jueves, 21 de octubre de 2010

Los mejores blogs de Ciencia y Medio Ambiente de 2010

La pasada noche tuvo lugar en Madrid la gala de entrega de los Premios 20Blogs, que en su quinta edición ha superado los 5000 participantes.

En el apartado de Ciencia, Tecnología e Internet, la ganadora fue "Gem@ BLOG" una propuesta cuando menos curiosa, que mezcla diseño y herramientas para blogueros. Los cuatro finalistas fueron:
  • ChicaGeek: todo lo que hay que saber sobre el software más útil para una vida moderna y enganchada al ordenador.
  • Diseño Grafico con Photoshop: el nombre lo dice todo... una ayuda inestimable.
  • La Ciencia y sus Demonios: el único blog realmente científico de todo este quinteto, y un excelente trabajo de equipo
  • Bloguismo: consejos tremendamente necesarios para quien quiera meterse en este mundillo del blogueo.
Está claro que los blogs tecnológicos consiguieron llevarse la mayor parte del palmarés. Me da la impresión que una de las necesidades para que los blogs científicos puedan alcanzar mayor exposición sería separar en dos categorías diferenciadas Ciencia y Tecnología. ¿Por qué? Bueno, uno de los aspectos de estos premios es que son concedidos por los propios blogueros inscritos a los mismos. Y dado que hay muchísimos más blogs tecnológicos que científicos, el número de votantes potenciales está muy sesgado. Eso por no hablar de que los blogs científicos, salvo excepciones, no suelen apuntarse a este tipo de competiciones. Otra posibilidad de cambio sería abrir las votaciones a todos los internautas y que de esta manera el número de votantes pudiera ser mucho mayor para ambos tipos de blogs.


La otra categoría que nos interesa en particular aquí es la de Medio Ambiente, en la cual el blog ganador fue "El Ojo de Darwin", un blog totalmente nuevo obra de seis entusiastas de la evolución biológica, los cuales claramente han conseguido engatusar a los lectores. Pero tampoco están nada mal los cuatro finalistas de esta categoría:
Bueno, eso es todo desde aquí. Si queréis profundizar en este mundillo bloguero, no dudéis en ver los resultados de las ediciones anteriores.

martes, 4 de mayo de 2010

Documentales paleontológicos... más, más y más...

Aprovechando que se acercan las fechas de nuestra excavación anual en los yacimientos paleontológicos de Somosaguas, enlazo aquí con un blog sobre documentales en el cual la Paleontología es una constante habitual.

"Documentales-MHF" tiene ya cerca de un año y medio de vida y en todo este tiempo, son más de una treintena los documentales dedicados a temas paleontológicos... Y a ellos se unen otros que tratan cuestiones evolutivas o puramente geológicas. Otros temas habituales son la Astronomía y la Naturaleza.

Sin duda un blog que merece la pena visitar de vez en cuando, aunque sólo sea como reivindicación contra la telebasura... Y no es porque lo diga yo...

domingo, 14 de marzo de 2010

Programas de Referencia: "El Hombre y la Tierra" o el despertar de la conciencia ecologista de un país...

Hoy se cumplen 30 años del prematuro fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente. Por eso, queremos aprovechar desde aquí para homenajear a su más conocida obra de divulgación de los valores naturales de las serranías ibéricas y los campos españoles, "El Hombre y la Tierra".

Gracias a esta serie que revolucionó la televisión y hasta la sociedad española, pudimos asistir al nacimiento en nuestro país de lo que ahora se conoce como concienciación ecológica, o ecologismo.

Constituye aún hoy en día el mejor exponente realizado por nuestra televisión pública de lo que debería ser un auténtico programa de divulgación, en este caso, de los valores naturales de nuestro país.

92 capítulos de media hora de duración fueron dedicados a las diferentes especies y ecosistemas que se pueden encontrar en los paisajes de nuestra geografía. A esos, les habían precedido otros 18 sobre la naturaleza venezolana. Finalmente, tras 14 episodios rodados en Alaska y Canadá, la serie terminó repentinamente en 1980 debido al fallecimiento de Félix Rodríguez de la Fuente en accidente aereo en medio del rodaje de uno de los capítulos.

Y qué mejor manera de homenajear a ese magnífico programa y a su director, que volver a ver todos los episodios de la mítica serie que ahora vuelven a emitir en RTVE. En cualquier caso, también os recomiendo que visitéis "Naturaleza y Medio Ambiente", pues desde allí se pueden descargar los 124 capítulos de "El Hombre y la Tierra".

jueves, 4 de junio de 2009

David Attenborough recibe el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales

Si hace unas semanas destacabamos la labor de David Attenborough como divulgador de las Ciencias Naturales, hoy vemos cómo esa misma labor le ha valido el Premio Príncipe de Asturias.

Desde M.A.S./B.S. no podemos más que alegrarnos por él y por el hecho de ser casi visionarios en nuestra última selección de la serie Divulgadores Excepcionales.

lunes, 4 de mayo de 2009

En exclusiva para la Paleoblogosfera... el nuevo ranking de blogs científicos de Wikio

88, 49, 47, 38, 34, ...

No se trata de una estraña secuencia numérica que codifica algún místico e inconfesable secreto...

Es la progresión que a lo largo de los últimos meses ha seguido nuestro blog "Más Allá de Somosaguas (UCM) Beyond Somosaguas" dentro del ranking de Wikio para blogs científicos en español. Netamente, podemos afirmar que se trata de todo un éxito para un blog que todavía no ha cumplido el año.

En vista de que gracias a esa excelente escalada de puestos ahora ocupamos una de las primeras posiciones de la categoría de Ciencia (bueno, el 34 esta bien, aunque no sea de "las primerísimas"), desde Wikio nos han elegido para publicar en exclusiva el anticipo del nuevo ranking para este mes (el ranking completo se hará público mañana):

1Fogonazos
2El blog verde
3Maikelnai's blog
4Tecnologia obsoleta
5Ciencia en el XXI. Mirando con la mente
6erenovable
7Ciencia Kanija
8Eduard Punset
9A bordo del Otto Neurath
10Genciencia
11La ciencia es la única noticia
12La Cartoteca
13La revolución naturalista
14Novedades Científicas
15Museo de la Ciencia
16GOLEM
17Mundo Neandertal
18Redes en la Red
19La logica del titiritero
20Wis Physics
21Natura Curiosa
22Diario de un copépodo
23Biocarburante.com
24A Nosa Biblioteca 3.0
25co2
26El Documentalista Enredado
27El PaleoFreak
28El Tamiz
29Ojo Cientifico
30El tao de la física
31Boulé
32Sistemas Inteligentes
33Sonicando
34Más Allá de Somosaguas (UCM)
35E-ciencia
36Gaussianos
37Investigación GeoPaleoBiológica
38Tito Eliatron Dixit
39Historias de la ciencia
40Sopa de Ciencias
41Astrobloguers
42Ikkaro
43NeoFronteras
44Física en la Ciencia Ficción
45Infoastro
46Ciencia y Tecnología Nuclear
47Apuntes científicos desde el MIT
48Mujeres de Roma
49El Cuaderno de Godzillin
50El beso en la Luna

Ranking Wikio.

viernes, 30 de enero de 2009

Biodiversidad Virtual ¡colapsada!

A través de nuestra compañera Ana R. Gómez Cano, nos enteramos de la existencia de "Biodiversidad Virtual", una página web que desde 2001 lleva subiendo fotografías georeferenciadas de la fauna y flora ibéricas. En este momento hay más de 70.000 imágenes digitales subidas a la web por los usuarios de la página, que sobrepasan los 1.200. Además de ellos, participan desinteresadamente en el proyecto hasta 150 expertos de diversas ramas de la Biología.

Lo más interesante de todo este asunto es que hasta ahora no ha existido ningún tipo de apoyo institucional y la gran aceptación que ha recibido esta iniciativa ha sido debida gracias a la expasión de las redes sociales de internet, que ha facilitado una movilización espontánea de personas con los mismos intereses. Ahora podemos encontrar que miles de expertos y aficionados están día a día cartografiando la biodiversidad, volcando fotografías, clasificando especies y empleando la base de datos para ampliar estudios sobre la fauna y flora o sobre el cambio climático y su influencia sobre la fauna y la flora.

Una vez que la base de datos sobre la biodiversidad ibérica está afianzada, está claro que Biodiversidad Virtual tiene intención de ampliar su registro a otros países. Por de pronto ha organizado una búsqueda de nuevos datos en Marruecos durante febrero. Y también otras áreas de la Naturaleza van a ser exploradas, por ejemplo la Geología.

Pero la sorpresa es mayúscula al intentar hoy acceder a esta página y descubrir que está colapsada pues la aparición de un artículo en El Mundo ha aumentado de manera expectacular el tráfico a este portal. Aquí está el mensaje que nos encontramos al acceder:
<< Debido a la cantidad de visitas provocadas por aparecer en la portada del mundo.es, nuestro portal está colapsado por todas las peticiones que está recibiendo. Os rogamos que tengais paciencia hasta poder solucionar el problema.
Gracias por vuestro apoyo!
>>
Esperamos que en breve puedan solucionar este problemilla y tengamos nuevamente acceso a todas sus posibilidades.

jueves, 8 de enero de 2009

Wallace, pieza clave del Darwinismo

En el Año de Darwin no deberíamos olvidarnos de otro científico cuya importancia para el desarrollo de la Teoría Evolutiva fue, al menos, tan grande como la del propio Darwin.

Alfred Russel Wallace (1823-1913)

Se cumplen hoy 185 años del nacimiento de este insigene biogeógrafo. Una biografía bastante completa puede encontrarse en la Wikipedia, por no hablar de The Alfred Russel Wallace page o The Alfred Russel Wallace website.

Su vida como naturalista de Mundo comenzó en 1848, cuando inspirado por sus lecturas de los viajes de exploración de Humboldt, Edwards o el propio Darwin, decidió embarcarse rumbo a Brasil, con la intención de recolectar especímenes de insectos en la selva amazónica y probar sus ideas acerca de la transmutación de las especies (que por aquel entoces estaba de moda gracias a Lamarck o a Darwin abuelo). Durante cuatro años estuvo Wallace recorriendo la Amazonía, recolectado especímenes y tomando notas sobre la geografía, la flora y fauna y los pueblos indígenas. En ese tiempo observó que las barreras geográficas (tales como los mayores ríos de la cuenca amazónica) a menudo actuaban como límites de distribución de especies muy cercanamente emparentadas. Tras su regreso a Inglaterra escribió diversos artículos y libros sobre esta expedición. En uno de estos trabajos (Wallace, 1852) se hizo la siguiente pregunta: "Are very closely allied species ever separated by a wide interval of country?", la cual ya mostraba su profundo interés por la Biogeografía y su interelación con la Evolución. También aprovechó para preparar la siguiente expedición, que le convertiría en un científico reconocido en el mundo entero hasta nuestros días.

En 1854 inició su famosa travesía por Indonesia y Malasia. Sus observaciones acerca de las profundas diferencias que se pueden observar entre las islas orientales y las occidentales de estos archipiélagos le llevaron a proponer la existencia de un marcado límite biogegráfico cruzando Indonesia de Sur a Norte, la conocida como "Línea de Wallace", que separa las regiones biogeográficas Oriental y Australiana.


En años posteriores a su regreso de este viaje escribió un libro que se convirtió en el manual de referencia de todo biogeografo, "The Geographical Distribution of Animals" (Wallace, 1876) hasta mediados del siglo XX. En los dos volúmenes que componen este libro, Wallace dividió la superficie terrestre en las seis regiones zoogeográficas que todavía se usan en la actualidad.

Volviendo al relato de su viaje por el archipiélago indomalayo, durante el mismo escribió "On the Law which has regulated the Introduction of Species" (Wallace, 1855) en el cual concluye que "every species has come into existence coincident both in space and time with a closely allied species" respondiendo a su anterior pregunta sobre la distribución geográfica de las especies emparentadas y avanzando en las cuestones evolutivas que tanto le preocupaban. La aparición del artículo hizo que los amigos de Darwin urgieran a este a publicar su obra largamente gestada sobre Evolución, para que pudiera claramente establecer su prioridad sobre el concepto. Mientras tanto Wallace sigió trabajando en su investigación biogeográfica del archipiélago indomalayo y convenciéndose de la realidad de los procesos evolutivos. Más adelante, escribiría en su autobiografía (Wallace, 1905):
"The problem then was not only how and why do species change, but how and why do they change into new and well defined species, distinguished from each other in so many ways; why and how they become so exactly adapted to distinct modes of life; and why do all the intermediate grades die out (as geology shows they have died out) and leave only clearly defined and well marked species, genera, and higher groups of animals?"
Como queda claro en esta aseveración, a Wallace ya no le preocupaba si la Evolución tenía lugar... eso era algo que para él estaba sobradamente claro. Él había avanzado hacia la preocupación por los procesos que regulaban esa evolución.

Durante esos años Darwin y Wallace mantuvieron una asidua correspondencia y en Febrero de 1858 Wallace le envió el manuscrito inédito de "On the Tendency of Varieties to Depart Indefinitely From the Original Type", con la petición de que lo revisara. En este trabajo Wallace esbozaba los mecanismos evolutivos que dan lugar a la divergencia de distintas especies debido a las presiones ambientales. Darwin quedó impresionado por el trabajo; y también se dió cuenta de que era muy similar a la teoría que él mismo había estado desarrollando durante 20 años, pero que todavía no había publicado. En Julio de ese mismo año, Lyell y Hooker presentaron los estudios de Darwin y Wallace en un congreso de la Linnean Society of London, uniendo al trabajo de Wallace algunos extractos de un ensayo de Darwin, una carta escrita en 1857 sobre el tema y algunos otros escritos que marcaban la prioridad de Darwin sobre la cuestión. Wallace aceptó este arreglo, contento de que se le hubiera incluido como co-autor de la presentación (Darwin & Wallace, 1858), pues sabía que el estatus científico de Darwin era mucho más elevado que el suyo y era improbable que sin su colaboración se hubieran tomado en cuenta sus ideas sobre la Evolución. Sin embargo ahora alcanzarían fama internacional con la publicación al año siguiente del "Origen de las Especies" de Darwin (1859), donde es uno de los científicos más citados por sus trabajos sobre las especies del Amazonas e Indomalasia.

En 1862 Wallace regresó nuevamente a Inglaterra, donde dedicó gran parte de su tiempo a escribir nuevos trabajos y dar conferencias en diversas sociedades científicas sobre sus descubrimientos y sobre la valided de la selección natural. En 1912, publicó el libro "Darwinism" en donde propuso un escenario de especiación que, a través de la selección natural, permitía el desarrollo de barreras frente a la hibridación entre especies. Según este escenario, cuando dos poblaciones de una especie han divergido más allá de un cierto punto, cada una adaptándose a unas condiciones ambientales particulares, los híbridos están peor adaptados que cualquiera de sus parentales y, por ello, son más proclives a no sobrevivir. De esta manera los individuos que evitan apareamientos híbridos tenderán a tener una descendencia mejor adaptada y con mayores probabilidades de supervivencia, aumentado el aislamiento reproductivo de cada especie. De ahí que numerosas especies hagan un esfuerzo superlativo a la hora de atraer a sus parejas y diferenciarse de otras especies similares, como Wallace pudo comprobar, por ejemplo, en las aves del paraiso. Esto es lo que ha llegado a conocerse como el Efecto Wallace y actualmente se acepta como uno de los procesos potencialmente importantes en el desarrollo de nuevas especies.

Aunque esencialmente las visiones de Wallace y Darwin sobre la Evolución eran muy similares, también se podían apreciar diferencias. Mientras Darwin enfatizaba la competencia entre individuos para incrementar la supervivencia y la reproducción como el principal motor evolutivo, Wallace daba mayor preponderancia a la biogeografía y las presiones ambientales sobre las especies. Estas dos visiones de los procesos evolutivos siguen vivas en nuestros días y son motivo de discusión dentro de los ámbitos científicos, con la primera idea encarnada en la hipótesis de la Reina Roja de Leigh Van Valen (1973) y la segunda visión recogida dentro de las hipótesis de los Pulsos de Cambio o del Uso de los Recursos de Elisabeth S. Vrba (1980, 1987, 1992, 1995, 2005).

Referencias
  • Darwin, C.R. (1859) On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life. John Murray.
  • Darwin, C.R. & Wallace, A.R. (1858) On the tendency of species to form varieties; and on the perpetuation of varieties and species by natural means of selection. Journal of the Proceedings of the Linnean Society of London, Zoology, 3: 46-50.
  • Van Valen, L. (1973) A new evolutionary law. Evolutionary Theory, 1: 1-30.
  • Vrba, E.S. (1980) Evolution, species, and fossils: How does life evolve? South African Journal of Science, 76: 61-84.
  • Vrba, E.S. (1987) Ecology in relation to speciation rates: some case histories of Miocene-Recent mamal. clades. Evolutionary Ecology, 1: 283-300.
  • Vrba, E.S. (1992) Mammals as a key to evolutionary theory. Journal of Mammalogy, 73: 1-15.
  • Vrba, E.S. (1995) On the connections between paleoclimate and evolution. En: Paleoclimate and Evolution with emphasis on Human Origins (eds.: E. S. Vrba, G. H. Denton, T. C. Partridge & L. H. Burckle), pp. 24-45. Yale University Press.
  • Vrba, E.S. (2005) Mass turnover and heterochrony events in response to physical change Paleobiology, 31 (2): 157-174.
  • Wallace, A.R. (1852) On the Monkeys of the Amazon. Proceedings of the Zoological Society of London, 20: 107-110.
  • Wallace, A.R. (1855) On the Law which has regulated the Introduction of Species. Annals and Magazine of Natural History, 16: 184-196.
  • Wallace, A.R. (1876) The Geographical Distribution of Animals: With a Study of the Relations of Living and Extinct Faunas as Elucidating the Past Changes of the Earth's Surface. Harper and brothers.
  • Wallace, A.R. (1912) Darwinism: An Exposition of the Theory of Natural Selection, with Some of Its Applications. Macmillan.
  • Wallace, A.R. (1905) My Life: A Record of Events and Opinions. Chapman & Hall.