martes, 14 de octubre de 2008

Romance de la Derivada y el Arcotangente

El siguiente texto es anónimo y apareció en uno de los números de "El Cuaternario", una de las muchas revistas que han circulado por geológicas. Quiero aprovechar para animaros a los que tengais un poquito de tiempo que intentéis sacar adelante algún periódico para la facultad ya que es uno de vuestros medios de expresión y de haceros oir en esta facultad.

Veraneaba una derivada enésima en un pequeño chalé situado en la recta del infinito del plano de Gauss, cuando conoció a un arcotangente simpatiquísimo y de espléndida representación gráfica, que además pertenecía a una de las mejores familias trigonométricas.
Enseguida notaron que tenían propiedades comunes.
Un día, en casa de una parabóla que había ido a pasar allí una temporada con sus ramas alejadas, se encontraron en un punto aislado de ambiente muy íntimo. Se dieron cuenta de que convergían hacia límites cuya diferencia era tan pequeña como se quisiera. Había nacido un romance. Acaramelados en un entorno de radio epsilon, se dijeron mil teoremas de amor.
Cuando el verano pasó, y las parábolas habían vuelto al origen, la derivada y el arcotangente eran novios. Entonces, empezaron los largos paseos por las asíntotas, siempre unidos por un punto común, los interminables desarrollos en serie bajo los conoides llorosos del lago, las innumerables sesiones de proyección ortogonal, ... Hasta fueron al circo donde vieron una troupe de de funciones logarítmicas dar saltos infinitos en sus discontinuidades. En fin lo que eternamente han hecho los novios.
Durante un baile organizado por unas cartesianas, primas del arcotangente, la pareja pudo tener el mismo radio de curvatura en varios puntos. Las séries melódicas eran de ritmos uniformemente crecientes y la pareja giraba entrelazada alrededor de un mismo punto triple. Del amor había nacido la pasión. Enamorados locamente, sus gráficas coincidían en más y más puntos.
Con el beneficio de la venta de unas fincas que tenían en el campo complejo, el arcotangente compró un recinto cerrado en el plano Rienmann. En la decoración se gastó hasta el último infinitésimo. Adornó las paredes con unas tablas de potenciales de "e" preciosas, puso varios cuartos de divisiones del término independiente que costaron una burrada. Empapeló las habitaciones con las gráficas de las funciones mas conocidas, y puso varios paraboloides de revolución chinos de los que surgían desarrollables tangenciales en flor. Bernouilli le prestó su lemniscata para adornar su salón durante los primeros días. Cuando todo estuvo preparado, el arcotangente se trasladó al punto impropio y contempló satisfecho su dominio de existencia.
Varios días después fue en busca de la derivada de orden "n" y cuando llevaban un rato charlando de variables arbitrarias, le espetó sin mas:
¿Por qué no vamos a tomar unos neperianos a mi apartamento? De paso lo conocerías, ha quedado monísimo!!!
A ella, que le quedaba muy poco para anularse, tras una breve discusión del resultado, aceptó.
El novio le enseño su dominio y quedó integrada. Los neperianos y una música armónica simple, hicieron que entre sus puntos existiera una correspondencia unívoca. Unidos así miraron el espacio euclídeo. Los astroides rutilaban en la bóveda de Viviany - Eran Felices!!!
"¿No sientes calor?" dijo ella.
"Yo sí ¿y tu?"
"Yo también"
"Ponte en forma canónica, estarás mas cómoda"
Entonces él se fue quitando constantes. [...]
Al cabo de un tiempo, la derivada enésima perdió su periodicidad. Posteriores análisis algebraicos demostraron que su variable había quedado incrementada y su matriz era distinta de cero.
Ella le confesó a él, saliéndole los colores: "Voy a ser primitiva de otra función"
Él respondió: "podemos eliminar el parámetro elevando al cuadrado y restando"
"Eso es que ya no me quieres"
"No seas irracional, claro que te quiero. Nuestras ecuaciones formarán una superfície cerrada, confía en mí"
La boda se preparó en un tiempo diferenciable de "t", para no dar que hablar en el círculo de los nueve puntos.
Los padrinos fueron el padre de la novia, un polinomio lineal de exponente entero y la madre del novio, un asiroide de noble asíntota. La novia lucía coordenadas cilíndricas de "Satung" y velo de puntos imaginarios.
Ofició la ceremonia Cauchy, auxiliado por Pascal y el nuncio S.S. Monseñor Ricatti. [...]
Hoy día, el arcotangente tiene un buen puesto en una fábrica de series de Fourier, y ella cuida de cinco lindos términos de menor grado, producto cartesiano del amor.

Je je je, ahí queda eso...

1 comentario:

Chuparrocas dijo...

No me he enterado de nada. Malditos matemáticos...

Por cierto, si sale lo de la revista contad con mi intelecto sobrenatural.