Hace algunos días hablé de Watchmen, un prestigioso cómic, ganador de varios premios literarios (entre ellos el Hugo, que se da a las novelas de Sci-fi y fantasía) y que supuso una revolución en su género. No os voy a hablar del argumento y esas cosas, porque para eso está la Wikipedia y cualquier tienda de libros para comprároslo. Lo que me trae ahora por estos lares es un pasaje muy curioso centrado en la geología. Más que a la geología está dedicado a un tema que siempre nos hemos preguntado los geólogos (y demás científicos en general): la insignificancia de la vida humana con relación a la vida del planeta.
Os pondré en antecedentes. El diálogo se desarrolla en Marte. Laurie Jusperzic, la identidad secreta de El Espectro de Seda, intenta convencer al Doctor Jonatan Osterman, alias Dr. Manhattan (superhombre que puede controlar la materia a su antojo), para que vuelva a la Tierra y salve a la humanidad de un gran peligro. Pero Jon ha perdido la esperanza y lo único que le importa es la naturaleza de Marte. Para él el ser humano, al lado del planeta rojo, es insignificante.
JON: El tiempo es simultaneo, una joya de estructura intrincada que los seres humanos insisten en contemplar sólo desde un lado cada vez, cuando el diseño total resulta visible en cada cara.
Pero Laurie tiene sus motivos para convencerle.
LAURIE: [...] Vale, admito que mucha gente lleva una vida asquerosa con la que no logra nada tangible, pero... ¿pero a caso sólo tenemos importancia para el universo en ese sentido? Es decir, el mero hecho de la existencia de la vida ¿acaso no es importante?
JON: En mi opinión es un fenómeno excesivamente sobrevalorado. A Marte le va muy bien sin ni siquera microorganismos. Mira: ahí, debajo de nosotros, está el polo sur. Sin vida. Sin ninguna clase de vida, con sólo unos escalones gigantes de 30 metros de alto, erosionados por el polvo y el viento que conforman una topografía que cambia constantemente. Que fluye y muta alrededor del polo en ondas separadas por 10.000 años de distancia. Dime ¿esto mejoraría mucho si instalaran un oleoducto?
L: Jon, si lo miras así, claro, la humanidad no ha ayudado precisamente a la naturaleza, pero en el otro lado de la balanza pon las vidas de los artistas, los científicos, los poetas... Joder, incluso mi vida tiene que ver algo [...] Mira, hablando de la naturaleza: ¡sin vida no habría naturaleza!
J: Tu definición se queda corta; la vida insiste en verlo todo desde su propio punto de vista cuando hay otras alternativas. Estos desfiladeros desordenados de ahí abajo, donde los volcanes fundieron el hielo hasta convertirlo en géiseres abrasadores, podrían haber sido manantiales, fuente de vida. Cuando el hielo subterraneo se fundió, la superficie se desmenuzó y liberó torrentes de agua que formaron vastos ríos que se secaron hace ya mucho tiempo. La vida podría haber prosperado entonces, pero Marte no eligió la vida. Eligió esto. A lo cual se denomina terreno caótico.
L: ¿Sí? Bueno, la vida normal, mi vida, también pisa un "terreno caótico"... ¿o acaso eso te resulta demasiado abstracto, demasiado difícil de cuantificar? Es decir, te fascinan tanto las rocas que acaban retorciéndose hasta tener extrañas formas que... ¡deberías haber visto cómo era yo de joven, madre mía! [...]
Sin embargo, Jon sigue a lo suyo.
J: [...] Hemos hablado de esto antes, Laurie. Has argumentado que la vida humana es más importante que este magnífico páramo desolado y no me has convencido. Intentaste comparar la mera incertidumbre de vuestra existencia con el caos del mundo que se encuentra ahí debajo. Pero ¿dónde están las cumbres que pueden rivalizar con este Olimpo? ¿Dónde están las profundidades que pueden competir con estas? Ah, ya estamos cerca de Valles Marineris. Puedes verlo por ti misma. Se extiende a lo largo de 4.000 km, así que mientras un extremo ve la luz del día en el otro es de noche. Las diferencias de temperatura dan lugar a ruidosos vientos que congregan océanos de niebla a lo largo de un desfiladero de 6 km de profundidad. ¿Acaso el alma humana conoce unos abismos tan profundos?
Pero nada es infructuoso y los intentos de Laurie por convencer al Dr. Manhattan finalmente dan sus frutos, aunque involuntariamente.
J: Los milagros termodinámicos... son unos sucesos con unas posiblilidades tan remotas de que lleguen a producirse que prácticamente resulta imposible que acaben dándose. Por ejemplo: que el oxígeno se transforme de manera espontanea en oro. Tengo muchas ganas de ver algo así. Y aun así, en cada apareamiento humano, mil millones de espermatozoides compiten para llegar a un solo óvulo. Multiplica esas posibilidades por las innumerables generaciones que ha habido de seres humanos, por las posibilidades de que tus antepasados vivieran, se conocieran, engendraran a ese hijo en concreto, a esa hija exactamente. [...] Destilar una forma tan específica a partir de tal caos de improbabilidades resulta tan difícil como que el aire se transforme en oro. El cénit de lo imposible. Un milagro termodinámico.
L: Pero... si yo, si mi concepción, es un milagro termodinámico... ¡Se podría decir eso mismo de cualquier persona del mundo!
J: Sí. De cualquier persona del mundo. Pero el planeta está tan lleno de gente, tan repleto de milagros, que acabamos considerándolos algo normal y olvidamos lo que son. Yo lo olvidé. Contemplamos la Tierra día tras día hasta que acaba convirtiéndose en un lugar al que consideramos monótono. Pero visto desde ese punto de vista, como si fuera algo nuevo, aun es capaz de asombrarnos. [...]
Watchmen tiene el honor de ser el único cómic en la historia en aparecer en la lista de las mejores novelas del siglo XX, elaborada por la revista TIME. Convendría que os lo leyérais, coprenderíais por qué al cómic se le considera el 9º arte (si no os importa gastaros treinta y pico euros).
Fin de campaña Somosaguas 2024... ¡Gracias por todo!
-
Por desgracia, el viernes por la mañana tuvimos que cancelar la excavación
debido a las lluvias. Es una pena que el clima haya decidido poner fin a
nuest...
Hace 2 meses
2 comentarios:
Muy bueno... Impresionante...
¡Las cosas que pueden decirse en los comics! Si todo es así, no me extraña que a este lo hayan considerado una novela.
PD.: He de comunicaros que yo no soy ningún aficionado a los comics (salvo muy raras excepciones).
Si bien yo no soy ninguna experta en los comics, cada tanto me gusta disfrutar de algunas historietas. Cada vez que me voy de vacaciones compro nuevos comics, y como ya tengo los Pasajes al Caribe espero poder obtener nuevas historietas para el viaje
Publicar un comentario