jueves, 31 de diciembre de 2009

Nos despedimos de Darwin...

Bueno, pues después de un año de referencias a la vida y obra de Charles Darwin, hoy ha llegado el momento de despedirnos de este personaje que logró exponer una teoría evolutiva la cual sigue totalmente vigente 150 años después en el colectivo científico.

Ya hemos estado presentando a lo largo de todo el año múltiples evidencias de la importancia del trabajo de Darwin y algunas de las personas con las que se relacionó.

En lo que quizás no hemos hemos hecho suficiente hincapié es en el aspecto revolucionario que tuvo. La teoría de la Evolución por selección natural supuso un cambio radical en la sociedad de mediados del siglo XIX. Su libro sobre "El Origen de las Especies" y las secuelas que le siguieron ("El Origen del Hombre" y "La Expresión de las Emociones...") constituyeron las primeras aportaciones científicas que indirectamente atacaban al estamento religioso y a la idea omnipresente hasta ese momento de que la acción divina estaba detrás de todos los aspectos de la naturaleza y la vida.

Si el siglo XVIII había supuesto una edad de oro del descubrimiento de nuestro planeta, con la Ilustración como fuerza motora, tan sólo había generado un incremento en la descripción de la diversidad natural del mismo. Fue el siglo XIX, con su multitud de movimientos revolucionarios, el que generó un nuevo ímpetu en la búsqueda de explicaciones para toda esa biodiversidad, la cual culminó con la obra de Darwin (y Wallace). Y a partir de ese momento, la Ciencia en general se deshizo de sus ataduras religiosas y supuso el gran despegue de la sociedad occidental para enfrentarse a los grandes retos del siglo XX, muchos de los cuales fueron incluso producto del nuevo desarrollo tecnológico.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Inicio del Viaje del Beagle

El 27 de Diciembre de 1831 se inició en la Bahía de Plymouth la segunda travesía del Beagle. Una importante diferencia que tuvo con respecto a la primera es que esta vez contaba entre su tripulación con un joven de 22 años, el cual cambiaría la visión que la humanidad tiene de la naturaleza gracias a las experiencias y observaciones que pudo reunir en este viaje de casi cinco años (aunque había sido planeado para algo más de dos... -parece que incluso en el Gran Imperio Británico había a veces problemas de organización, jeje-). Tenemos que agradecer al capitán Robert FitzRoy y a Francis Beaufort (su mentor) el haber invitado, a través de su nunca adecuada- mente agradecido amigo común John Henslow, a este joven naturalista para actuar como acompañante del capitán y, de paso, participar como miembro de la expedición encargado de realizar los apuntes científicos.

Tal naturalista no fue otro que el joven Darwin, quien se vió muy gratificado desde el inicio de este viaje, que le permitía alejarse de su Inglatera natal y poner en práctica sus pasiones coleccionistas en torno a los escarabajos (sólo en sus primeras paradas en Brasil e Uruguay capturó centenares, que envió diligentemente a Cambridge).

También realizó observaciones acerca de la asombrosa fauna y vegetación del Cono Sur sudamericano, incluyendo los fósiles de gliptodontes, interesantes parientes gigantes de los armadillos, con grandes corazas sin articular. Y tampoco olvidó consignar todas sus observaciones sobre las diferentes culturas indígenas con las que se encontró. De hecho, tuvo mucho tiempo para ello, porque el mal tiempo en las costas de Tierra de Fuego les obligó a esperar. Y a Darwin le faltó tiempo para incluirse en diferentes expediciones tierra adentro que exploraron la Pampa y la Patagonia argentinas.

Cuando finalmente lograron cruzar a las costas del Pacífico sudamericano, Darwin participó en varias visitas a las faldas de los Andes, donde realizó numerosas observaciones de gran interés geológico. Más adelante el beagle llegó a las Islas Galápagos, y de lo que pasó allí ya se ha hablado mucho... así que para qué repetir.

Seguidamente cruzó el Océano Pacífico, haciendo escala en Tahití y su lujuriosa vegetación, para alcanzar las colonias británicas de Nueva Zelanda, Australia y Tasmania, donde se maravilló con su vegetación, sus formaciones rocosas y sobre todo con su extrañísima fauna, particularmente el ornitorrinco.

En el Índico realizó una escala en las islas Cocos y visitó varias islas coralinas, que le inspiraron para continuar ejerciendo sus dotes como Geólogo. Y finalmente llegó a Sudáfrica, aunque sobre su parada en Ciudad del Cabo sólo se puede decir que fue primordialmente administrativa y de intendencia.

Y tras eso, se encaminaron a la madre patria... o casi... porque hubo que volver a pasar por Brasil (¡qué tragedia!) para volver a hacer unas mediciones que el capitán consideraba que podían ser erróneas... ¡qué escusa más buena! Bueno, podemos aprovechar ahora para comentar que el objetivo original de todo el viaje del Beagle no era que Darwin se paseara por las tierras salvajes de medio mundo sino cartografiar las costas de Sudamérica, con todas las desembocaduras de los ríos, y dibujar las diferentes montañas y colinas tal y como se veían desde el mar, con medidas de sus altitudes.


Un muy completo repaso sobre las incidencias de este largo viaje puede ser consultad en AboutDarwin, aunque siempre es recomendable leer el entretenido relato de viajes que constituyó el libro "The Voyage of the Beagle" publicado por Darwin en 1839, tres años después de su regreso.

Referencias
  • Darwin, C.R. (1839) The Narrative of the Voyages of H.M. Ships Adventure and Beagle. III: Journal and Remarks, 1832-1836. Henry Colburn.

martes, 15 de diciembre de 2009

Centrosaurinos, cabras y calaos... solucionando las diferencias a cabezazos

La entrada de hoy tiene algo de especial para mí por dos motivos. Primero, nunca pensé que yo iba a dedicarme un día a escribir una cosa seria sobre investigación realizada con fósiles de dinosaurios. Y segundo, lo que sí que jamás se me pasó por la imaginación es que un artículo científico sobre dinosaurios iba a citar alguno de mis trabajos... Sin embargo, hoy rompo esas líneas de pensamiento definitivamente pues precisamente es lo que ha pasado.

Concretamente, voy a hablar sobre un interesante trabajo de interpretación de las estructuras óseas existentes en un grupo de dinosaurios conocidos cono centrosaurinos:

ResearchBlogging.orgHieronymus, T.L., Witmer, L.M., Tanke, D.H., Currie, P.J. (2009) The Facial Integument of Centrosaurine Ceratopsids: Morphological and Histological Correla
tes of Novel Skin Structures. The Anatomical Record-Advances In Integrative Anatomy And Evolutionary Biology, 292: 1370-1396.

Lo primero, quizás, sería explicar quiénes son los centrosaurinos... para los que no somos dinomaniacos... Pues se trata de un grupo monofilético de dinosaurios ceratópsidos, que conforman el grupo hermano de los Triceratops y similares. La principal característica de los centrosaurinos es la presencia de una serie de estructuras oseas nasales de gran desarrollo y morfología muy variada.


Entre los más famosos de sus integrantes se encuentran Styracosaurus, con su gola rodeada de grandes espinas (ver arriba la reconstrucción de Sergio Pérez González), Pachyrhinosaurus, con sus rugosidades nasales de interpretación discutida, o Centrosaurus, con su robusto cuerno nasal.

La gran similitud estructural entre las ornamentaciones "corniformes" de los dinosaurios ceratopsios y las de los mamíferos ha llevado en numerosas ocasiones a los investigadores a establecer relaciones funcionales con similares implicaciones paleobiológicas (competición intraespecífica, selección sexual, reconocimiento de especie). Pero además de los cuernos, algunos centrosaurinos presentan una superficie rugosa de hueso que ha sustituido al cuerno nasal, y estos son precisamente los más derivados filogenéticamente. Por ello, el estudio de la transición entre una morfología y la otra puede arrojar luz sobre los patrones evolutivos en juego en este grupo. Y ese es el punto de partida de este trabajo.

Son dos las principales hipótesis planteadas para explicar las rugosidades nasales de Pachyrhinosaurus. La primera infiere la existencia de un gran cuerno de queratina similar al de los rinocerontes actuales, el cual podría servir como señal visual o como "arma" en la competencia por las hembras. La segunda supone la presencia de una superficie callosa que serviría como "ariete" durante las luchas entre machos, de modo similar a como hacen hoy en día las iguanas marinas de las Islas Galápagos. Ambas interpretaciones favorecen la selección sexual o social como factor evolutivo primordial en el desarrollo de estas estructuras. En este trabajo también se plantean otras poibilidades, como pueden ser la aparición de cuernos huecos de tipo casco (como los de los calaos del Sureste asiático) o de estructuras dérmicas osificadas.

Pero en cualquier caso, como la función de esas estructuras no se puede conocer directamente, ya que estos bichos se extinguieron hace sus buenos 65 millones de años (y más), lo que han acometido Hyeronimus y sus colaboradores es un análisis de estructuras óseas similares en vertebrados actuales en relación con la función que desempeñan (particularmente, las luchas entre machos por medio del choque de cabezas). De esa manera han podido llegar a ver si existe una relación real entre la estructura y su supuesta función, pues si no la hubiese entonces la adaptación propuesta no habría sido imprecindible para que se generasen esas estructuras.

La parte descriptiva del estudio es extraordinariamente exhaustiva y genera una visión novedosa sobre el aspecto que tendrían las cabezas de estos animales, presentando una multitud de diferentes ornamentaciones dérmicas asociadas a los diferentes tipos de extructuras óseas que se encuentran en sus cráneos.


La parte interpretativa sobre la función de estas diferentes estructuras se basa en estudios de las relaciones filogenéticas de diferentes grupos de bóvidos y calaos acuales para poder establecer una correlación estadística entre estructura y función. Los resultados sugieren que, ciertamente, hay una relación entre las luchas de machos y las rugosidades de la superficie ósea craneal que recibe los impactos del rival. Por tanto, las estructuras nasales de Pachyrhinosaurus podrían tener un análogo morfofuncional en los bueyes almizcleros actuales (Ovibos), que tienen similares superficies rugosas en el hueso frontal. De hecho, los autores incluso presentan un escenario evolutivo para la transición entre los cuernos largos y rectos de los centrosaurinos basales y las estructuras planas y rugosas de los más derivados. Esta se haría a través de los cuernos curvados antero-ventralmente de, por ejemplo, Einiosaurus, los cuales, debido a esa curvatura serían más robustos y podrían soportar los choques directos de las cabezas de los machos contrincantes (igual que los cuernos de los muflones actuales). Este comportamiento se afianzaría y finalmente favorecería el desarrollo de las estructuras rugosas (ya sin cuernos) vistas en Pachyrhinosaurus. Llegado este punto, quedaría muy bien poner una reconstrucción de dos grantes machos de alguna de estas especies peleándose a cabezazos (o narizazos, más bien), pero no he encontrado ninguna en toda la web...

Bueno, para terminar y por si alguien tiene curiosidad, sólo queda mencionar que el artículo que me han citado estos autores, (por lo cual les estoy muy agradecido) es:
  • Hernández Fernández, M. & Vrba, E.S. (2005) A complete estimate of the phylogenetic relationships in Ruminantia: a dated species-level supertree of the extant ruminants. Biological Reviews, 80: 269-302. (PDF)
el cual han utilizado como base filogenética sobre la que realizar el análisis de correlación de caracteres en los bovinos actuales (vacas, búfalos, antílopes enjaezados y afines).

En Research Blogging...
Hieronymus, T., Witmer, L., Tanke, D., & Currie, P. (2009). The Facial Integument of Centrosaurine Ceratopsids: Morphological and Histological Correlates of Novel Skin Structures The Anatomical Record: Advances in Integrative Anatomy and Evolutionary Biology, 292 (9), 1370-1396 DOI: 10.1002/ar.20985

martes, 1 de diciembre de 2009

Geología en la tele...

"El Vinosaurio" nos avisa de la aparición de este reportaje sobre Geología en el programa 3,14 de la 2.

tres14 - geología




Además de una visión muy variopinta de los avances más recientes en Geología, también podremos disfrutar de una entrevista a nuestro querido Francisco Anguita.

Como todos los programas de "televisión a la carta" sólo estará disponible durante una semana, así que no tardéis en verlo... aunque parece que también se pueden ver los programas antiguos aquí.